Travestismo
No sé si hay otro país del mundo donde los mismos que un día hacen parte de una turba que impide a los diputados llegar a su recinto, al día siguiente, en la oficina, se dedican a inventar y firmar sentencias declarando como nulo todo lo que hicieron los diputados en otro lugar, donde sí pudieron trabajar. El asunto es que “nos imponemos a morterazos o abusando de las leyes”, que para efectos prácticos es lo mismo. Para ellos igual es apedrear a un diputado que mandarlo a detener. La única diferencia es que para una acción usan pasamontañas, pantalones cholos y chinelas, y en el otro saco y corbata. Un travestismo obsceno el de estos magistrados.
Desesperados
El Frente Sandinista no puede lucir más desesperado que lo que luce ahora. Desde sus magistrados de la Corte Suprema de Justicia hasta el juez comunal de Chiquilistagua han sido obligados a cerrar fila para defender como si fuera válido un decreto que hasta un niño de primaria sabe que es ilegal. Y se inventan argumentos de los más estúpidos para sostenerlo, y firman cualquier cosa para protegerlo: ejecutan reformas constitucionales, arman y dictan recursos de amparo, ordenan detener el proceso de ley, hacen proclamas barriales, edictos medievales y si tuviese algún magistrado en la Corte Internacional de La Haya, téngalo por seguro que ya estaría inventándose alguna sentencia para decir lo mismo: que Daniel Ortega tiene el poder soberano de hacer con las leyes lo que le plazca. Ortega es la fuente de Derecho. Aquí en la tierra como en el cielo.
Transformación
Hombré, no vayan a creer que la Policía la tiene fácil. Pongámonos en sus zapatos. Imagínense lo que es estar en un proceso vertiginoso de reconversión en el que se pasa de ser “policía” a ser “algo”, aunque oficialmente se le siga llamando “Policía Nacional”. Se trata de adiestrar a un cuerpo para hacer todo lo contrario a lo que su naturaleza manda. A ver si me explico: si hay trifulca, gente armada, unos salvajes agrediendo a otros, una policía de verdad detiene a los agresores y los pone a la orden de juez. Esta, que por formalismos llamaremos “policía”, dice que no tiene permiso para detener a nadie, que ni siquiera recibe denuncias porque los agredidos deben llevar pruebas y su expediente completo, y si se lo llevan, luego lo dan por perdido Pero, en cambio a esta misma “policía”, sí la vemos levantado orondamente el carné en votaciones partidarias.
Arnoldo Alemán
Arnoldo Alemán debe percatarse de que, hoy por hoy, él es la principal carta que tiene Daniel Ortega. Una candidatura de Alemán es garantía segura de la victoria orteguista, por una sencilla razón: Alemán desune. Él lo sabe. Si él insiste en ser candidato, será la tercera vía de una oposición dividida, algo que, por supuesto, hace relamerse el bigote a Daniel Ortega del puro gusto. A estas alturas, sólo le queda demostrar que está contra todo este estado de cosas o que, definitivamente, está con Daniel Ortega, como siempre s e ha dicho.
Desesperanza
Cada día se vuelve más espesa la desesperanza. La gran mayoría de los nicaragüenses nos preguntamos si lo que está sucediendo con Nicaragua se podrá resolver en las urnas electorales. Asusta la posibilidad de una nueva guerra. Otra. Más muertos. Más destrucción. Retroceso a la prehistoria. Los políticos de ahora, incluyendo los sandinistas, y todos nosotros, los ciudadanos, estamos obligados a hacer todo lo posible para que los conflictos que vive Nicaragua puedan resolverse en las próximas elecciones, en un proceso donde la mayoría diga lo que se tiene que hacer, de una forma transparente, sin chanchullos. ¿Es acaso mucho pedir?
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