Esta semana hubo un interesante evento en el país. No fue ninguna mala noticia, tampoco fue algo controversial, características ambas que pesan mucho al decidir si una noticia va en la portada de un diario, y éste no es la excepción.
Sin embargo, el evento al que me refiero logró colarse en la portada sin tener esas características. Éste fue la premiación de Pioneros de la Prosperidad, un programa dirigido a fomentar a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y que por primera vez se está realizando en Centroamérica, después que inició en África hace tres años.
De las más de 600 empresas que participan en todo el istmo, 250 fueron nicaragüenses. De ellas dos resultaron ganadoras de 40 mil dólares cada una, fondos que deberán ser usados en mejorar sus negocios. Una tercera recibió una mención de honor y 10 mil dólares.
Este programa, que cuenta con el apoyo del BID y la fundación John Templeton, se enfoca en las pymes porque son el tipo de empresas que más ingresos generan a los países. En el caso de Nicaragua se estima que el 75 por ciento de las empresas son de este tipo y aportan el 40 por ciento del PIB. En números absolutos, se calcula que hay unas 150 mil pymes. Igual que en el resto de países, son en conjunto las mayores generadoras de empleo.
Alguien que asistió al evento comentó que “por unas cuantas horas, en ese salón (el del evento) la realidad de Nicaragua fue otra. Se sentía energía positiva, empuje, optimismo”.
Me llamó la atención porque en estos días ésos no son términos comunes en Nicaragua, pero sí son términos que definen a un verdadero empresario, aquí y en cualquier parte del mundo.
No me cabe duda de que esfuerzos como éstos son importantes para el país, porque además demuestran que somos gente de esfuerzo, de trabajo y que no nos doblegamos fácilmente. Es cierto que tenemos otras características menos halagüeñas, pero “nadie es perfecto”. Lo importante en resaltar aquí es que la semilla de la prosperidad la tenemos. Nicaragua, con su economía que está en último lugar en el istmo, fue el país que más proyectos presentó al programa.
Una pregunta que cabe, sin embargo, es que si existe ese empuje aún en estos duros momentos, ¿por qué no estamos mejor?
Bueno, el empuje individual es importante, pero las condiciones generales deben también estar allí. Estas pequeñas empresas, igual que todos los ciudadanos, necesitamos un Estado de Derecho para poder hacer proyecciones a largo plazo y con relativa tranquilidad.
Por ejemplo, este sector necesita actualmente la aprobación de leyes como la de Garantías Mobiliarias, la Ley de Fidecomiso, Ley de Arrendamiento Financiero y Ley de Facturas Cambiarias. Todas éstas dirigidas a facilitarles el acceso al financiamiento, o sea facilitarles el crecimiento. ¿Hemos oído que en los últimos meses los diputados discuten este tipo de leyes? Para nada.
Otra gran oportunidad que tienen nuestras mipymes es el Acuerdo de Asociación que la Unión Europea quiere firmar con la región en mayo.
Desde España vino el secretario de Estado para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia, para tratar de convencer al compañero comandante pueblo presidente Daniel de que hay que avanzar en este tema. Aunque no lo expresó con todas las letras, nadie duda que vino a pedirle que reconozca al gobierno de Porfirio Lobo, en Honduras, electo por los ciudadanos de ese país.
Pero en lugar de pensar las grandes oportunidades que se abren para el comercio nicaragüense con ese acuerdo, incluyendo a los micro, pequeños y medianos empresarios, que no son ningunos potentados, Ortega siguió hablando del “golpe en Honduras” y hasta habló de las supuestas “amenazas” que él veía en ese acuerdo.
Estamos claros de que los nicas sabemos trabajar y podemos prosperar. Lo que no sabemos es escoger a los políticos. [email protected]
Ver en la versión impresa las páginas: 11 A