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Vamos Padilla

Edgard Rodríguez C.Enviado especial FILADELFIA.- Esta ciudad de enorme contenido histórico y donde se dieron los primeros pasos para la construcción de la poderosa nación que es hoy día EE.UU., nos ha recibido con un frío violento, pero que resulta insuficiente como para ocultar sus atractivos. Y es que en medio de la opacidad provocada […]

Edgard Rodríguez C.Enviado especial

FILADELFIA.- Esta ciudad de enorme contenido histórico y donde se dieron los primeros pasos para la construcción de la poderosa nación que es hoy día EE.UU., nos ha recibido con un frío violento, pero que resulta insuficiente como para ocultar sus atractivos.

Y es que en medio de la opacidad provocada por la lluvia y el recogimiento a que obliga el frío, Filadelfia mantiene intacta su vivacidad, su ritmo y algo de lo que tuvo en mente William Penn, su fundador, cuando la llamó ciudad del amor fraternal.

Eso significa en griego Filadelfia (ciudad del amor fraternal), que lleva además con gran orgullo ser la cuna de la independencia de EE.UU. respecto a la colonia inglesa, hecho acontecido el 4 de julio de 1776 y encabezado por Thomas Jefferson.

Y se asegura que en sus inicios, Filadelfia era efectivamente un sitio donde tenía cabida todo el que quería ser libre y vivir en paz, con un gobierno basado en la tolerancia y eso se extendía para indios, blancos y negros, pero luego todo cambió.

No obstante, a esta ciudad se le atribuye haber forjado el concepto de la democracia y ofrecer al mundo nuevos senderos. Pero tras la muerte de Penn en 1718 se dio un gran retroceso que obligó la lucha hacia la independencia años después.

Quizá muy poco de esto nos interesaría, de no ser porque dos nicaragüenses a través de nuestra historia, han mantenido vínculos con Filadelfia y han creado una cierta conexión sentimental con esta ciudad mediante el beisbol de Ligas Mayores.

Primero fue Porfirio Altamirano, quien a inicios de los años ochenta, se enfundó en el uniforme a rayas de los Filis y ofreció lo que aún le quedaba tras su firma tardía para el beisbol rentado. Ahora es la época del veloz Vicente Padilla.

Padilla ha reactivado el nexo con los Filis y se ha convertido en depositario de muchas ilusiones para un país urgido de mejores referentes, no sólo para inclinar su admiración hacia ellos, sino para intentar seguirles en medio de la desesperanza.

Y para contarles la historia, aquí está LA PRENSA.

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