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Parece que por fin el Poder Judicial despierta de sus décadas de letargo e injusticia contra la población que precisamente demanda justicia en los Tribunales Comunes, desatando una ola de autos de prisión para funcionarios y políticos involucrados en escándalos públicos, pero deja una mala impresión y confirma una vez más que se mueve al ritmo de las situaciones políticas e intereses que puedan beneficiar a quienes dirigen este Poder del Estado.
El que delinquió debe ir a la cárcel con los años que se merece y aplicarle lo más duro posible y con todo el imperio de la ley, la sanción correspondiente, pero quienes conocemos cómo se mueven los tentáculos del poder por dentro y por fuera, estamos claros que seguimos en lo mismo o peor con un sistema judicial cuestionable, porque cuando hay intereses electoreros, la espada de Damocles cae de forma brutal sobre quienes esperan cambios de actitudes.
Resulta que justo cuando ha iniciado un año electorero, donde los políticos manejan a su gusto y antojo a los cuatro Poderes del Estado, el Poder Judicial quiere dar la imagen de eficiente, independiente y apegado a derecho, seguro para ganar simpatías de sus “padrinos políticos” y tratar de quedar bien con la comunidad internacional para seguir obteniendo fondos.
Además de los señores Jorge Solís, Gabriel Levy, Roberto Cedeño y Pedro Solórzano, seguro que otros podrían ser fulminados con auto de prisión por intereses de los dictadorzuelos del FSLN y del PLC, que seguirán quitándose de encima a gente que le hace sombra política o que han empañado la imagen del partido o del gobierno con actos al margen de la ley.
Pero también deja un rancio sabor que en casos anteriores a los jueces les ha temblado sus manos para imponer auto de prisión a quienes se les demostró sus actos de corrupción. Las figuras del presidente Arnoldo Alemán o del ex presidente Daniel Ortega juegan un papel importante en las altas esferas del Poder Judicial, y si creen que no es así, sólo recuerden cuando hubo crisis para elegir al presidente y vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia y tuvieron que intervenir los dos líderes políticos. ¿Lo recuerdan?
No sólo a Solís, Levy, Cedeño y Solórzano se les encontró méritos suficientes para dictarles auto de prisión, según los fallos judiciales, sino que han pasado otros hechos deleznables y los judiciales se hicieron los miopes.
El erario público se perdió en algunos casos porque el indiciado resultó ser un “ángel” para el Poder Judicial, en otro caso, hubo un muerto víctima de un crimen y al final el fallecido casi va a la cárcel porque el juez lo hizo aparecer en su descabellada sentencia como el agresor del procesado.
¿Qué más se puede esperar de políticos disfrazados de magistrados en la Corte Suprema de Justicia que fallan a favor o en contra cuando quieren o cuando les bajan “señas políticas?”