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CONTROVERSIA -Una opción riesgosa

  • Los sandinistas celebran hoy sus elecciones primarias -que ellos llaman “consulta popular”- para escoger a los candidatos que presentarán en las elecciones de noviembre. La posibilidad de que el FSLN gane los próximos comicios plantea la interrogante: ¿han cambiado y son confiables los sandinistas, o son los mismos de antes? Sandinistas y no sandinistas opinan sobre el tema en esta Controversia
  • El sandinismo orteguista ya resulta obsoleto y anacrónico, habiéndose quedado desde el punto de vista evolutivo, en el siglo y el milenio pasado, representando junto con el somocismo dos de las páginas más oscuras de la historia contemporánea de Nicaragua

Mauricio Mendieta Herdocia

A raíz de los recientes resultados electorales municipales, que en alguna medida les fueron favorables y hablando en el argot popular, los sandinistas se encuentran engallotados, y lo demuestran utilizando un exacerbado discurso triunfalista en relación a las próximas elecciones presidenciales.

Han comenzado a dar la cara y salir a luz pública al lado de Daniel Ortega, connotados personajes representativos de la década de los ochenta, quienes se habían mantenido durante los últimos diez años con un perfil bajo unos, y semi ocultos otros.

Hemos observado con gran preocupación y hasta con tristeza, cómo estos personajes y el mismo Ortega utilizan una retórica y tácticas exactamente iguales a las prácticadas en los años en que fueron gobierno. Emplean el mismo lenguaje, manejan los mismos conceptos y usan hasta la misma música de hace 20 años. Gracias a la libertad irrestricta de prensa existente y que ellos habían eliminado, incitan públicamente con frecuencia a la violencia que ya nadie quiere en este país, y siguen vociferando igual que antes.

Continúan empleando a lo externo, mentiras disfrazadas o bajo el ropaje de aparentes verdades, con el claro propósito de querer seguir engañando y confundiendo al pueblo.

A lo interno, el sandinismo orteguista les está recetando a sus propios compañeros, algunas de las medicinas y tratamiento que en la década de los 80, aplicaban a sus opositores y adversarios. No existe ningún tipo de tolerancia, y la consigna dirección nacional ordene sigue estando presente aunque con un matiz y modalidad diferente. .

Dice el sabio dicho popular nicaragüense, que por la víspera se saca el día, y lo recién sucedido a la diputada Mónica Baltodano y a otros dos diputados sandinistas, nos indica con toda claridad, de lo que serían capaces si llegaran nuevamente al poder.

No es necesario ser un analista o sabio político para deducir, de que si en este momento que no son gobierno, no aceptan ni permiten críticas ni formas de pensar diferentes a la de ellos, una vez alcanzado nuevamente el poder, la primera libertad conculcada o eliminada por estos personajes, sería la irrestricta libertad de expresión de que gozamos actualmente y que tanto sufrimiento, dolor y sangre le ha costado al pueblo nicaragüense en general y a los medios de difusión y periodistas en particular, llegando en algunos casos al sacrificio y a la muerte como Pedro Joaquín Chamorro.

Me inclino a pensar que existen algunos o muchos sandinistas que efectivamente aprendieron y tomaron experiencia de la época pasada, y que producto de esa vivencia han experimentado un cambio en su forma de pensar y actuar, y han evolucionado política e intelectualmente hablando de acuerdo a los tiempos actuales. Sin embargo, el sandinismo orteguista ya resulta obsoleto y anacrónico, habiéndose quedado desde el punto de vista evolutivo, en el siglo y el milenio pasado, representando junto con el somocismo dos de las páginas más oscuras de la historia contemporánea de Nicaragua.

Es importante destacar, que políticamente el sandinismo ha sido fortalecido y oxigenado gracias a las concesiones que innecesariamente le dieron los dos últimos gobiernos. En el primero con lo que se dio en llamar “protocolo de transición” y en el actual, con el ya famoso pacto libero-sandinista en donde inexplicable y torpemente bajaron el techo electoral al 35 %, además de las otras concesiones ya conocidas por todos. Tanto con el “protocolo de transición”, como con el pacto, el único ganador ha sido el sandinismo, y el costo político en ambos casos lo han asumido ambos gobiernos y partidos.

Por las diferentes razones expuestas, el sandinismo continúa siendo una opción riesgosa, porque representa una seria y clara amenaza a nuestro frágil, incipiente y amenazado sistema democrático.

También con este artículo:

El sandinismo es parte de la historia.

¡Para ganar hay que cambiar!

¿Hasta cuándo comandante?  

Editorial
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