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Quiebras bancarias y discrecionalidad

  • Ni el BCN ni la Superintendencia tienen ninguna facultad de beneficiar a unos depositantes
    en detrimento de otros

José Luis Medal

La quiebra del Banco del Café ha introducido un elemento nuevo que afecta a todos los depositantes. Se daba por sentado que en caso de insolvencia de una institución financiera, el Banco Central garantizaba de hecho la totalidad de los depósitos. Ello ocurrió en los casos del Banades, Banco Popular, Beca, Banco Sur, y más recientemente en el caso del Interbank. En todos esos antecedentes aunque no existe un seguro formal sobre los depósitos existía una especie de entendimiento tácito de que el Banco Central (BCN), o mejor dicho el público en general a través de sus impuestos pagaría los platos rotos. Esa tradición se ha roto en el caso del Banco del Café, lo cual tendrá importantes repercusiones en el futuro.

En Nicaragua, el Banco Central tiene serias limitaciones para actuar de prestamista de última instancia, como banquero de los bancos, ya que la mayor parte de los depósitos son en dólares, y esa institución puede imprimir córdobas pero no dólares. El BCN, al parecer agotó sus reservas en el caso del Interbank, por lo que no ha podido garantizar la devolución de todos los depósitos del Banco del Café.

Legalmente el BCN no tiene obligación de garantizar todos los depósitos ni es conveniente que así sea. Cuando el BCN garantiza totalmente los depósitos o los intereses de los accionistas, se produce lo que se denomina riesgo moral, es decir, la tendencia a asumir demasiados riesgos a fin de aumentar las utilidades. Es por ello que muchos países, aunque se considera necesario apuntalar a bancos en crisis, a fin de evitar una reacción en cadena que puede dar al traste con todo el sistema financiero, no se excluye la quiebra de los mismos ni se protege totalmente a los depositantes. El seguro a los depósitos en los Estados Unidos alcanza un monto de US$100,000 por persona.

El problema no está en cubrir parcialmente los depósitos. El problema actual radica en que el BCN al no proteger a todos los depositantes del Banco del Café ha evidenciado una grave situación de discrecionalidad y discriminación. Cabe preguntarse: ¿por qué en el caso del Interbank se protegió a todos los depositantes y no así en el caso del Banco del Café? No puede alegarse, aunque sea cierto, que el problema del Interbank absorbió casi todas las reservas y ya no habían recursos disponibles para proteger a todos los depositantes del Banco del Café. La crisis de este último banco se conocía desde hace ya meses y de hecho existía ya una intervención disfrazada. Tanto la Superintendencia de Bancos como el BCN, sabían perfectamente, o deberían de haber sabido desde hace algunos meses, que la quiebra del Banco del Café era inevitable. Es por ello que cuando se produjo el caso del Interbank, no debieron haber asignado todos los recursos disponibles para haber protegido totalmente a los depositantes de ese banco, sabiendo o debiendo haber sabido, que en el corto plazo era inminente otra quiebra bancaria. Esa discrecionalidad ha producido una discriminación en el tratamiento a los depositantes del Banco del Café.

Conviene recordar que esa discriminación tiene importantes consecuencias. El artículo 93 de la Ley General de Bancos señala que a partir de la declaración judicial de la liquidación, los depósitos no devengarán intereses ni estarán sujetos a mantenimiento de valor. Por otra parte en el artículo 100 de la misma ley señala como acreedor preferencial sobre los activos del banco en quiebra, los depósitos hasta un monto de C$150,000 por depositante. En otras palabras, dada la decisión reciente del BCN, quienes tengan depósitos por más de C$20,000 córdobas en el Banco del Café tendrán que esperar la recuperación de la cartera de ese banco y mientras tanto perderán intereses y mantenimiento de valor, y además corren el riesgo de no recuperar todo el valor de sus depósitos. Ello no ocurrió en el caso del Interbank donde a grandes depositantes se les pagó en efectivo. Como señalamos hasta la fecha no se ha dado ninguna explicación de esa discrecionalidad y discriminación que beneficia a unos y perjudica a otros. Es obvio, que si sabían las autoridades del BCN y de la Superintendencia, de la inminente quiebra del Banco del Café, actuaron de manera discriminatoria contra los depositantes de esa institución y a favor de los del Interbank. Si no lo sabían, habría incompetencia. En caso de crisis bancaria, ni el BCN ni la Superintendencia tienen ninguna facultad de beneficiar a unos depositantes en detrimento de otros. Deben las autoridades aclarar plenamente esta situación.

* El autor es economista.  

Editorial
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