Origen. La Dirección de Inteligencia (DI), conocida popularmente como G2, es el principal organismo de inteligencia del gobierno de Cuba, encargado de recopilar información sobre “amenazas internas y externas para la seguridad del Estado”. Monitorea la disidencia política dentro y fuera de Cuba, recurriendo a tácticas de espionaje, infiltración e intercepción de comunicaciones. Fue creada en 1961 con el nombre de Dirección General de Inteligencia (DGI) y desde entonces ha tenido presencia en varios países latinoamericanos, en especial Venezuela y Nicaragua.
Venezuela infiltrada. Cuba ha estado presente en Venezuela desde el primer año de presidencia de Hugo Chávez Frías: 1999. En un intercambio de favores, el dictador venezolano regaló petróleo a manos llenas, mientras que la dictadura cubana realizó una reestructuración de las fuerzas militares venezolanas, asegura un reportaje de Infobae. Disidentes venezolanos afirman que, en la actualidad, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) es casi una oficina del G2. Mientras que el Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA) sirve para unificar la información que espías propios y cubanos obtienen sobre los opositores. La maquinaria de espionaje incluye expertos en ataques cibernéticos, hackers y teléfonos pinchados. Según la OEA, incluso las torturas a presos políticos son encabezadas por agentes castristas.
“Asesores”. Los agentes cubanos operan en Nicaragua desde 2007, cuando Daniel Ortega volvió al poder, pero aumentaron en intensidad y número a raíz de las protestas de 2018. Para 2019 ya habían duplicado su presencia, con hasta 200 asesores cubanos de Inteligencia trabajando regularmente como “capacitadores” en la Policía, Migración y Extranjería, Dirección General de Aduanas y el Sistema Penitenciario. El proceso de “cubanización” ha continuado y, según el mayor en retiro Roberto Samcan, Cuba está metida en todas las estructuras del Ejército. Los agentes cubanos también habrían estado involucrados en la Operación Limpieza de 2018 y no se descarta que hayan participado como instructores de interrogatorio y tortura para obtención de información.
Espías. Poco después de que Fidel Castro tomara el poder, a inicios de 1959, el G2 inició una silenciosa guerra de espionaje que durante décadas penetró los más altos niveles del gobierno estadounidense. Uno de los escándalos de espionaje más recientes es el de Manuel Rocha, exdiplomático estadounidense de origen colombiano, arrestado a finales de 2023 y condenado a 15 años de prisión en 2024. Rocha fue agente cubano durante más de 40 años mientras fingía ser un duro conservador. También impactó el caso de Ana Montes, de padres puertorriqueños, arrestada en 2001 luego de pasar 17 años infiltrada en la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) como analista de alto rango, entregando secretos de Estados Unidos a Cuba. Liberada en 2023, cumplió 21 años de una condena de 25.
Red Avispa. En la década de los noventa el grupo de agentes conocido los “Cinco Cubanos” integró la red de espionaje “Avispa”. Eran espías preparados por el servicio de inteligencia cubano para infiltrarse en el corazón de la contrarrevolución de Miami, haciéndose pasar por comprometidos opositores mientras enviaban información a La Habana. El FBI los arrestó en septiembre de 1998. En 2014 los tres que continuaban presos fueron liberados en un canje del gobierno estadounidense por la libertad de Alan Gross, condenado en 2011 a 15 años de prisión por “actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado” cubano. Según Estados Unidos, Gross solo intentaba proporcionar internet sin censura a una comunidad judía de Cuba.
Carlos Fonseca. Según diversos portales cubanos, en 1969 y 1970 la inteligencia castrista estuvo detrás de los operativos para la liberación de Carlos Fonseca, fundador del Frente Sandinista, cuando estaba preso en Costa Rica por haber asaltado un banco. Sin embargo, años después el propio Anastasio Somoza Debayle señaló a los cubanos de haber enviado a Fonseca a su muerte al hacerle volver a Nicaragua, donde los otros dirigentes sandinistas cuestionaban duramente su liderazgo y protagonizaban luchas de poder. “Los cubanos habían enviado a Carlos Fonseca en una actitud criminal a la muerte, porque era un hombre que sin anteojos estaba perdido y mandarlo a la montaña, equivalía en esas circunstancias, a querer deshacerse de él”, dijo el dictador sobre Fonseca, quien murió a manos de la Guardia Nacional en noviembre de 1976.
Años ochenta. La DGI cubana fue elemental para la capacitación de cientos de guerrilleros sandinistas durante la lucha armada contra el somocismo. Tras la caída de esta dictadura, se instauró el régimen sandinista con gran participación de los asesores cubanos en todas las estructuras del nuevo gobierno. En 1981 monseñor Miguel Obando y Bravo incluso llegó a afirmar que en Nicaragua gobernaban los cubanos, pues muchos cargos claves estaban ocupados por agentes castristas. El gobierno de los años ochenta se caracterizó por su autoritarismo, violaciones a los derechos humanos, persecución a la Iglesia católica, confiscaciones masivas y censura al periodismo independiente.
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Dinosaurios. Los espías cubanos no son conocidos por usar tecnología de punta. Sus métodos han sido rudimentarios, pero peligrosos, pues están basados en inteligencia humana cuidadosamente reclutada y adoctrinada. Para 2014 el G2 continuaba utilizando métodos que quedaron en desuso desde el fin de la Guerra Fría, como las transmisiones a través de estaciones de onda corta y la clave Morse.
Kennedy. Algunos expertos estadounidenses han culpado a la inteligencia cubana por el asesinato del presidente John F. Kennedy. Sin embargo, solo son suposiciones. Se ha sospechado de Lee Harvey Oswald, asesino de Kennedy, por haber tenido contacto con diplomáticos cubanos, aunque nunca se confirmó que él fuera un agente de la isla. Por otro lado, dos meses antes del magnicidio, ocurrido el 22 de noviembre de 1963, Oswald viajó a la Ciudad de México, donde visitó el consulado cubano en busca de una visa a La Habana. La Comisión Warren, sin embargo, concluyó que Oswald actuó solo. El asesino fue abatido por Jack Ruby, propietario de un club nocturno en Dallas, el 24 de noviembre de 1963.
Bahía de Cochinos. Uno de los mayores logros atribuidos al G2 fue haber obtenido información a través de su red de inteligencia sobre la planeada invasión de la Bahía de Cochinos. Roberto Walsh, periodista argentino colaborador del régimen castrista, interceptó y descifró una comunicación en Guatemala. En la madrugada del 17 de abril de 1961, cerca de 1,400 exiliados cubanos desembarcaron de cuatro buques en Bahía de Cochinos, a lo que Fidel Castro respondió movilizando 20 mil hombres. Cuatro pilotos estadounidenses y 114 brigadistas perdieron la vida. Los demás fueron detenidos y las negociaciones para su liberación duraron 20 meses.