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poeta Jose Cardoza

Historia del poeta nicaragüense José Cardoza

Darle voz a las noticias lo llevó al exilio: historia del poeta José Cardoza

El periodista nicaragüense José Cardoza, exiliado en Costa Rica, combina la experiencia del destierro con su pasión por la producción sonora y la escritura. A sus 27 años ha publicado su primer poemario, El Báculo del Destierro, una obra íntima que refleja las múltiples etapas de su corta e inesperada historia.

El domingo 10 de julio de 2022, José Antonio Cardoza tenía previsto un plan sencillo: beberse un café por la tarde; visitar a un colega periodista para recoger un micrófono, grabar pódcast y planificar algunos trabajos periodísticos.

Serían las 3:00 de la tarde y el calor parecía adormecer la ciudad de Managua cuando su colega lo llamó alarmado: “No vengás brother, la policía tiene rodeada mi casa. Voy a escaparme”.

No había terminado de procesar el mensaje cuando su celular volvió a sonar y de pronto se llenó de chats angustiantes de otros colegas denunciando asedio policial.

José, quien ya iba rumbo a su cita desde una pequeña cafetería de Carretera Sur de Managua, decidió suspender la visita y se dirigió alarmado a su vivienda, cuando su teléfono volvió a sonar unas cuadras antes de llegar.

Un pariente muy cercano le advirtió que la Policía estaba en su casa preguntando por él.

De pronto la temida amenaza de la persecución policial llamaba a su teléfono. Aquel fue un domingo de redadas contra periodistas y fue el último fin de semana que José estuvo en Nicaragua.

Mientras las sombras de la tarde se alargaban, tomó una decisión urgente: exiliarse.

Esa misma noche, cargando apenas una mochila con ropa y una antigua cámara de cine, cruzó la frontera por veredas. Para el amanecer del lunes ya estaba en Costa Rica, dejando atrás todo lo que conocía.

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La voz del periodista y poeta José Cardoza aparece en más de 1,000 episodios de pódcast y más de 500 videos sobre noticias de Nicaragua y poesía.

El abuelo, el telegrafista y la promesa

José Cardoza es un periodista nicaragüense que encarna el peso de una tradición y el impulso de una generación que buscó narrar la tragedia de la represión sandinista, a costa de su propio futuro.

A sus 27 años ha llevado una vida que parece sacada de una novela, marcada por el exilio, la influencia de su abuelo, la poesía y la pasión por el sonido.

Su infancia estuvo moldeada por su abuelo Alfredo, un telegrafista que se convirtió en un médico visionario que transformó sus conocimientos en lecciones audiovisuales, grabando cirugías y enseñando medicina a sus discípulos a través de imágenes y audios grabados.

Aunque no era periodista, ejercía la comunicación con la destreza de un maestro de las cámaras y el sonido, al grado de llenarse de aparatos modernos y proyectores junto a libros y tratados de medicina.

Fue en ese hogar de fieles oyentes de la Radio Mundial, entre cámaras de cine antiguas y cintas magnetofónicas, donde el pequeño José Cardoza desarrolló su inclinación por la comunicación.

De niño, Alfredo le enseñó a manejar un tocadiscos, a ajustar el volumen de la vieja radio familiar y a manipular los equipos de audio y video.

“Desde niño crecí rodeado de cámaras, cintas magnetofónicas y grabadoras analógicas. Mi abuelo me enseñó a escuchar antes de hablar, y eso marcó mi pasión por comunicar”, dice José.

Cuando Alfredo agonizaba en octubre de 2015, José le hizo una promesa: estudiaría Comunicación para honrar su memoria.

“Le prometí a mi abuelo que algún día me escucharía en la radio. Esa promesa fue lo que me llevó a estudiar Comunicación”, confiesa.

Su abuelo no llegó a escucharlo en la radio, pero el nieto cumplió su palabra y se metió a estudiar Comunicación Social en 2016.

Ese año ingresó a American College en Managua, pensando en la radio y lo logró ingresando a hacer pasantía en una radio muy antigua que apenas operaba unas pocas horas al aire con una audiencia mínima o nula.

Con apenas 19 años, decidió forjar su propio camino en el periodismo. Fue pionero en Nicaragua, junto con otros colegas de su edad, en fundar una radio online: El Telégrafo, en homenaje al primer empleo de su abuelo.

Era un proyecto modesto, pero pionero en un país donde el internet apenas germinaba como herramienta masiva. “Murió” por falta de financiamiento.

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José Cardoza, periodista de Nicaragua
San José, Costa Rica. 21/ Noviembre/2024. El periodista nicaragüense en el exilio, José Cardoza, presenta su libro de poesía El Báculo del Destierro. Óscar Navarrete/ La Prensa ©.

La rebelión de 2018 y el bautizo de fuego

Abril de 2018 marcó un antes y un después para los periodistas de Nicaragua y José oyó el llamado de la historia: “¿De qué lado quiero estar?”, se preguntó.

Analizó los escenarios: ¿De los que ven los toros de largo? ¿De los que cubren la acción en primera fila? ¿De los que eligen el bando de los represores?

La represión sandinista estaba convirtiendo las calles en escenarios de tragedias y brutalidades, y José Cardoza tomó su decisión al calor de la indignación.

“No podía quedarme en una oficina mientras las calles de Nicaragua eran escenario de tanta injusticia. El periodismo es estar donde ocurre la historia”, reflexiona ahora a como lo hizo en aquel momento.

José, quien trabajaba entonces en una agencia de publicidad donde grababa singles, anuncios y mensajes, decidió abandonar la comodidad del escritorio y el horario de oficina para cubrir las protestas.

“Aunque sabía los riesgos de narrar la realidad, nunca dudé en hacerlo. Es nuestra responsabilidad como periodistas”, dice.

Primero creó un noticiero de pódcast en redes sociales al que bautizó, junto a otros colegas jóvenes de su universidad, como Primer Informe.

Las balas silbaban, el gas lacrimógeno ardía en los pulmones, pero él estaba allí, narrando, grabando, registrando y luego locutando las noticias del día en formato pódcast.

“Fue mi prueba de fuego en el periodismo”, recuerda ahora el poeta.

En un país donde la verdad era perseguida como un crimen, José encontró su voz.

Sin embargo, esa misma voz lo colocó en la mira del régimen. Su nombre primero destacó entre los medios digitales que empezaron a buscarlo para grabar noticias y mensajes periodísticos.

Luego su nombre apareció en listas negras y fotografías de la prensa oficialista y con ello comenzó el hostigamiento policial. Primero llegaron las amenazas veladas, luego los mensajes directos y finalmente la redada.

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Periodista nicaragüense José Cardoza.
San José, Costa Rica. 21/ Noviembre/2024. El periodista nicaragüense en el exilio, José Cardoza, presenta su libro de poesía El Báculo del Destierro. Óscar Navarrete/ La Prensa ©.

Un joven poeta en el exilio

En el rostro de José se dibuja la dualidad de un joven que, pese a su edad, parece cargar el espíritu de otra época.

Su voz, grave y pausada, tiene la cadencia de alguien que aprendió a escuchar antes de hablar, y sus gestos reflejan un respeto casi ritual hacia el legado de quienes lo precedieron en el oficio.

Tiene el tono grave y pausado de un hombre mayor, una herencia más de su abuelo Alfredo. Incluso en su estilo personal, con camisas bien planchadas y una cámara vintage como amuleto, parece un hombre de otra época.

Exiliado en Costa Rica desde julio de 2022, José no solo ha sobrevivido al desarraigo; lo ha transformado en escritura.

Con su poemario El Báculo del Destierro y una trayectoria de más de mil producciones sonoras y 500 videos con su voz, ha convertido su exilio en un puente entre la memoria y la resistencia.

Es un muchacho que vive con un pie en el pasado, honrando a su abuelo y a la radio tradicional, y otro en el futuro, explorando las posibilidades infinitas del pódcast y las nuevas narrativas digitales.

En él confluyen el drama del destierro, la poesía como refugio y la voz como su herramienta más poderosa de su carta de presentación.

“Cruzando la frontera solo llevaba una mochila y una cámara antigua que era de mi abuelo. Era lo único que podía conectar con mi pasado”, reflexiona.

Cuando la represión tocó a sus puertas, Costa Rica lo recibió con una libertad fría.

Durante los primeros meses José parecía una sombra de sí mismo. No lloró al cruzar la frontera, pero la nostalgia lo golpeó meses después y lo sumió en la depresión.

“El exilio es como un golpe que no sientes al principio, pero el morado aparece después. Tardé meses en procesar lo que significaba dejarlo todo atrás”, dice sereno.

Periodista y poeta José Cardoza

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Pódcast del periodista nicaragüense y poeta José Cardoza.

La depresión lo encadenó al silencio. Perdió peso, interés, esperanza y se dejó crecer la barba.

El báculo que lo sostuvo fue la poesía. En su pequeño cuarto de un modesto apartamento, escribió versos sobre el exilio, el desamor y la búsqueda de sentido.

Su poemario que ahora anda presentando en diversos escenarios de San José, El Báculo del Destierro, nació en esas noches largas y solitarias.

“Este libro, El Báculo del Destierro, es una forma de cerrar un ciclo. Escribirlo me ayudó a canalizar el dolor y a encontrar sentido en esta nueva etapa”, cuenta.

“Mi libro comienza con el destierro, pero transita por diferentes etapas de la vida: el dolor, la resiliencia, el amor. La poesía es memoria y refugio para mí”, revela.

Pero José no se limitó a escribir; también grabó su voz recitando poemas de Benedetti, Neruda y Darío, mezclándolos con música y efectos sonoros.

“Grabar un poema o narrar una historia con música y efectos es una forma de darle vida a las palabras. El sonido tiene un poder que las imágenes no siempre logran”, explica.

Su pódcast La máquina de escribir se convirtió en un refugio y en un canal personal para compartir su arte y liberar el dolor del exilio.

“El pódcast es la evolución de la radio, pero también su resurrección. Es el espacio donde la producción sonora de calidad vuelve a brillar”, dice convencido de su pasión.

Entre el pasado y el futuro

A sus 27 años, José Cardoza vive como si el pasado y el futuro convivieran en su presente.

Habla con nostalgia de la Nicaragua que dejó, pero también con esperanza de lo que puede construir fuera de allá.

“El exilio no es el final”, dice con una sonrisa breve. “Es solo otra estación en el camino”, remata.

Sigue soñando con una radio digital que sirva de puente cultural, pero ha agregado nuevos sueños al futuro como una segunda carrera en ingenierías digitales y ciberseguridad.

“La poesía me permite transformar las emociones en creatividad, pero debo pensar hacia el futuro y creo que tengo tiempo para prepararme. Los malos momentos pasan, pero el conocimiento permanece”, remata.

Dice José que de momento no piensa en un nuevo libro, no es una prioridad como sí lo es el periodismo, pero la idea no deja de estar ahí rondando, sonando en la mente como un estribillo repetitivo que termina tarareando insistentemente mientras teclea las noticias de cada día.

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