Consecuentes con la realidad y la objetividad política resultan ser las declaraciones recientes de Jaime Arellano dadas a Lucía Pineda de 100% Noticias desde Estados Unidos, en el sentido de que hasta ahora no ha habido ninguna oposición real fuera de Nicaragua que enfrente al régimen de Daniel Ortega, por lo que se torna necesario fortalecer la unidad de todos quienes han estado con los valores de la democracia y la libertad e iniciar un proceso de lucha cívica y política dentro del país.
Arellano dijo que él —y otros—, puede tener una puerta abierta como oposición, pero fue claro en señalar que no por eso debe asumirse que esté o estén representando a la oposición.
“Esto no hace que yo represente a la oposición porque no he sido electo para ningún cargo, para nada, por lo que debemos fortalecer a la oposición que hay dentro de Nicaragua”, recalcando el también ex preso político que es dentro del país donde se logrará la cantera de nuevos líderes políticos que van a echar a andar la democracia en un futuro cercano.
Desde la insurrección de 2018 es cierto que ha habido una crisis severa en el liderazgo de la oposición política. Esta surgió por varias causas, entre ellas está la persecución política del régimen y la ausencia de un auténtico relevo generacional, el cual hasta ahora empieza a asomar el rostro ante dicho vacío.
Este vacío, por muchos callos que pise y por muchas demostraciones de inoperancia e ingenuidad política, dígase lo que se diga, no logró ser llenado por la sociedad civil opositora descaradamente autonombrada (sin rubores ni atisbos de ningún tipo de elección, menos de pudor), pero aupada mediáticamente y financiada por la comunidad internacional se autonombró “oposición única”. Cuento que se lo ha venido creyendo al extremo de considerarse muchos de estos “presidenciables” en unos futuros comicios.
El otro hecho considerado oportuno no solo para Nicaragua sino para el circuito de naciones del llamado socialismo del siglo XXI es la victoria presidencial de Donald Trump en Estados Unidos. Aunque para la región es importante el respaldo bipartidista republicano y demócrata, existe una mayor empatía ideológica hacia el partido conservador estadounidense, de parte de la oposición al sandinismo, lo que también evidenció Arellano.
Este razonamiento del también comentarista y analista político nicaragüense induce al fortalecimiento de la iniciativa de la “Ruta hacia la Democracia”, que impulsa bajo difíciles circunstancias el Partido Liberal Independiente (PLI histórico) desde dentro de Nicaragua, cuyo documento aunque ya ha circulado en gran parte de la comunidad internacional, merece ser leído y debatido por muchos sectores más a como se ha venido haciendo, así como por el propio pueblo que será el gran ganador de encontrar la paz.
Alegra que más personalidades e instituciones, empiecen a saber de la necesidad de la unidad entre nicaragüenses. Alegra también que en esta nueva era Trump la nueva Administración sepa saber discernir quién es quién y quién será la auténtica oposición al régimen de Managua y no se deje embaucar por activistas con pies de barro que han fracasado en estos casi 7 años de lucha.
Devolverle la esperanza al pueblo de Nicaragua en la viabilidad de un cambio político es posible, si se logra esa ansiada unidad de fuerzas democráticas opuestas históricamente al sandinismo. Lo hemos venido diciendo, lo ha dicho ahora Jaime Arellano. Lo dirán y fortalecerán miles el día de mañana, apoyando quienes estamos fuera del país a esa emergente oposición política que empieza a surgir para ser opción de cambio.
El autor es escritor y periodista nicaragüense exiliado en Estados Unidos. Columnista internacional y vocero en el exterior del Partido Liberal Independiente (PLI histórico).