La inflación volvió en octubre a dar señales de desaceleración, es decir la espiral alcista está perdiendo fuerza en el mercado nicaragüense. Lo está haciendo, no obstante, a un ritmo aún lento, por lo que los precios seguirán altos, especialmente en diciembre cuando la inyección del aguinaldo propicie un ligero desajuste en la oferta y demanda, lo que suele aumentar el costo de la vida.
En octubre por tercer mes consecutivo la inflación, que refleja la evolución de los precios de los bienes y servicios en el mercado nacional, volvió a caer 0.02 por ciento frente al aumento de 0.22 por ciento en igual mes del año pasado. Eso ocasionó que el acumulado se situara en 1.66 por ciento, la mitad del 3.62 por ciento observdo en el 2023.
La inflación interanual cerró en 3.61 por ciento, por debajo del 6 por ciento en octubre de 2023. Por su parte, la inflación subyacente interanual- que excluye el impacto de los productos volátiles y los importados- fue de 4.47 por ciento, mierntras que el año pasado era de 5.67 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).
Precios no bajarán a niveles previos a agosto de 2021
Desde agosto la inflación ha sido negativa, pero aún no se trataría de una marcada deflación. “Los precios al consumidor no bajarán al nivel que tenían antes de que comenzaran su aceleración en el mercado local en agosto de 2021. La desaceleración de la inflación no implica que los precios de los productos han comenzado a disminuir para restablecer los niveles de precios de los productos observados antes de que se iniciara la aceleración inflacionaria, sino que los precios al consumidor están aumentando a un ritmo menor que tenían antes de alcanzar el máximo”, explica el economista Néstor Avendaño, en un análisis publicado en su blog.
“Desacelerar la inflación no significa una reducción de precios. El fenómeno contrario a la inflación es la deflación, o sea, una caída general y continuada de los precios, pero si la inflación baja significa que los precios están desacelerando, pero no están cayendo”, precisa.
Y aunque la inflación lleva tres meses en descenso, el Inide mantiene sin actualizar el costo de la canasta básica en los últimos dos meses, lo que impide identificar qué alimentos están incidiendo la variación de la tasa inflacionaria.
Solo tres subdivisiones reportaron baja
En octubre, de las 12 divisiones que conforman la canasta del Índice de Precio al Consumidor, tres reportaron precios a la baja: Alimentos y bebidas no alcohólicas (-0.28 por ciento); Recreación
y cultura (-0.71 por ciento); y Comunicaciones (-0.26 por ciento). No obstante, Restaurantes y hoteles (0.52 por ciento), y Bienes y servicios diversos (0.24 por ciento), entre otros, experimentaron alzas.
Solo en el apartado de los alimentos, en el mes pasado productos como papas (-17.43 por ciento), zanahoria (-34.85 por ciento) y el chayote (-29.44 por ciento) se abarataron.
En tanto, en recreación y cultura se abarataron el billete de lotería (-7.07 por ciento); alimentos para mascota (-1.08 por ciento); y equipo computador (-7.55 por ciento).
En el área de comunicaciones se reportó bajas en el servicio de telefonía celular (-0.43 por ciento) y aparato telefónico (-1.15 por ciento).
El Banco Mundial pronosticó recientemente que en los próximos dos años la comida será más barata y el combustible más accesible, lo que puede tener un efecto limitado en Nicaragua, en caso que el régimen de Daniel Ortega decida mantener congelados los combustibles, tal como lo ha hecho en los últimos dos años.
Precios seguirán más altos a los previos a la covid-19
No obstante, el organismo advirtió que si bien se espera una baja de precios, estos seguirán siendo 30 por ciento más altos con respecto a los cinco años anteriores a la pandemia del covid-19, es decir entre el 2015 y 2019.
Se espera que el abaratamiento de los precios de los productos básicos se extienda hasta el 2026, en cuyo lapso habrán caído casi un nueve por ciento. La reducción comenzó este año, porque los pronósticos apuntan a una baja de 9 por ciento al finalizar el 2024 y el próximo año sería de 4 por ciento. En el 2026 el alivio sería de 0.4 por ciento.
En Nicaragua, el Banco Central dijo que “la inflación nacional se ha reducido, con disminución de las presiones en los precios de los alimentos y servicios conexos, dirigiéndose paulatinamente a la senda de estabilidad de precios”. De hecho prevé que la inflación se sitúe en el mismo rango del crecimiento económico (entre 3.5 y 4.5 por ciento), la que sería ligeramente menor al 5.6 por ciento observada el año pasado.
Eso sí, el BCN advierte que si bien los pronósticos inflacionarios para 2024 son positivos, “estos se encuentran condicionados a la continuidad en la disminución de las presiones de precios internacionales y a las perspectivas de condiciones climáticas adecuadas para un buen ciclo de producción agropecuaria”.
El régimen atribuye la desaceleración de la inflación a su política fiscal, monetaria y cambiaria, apoyada por las políticas de subsidio del Gobierno para contener el incremento del costo de vida de la población y una tasa de deslizamiento cambiario de cero por ciento.
Deterioro del poder adquisitivo
El economista Avendaño dice que “el hecho de que la tasa de inflación interanual de la economía nicaragüense se desacelerara en enero de 2023 casi continuamente desde el nivel de 10.92 por ciento no implica que los precios al consumidor han comenzado a disminuir, sino que los precios están creciendo a un ritmo menor que el que tenían antes de alcanzar el dato máximo inflacionario y, por consiguiente, esos precios no bajarán a los niveles que tenían antes de que comenzaran su aceleración en el mercado local desde agosto de 2021. Los precios de todos los productos continuarán siendo más altos que hace tres años”.
“No obstante la tasa de inflación se ha “enfriado” bastante en octubre, el sueldo promedio mensual de la economía formal, ¿se ha quedado por debajo del costo de la vida? Según los datos del Ministerio del Trabajo (MITRAB) y publicado por el Banco Central de Nicaragua (BCN) la respuesta no sería difícil de responder. La respuesta sería Sí, lo cual es indudablemente cierto de quienes tienen salarios bajos”, indica.
Y añade: “Las estadísticas económicas se basan en la media aritmética de todos los valores recopilados de una variable, como el salario medio de la economía formal. Es difícil que los trabajadores se equivoquen al responder que el salario es insuficiente para satisfacer el costo de la vida”.
Avendaño recuerda que desde enero de 2018 se inició un deterioro muy prolongado del poder de compra de dicho salario, al mantenerse aún una consecutiva caída interanual hasta de 14.8 por ciento en agosto de 2024, con un máximo de 22.3 por ciento en diciembre de 2022.