Navidad Roja. Este término se refiere a las acciones militares del Ejército Popular Sandinista (EPS) contra miles de indígenas de la Costa Caribe nicaragüense, llevadas a cabo entre diciembre de 1981 y febrero de 1982. Este nombre fue empleado por primera vez en febrero de 1982, cuando el pastor moravo Efraín Omier Wilson, supuesto colaborador de un grupo rebelde miskito, afirmó en un video que existía un complot bautizado como “Navidad Roja” por la sangre que se derramaría. Aunque el plan denunciado nunca se concretó, el término quedó como símbolo de la violencia sandinista contra las comunidades miskitas.
Antecedentes. Con el inicio del “gobierno revolucionario” se creó una organización llamada Misurasata (Miskitos, Sumos, Ramas y Sandinistas), cuyos líderes pronto chocaron con los lineamientos impuestos desde Managua. En febrero de 1981, unos 30 dirigentes de la organización fueron arrestados bajo la acusación de fomentar un “movimiento separatista” en la Costa Caribe. Las tensiones aumentaron en los meses siguientes, mientras los indígenas exigían el respeto a sus territorios ancestrales, la Contrarrevolución realizaba sus primeras incursiones armadas desde Honduras y el EPS incrementaba su presencia militar en la frontera norte.
Fagoth. Steadman Fagoth, sí, el mismo líder indígenas que ahora está preso, en aquel tiempo también estaba preso y era presidente de Misurasata. Fue liberado en mayo de 1981 y comenzó a organizar a los miskitos armados, quienes asaltaban a milicianos sandinistas para obtener armas y provisiones, según relata Nicaragua Investiga en un artículo de julio de 2023, basado en una entrevista con Fagoth. Para diciembre de 1981, Fagoth contaba con mil hombres armados. Dos meses después, el gobierno sandinista justificó sus violentas acciones como una medida para desmantelar el supuesto complot de “Steadman Fagoth y misquitos engañados”, quienes, según el régimen, buscaban preparar la zona para una invasión de la Contra.
Bombardeos. El 23 de diciembre de 1981, helicópteros y aviones Push and Pull bombardearon las comunidades de Asang y San Carlos, situadas a orillas del río Coco. “Fueron masacrados 60 hermanos indígenas con bombas de 80 libras. De San Carlos llevaron a 15 hermanos presos con destino a Waspam o Puerto Cabezas”, denunciaba semanas después un informe recibido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Fusilados. El sacerdote capuchino José Wolf fue testigo de las ejecuciones de indígenas a orillas del río Coco. “Ese 23 de diciembre de 1981 fui testigo ocular de la desaparición de 23 personas; las fusilaron en el río Coco para no dejar huellas. Después de 24 horas, los cuerpos empezaron a flotar y los familiares los recuperaron para darles cristiana sepultura”, relató desde Boston. El Ministerio del Interior acusó a Wolf de apoyar a la Contra, lo declaró persona non grata y lo expulsó de Nicaragua, según un reportaje de la revista Magazine.
Crímenes atroces. La comunidad de Laimus fue una de las más afectadas. En vísperas de la Navidad de 1981, más de 80 indígenas fueron capturados cuando se dirigían a diferentes comunidades para visitar a sus familias, según testigos, al menos 35 de ellos terminaron en una fosa común. El 24 de diciembre, otros 12 indígenas fueron asesinados y lanzados al río Coco, y el 26 de diciembre, cuatro personas fueron enterradas vivas en Laimus. También hubo reportes de atrocidades en las comunidades de Raití, Aniwás, Walakitán y Bocay. Informes de la CIDH indican que el EPS intentó culpar a soldados miskitos de estas masacres, y al negarse a incriminarse, fueron arrojados al río, amarrados de pies y manos. Sin embargo, la CIDH no pudo verificar estos hechos debido al difícil acceso a las zonas y la negativa del gobierno sandinista a permitir su entrada.
Tasba Pri. Como parte del mismo operativo, el 28 de diciembre de 1981, el régimen sandinista trasladó a 43 pueblos de la región del río Coco a una zona a 60 kilómetros al sur, sobre la carretera de Rosita a Puerto Cabezas. Más de ocho mil indígenas fueron desplazados a cinco campamentos denominados “Tasba Pri”, que significa “Tierra Libre”. Esta ironía recuerda los letreros de los campos de concentración nazis que decían “Arbeit macht frei” (El trabajo libera). Mientras tanto, más de diez mil indígenas nicaragüenses se exiliaron en Honduras, en el campamento Mocorón.
Amnistía. En 1983, el gobierno sandinista decretó una amnistía para los implicados en “actos delictivos en el caso de los misquitos de la Costa Atlántica Norte”. No hubo investigaciones sobre los informes de graves violaciones de derechos humanos. En 2006, la CIDH recibió una denuncia contra Daniel Ortega por genocidio y crímenes de lesa humanidad por los eventos de la “Navidad Roja”. La acusación incluyó a Humberto Ortega, exjefe del EPS; al exministro del Interior, Tomás Borge; al exjefe de la Seguridad del Estado, Lenín Cerna; y al comandante guerrillero Omar Cabezas, entre otros altos mandos militares de los años ochenta. La denuncia no ha avanzado.
Bumerán. La intención del régimen sandinista con la llamada “Navidad Roja” era quitarle base social a la Contrarrevolución en la región Caribe. Sin embargo, el exjefe de la Contra, Luis Fley, asegura que las atrocidades cometidas en la Navidad Roja fueron un rotundo error y que desde el punto de vista táctico-militar no sirvieron para nada. “Más bien cientos de misquitos se unieron a las filas de la Resistencia Nicaragüense y lucharon contra los sandinistas”, dijo Fley, conocido por su seudónimo de comandante Johnson.