José Morales llegó a Costa Rica en julio de 2018 debido a la persecución política contra jóvenes y estudiantes en Nicaragua a raíz del estallido social de abril y en septiembre de 2022 se graduó de la carrera de Publicidad con énfasis en producción multimedia en la Universidad Latina de Ciencia y Teconología de Costa Rica.
En Nicaragua estudiaba Comunicación empresarial y Relaciones Públicas en la Universidad de Ciencias Comerciales (UCC) en Managua. Pero debido a su exilio, no pudo continuar con sus estudios.
“Fue una experiencia bastante retadora, porque insertarse a un sistema educativo diferente y con un proceso de migración forzada, implicó muchos desprendimientos”, señaló.
Sin embargo, señaló que entre los principales retos de estudiar siendo exiliado destaca el poco reconocimiento a los documentos de Nicaragua.
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“Uno de los principales obstáculos es que esto requiere enfrentarse a un sistema de burocracia para que tus notas sean reconocidas y la poca sensibilidad social sobre el tema de Nicaragua”, refirió.
Todavía queda camino por recorrer
Al igual que Morales, varios jóvenes nicaragüenses han concluido sus estudios en Costa Rica. Sin embargo, el camino no es fácil. A consideración de Marta Castillo, representante de la Red Internacional de Derechos Humanos de Europa (Ridhe), se han logrado avances en Costa Rica para que jóvenes exiliados continúen con sus estudios en el vecino país del sur.
“Dentro de Costa Rica se han conseguido algunos avances con universidades públicas y privadas a través de mucha incidencia y se ha conseguido que muchos jóvenes ingresen a la universidad”, dijo Castillo a LA PRENSA.
Previo a la incidencia, Castillo destacó que las universidades y ministerios de educación -no solo de Costa Rica- desconocían la situación de crisis sociopolítica de Nicaragua.
“El problema es que tanto las universidades como los ministerios de educación no están sensibilizados sobre la situación que están viviendo los jóvenes nicaragüenses y se les sigue exigiendo la apostilla. Entonces, ese es el gran reto al que nos enfrentamos”, refirió.
Además, señaló que fuera de Costa Rica, la situación es peor y destaca que las organizaciones de derechos humanos que promueven la libertad académica y el acceso a la educación todavía “tienen mucho trabajo” para que los jóvenes en el exilio puedan acceder de una mejor manera a la educación en los países en los que se encuentran.
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“Honestamente nos enfrentamos a un gran reto, hace falta mucho más trabajo en incidencia porque muchas personas de administración de las universidades no saben lo que está pasando en Nicaragua”, dijo Castillo.
Alertan que educación en Nicaragua empeora
De cara al Examen Periódico Universal, nueve organizaciones que forman parte de la RedprodePaz, conformada por Ridhe, presentaron un informe en el que alertan sobre las violaciones al derecho a la educación de calidad y la libertad académica por parte del régimen Ortega Murillo.
Según el informe, el cierre de más de 27 universidades en Nicaragua afectó a alrededor de 37 mil estudiantes universitarios.
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“Luego del cierre, el Estado ha creado nuevas universidades en las instalaciones confiscadas y en otros casos ha fusionado a las extintas casas de estudios”, señala el informe.
Desde 2018 hasta 2023, Costa Rica recibió 225 mil 529 solicitudes de refugio de nicaragüenses, siendo 2022 el año de mayor cantidad de casos registrados. En ese período, las autoridades migratorias de Costa Rica solo han resuelto 13,234 casos. Es decir, apenas un 5.87% de las solicitudes.