Italia. Las raíces maternas de María Josefina Gurdián Mántica, más conocida como “Pinita”, están en Italia. Su madre se llamaba Giuseppina Mántica, pero le decían “Pina”. Era hija de Giuseppe Mántica, un italiano que arribó a Nicaragua a principios del siglo pasado y se asentó en Chinandega, donde se casó con una joven también italiana, hija del capitán del barco que trasladaba suministros entre ese país europeo y el puerto de Corinto. Ese es el origen de los Mántica en Nicaragua y de Pinita.
Algodón. Su padre era un empresario algodonero de nombre Félix Gurdián Terán. Conoció a Giuseppina Mántica en una fiesta realizada en la ciudad de León, se casaron y tuvieron seis hijos. Pinita fue la quinta, nacida el 11 de abril de 1944.
Regalo. Cuando tenía ocho años le dieron un obsequio navideño especial. Era una cocinita eléctrica donde preparó sus primeras galletas, a pesar de que la hornilla casi no calentaba. En su adolescencia fue enviada a Italia para terminar el bachillerato y ahí sus tías le enseñaron recetas de ese país. Así fue aprendiendo a cocinar. Nunca estudió cocina formalmente. Decía que había heredado el don por parte de su abuela italiana.
Rebeldes. A los 21 años se casó con Miguel Ernesto Vijil Icaza, que había estudiado Ingeniera Civil en Estados Unidos y leyes en León y tenía una empresa constructora. Su esposo era opositor a la dictadura somocista, amigo del doctor Carlos Tünnermann y del padre Ernesto Cardenal. La pareja se comprometió con la revolución sandinista, aunque al inicio temían ser rechazados por provenir de la “burguesía”. Se integraron tanto que incluso regalaron una finca que tenían en Malpaisillo.
Pobreza. La revolución dejó pobre a su familia, pues descuidaron sus bienes y querían “regalarlo todo”. Además, aunque su esposo era ministro de Vivienda, ganaba muy poco. Producía más dinero ella, vendiendo sus galletas de piña, vainilla, canela y naranja. Las repartía en tiendas y distribuidoras pequeñas usando la camionetita familiar. En temporada navideña también cocinaba gallina rellena y pasteles que ofrecía entre sus conocidos.
Margarita. Una tía muy cercana a Pinita Gurdián se llamaba Margarita y en su honor fueron bautizadas con ese nombre la hermana menor y una hija de Pinita, y la pastelería que fundó. La tía Margarita vivía en Italia y tenía una receta de galletas de mantequilla muy ricas. Pinita, buscando recursos adicionales al salario de su esposo, comenzó a hornear y vender ella misma esas galletas en 1983 en un negocio que llamó Galletas Margarita, que sería el embrión de la pastelería.
Televisión. En 2006 uno de sus hijos le propuso que diera clases de cocina en televisión y le consiguió un espacio en el Canal 11, que solo se transmitía por cable. Después estuvo en Canal 8, pero salió de ahí cuando este fue adquirido por la familia Ortega Murillo y se trasladó al Canal 12, donde su programa se emitió hasta el 2016. También compartía sus recetas en El Nuevo Diario y logró publicar por su cuenta 16 diferentes recetarios de Cocinando con Pinita.
Golpes. La vida le dio tres duros golpes. El primero fue la explosión de una bomba que en los años ochenta casi acaba con la vida de uno de sus hijos; el segundo, la muerte de su esposo, fallecido en mayo de 2013 a causa de un infarto. El tercer golpe fue el encarcelamiento de su hija menor y su nieta, presas durante casi dos años por oponerse al régimen Ortega Murillo.
Hija y nieta. La menor de sus seis hijos es Ana Margarita Vijil, exrea política de la dictadura Ortega Murillo. Su nieta, la opositora Tamara Dávila, también estuvo en las celdas del régimen. En medio de su lucha contra el cáncer de ovario, detectado en 2019, Pinita no dejó de demandar la libertad de su hija y su nieta. En febrero de 2023 ambas fueron desterradas a Estados Unidos, pero Pinita tenía prohibido salir del país, por lo que no pudo volver a abrazarlas. En agosto de ese año murió sin despedirse de ellas en libertad.
Pastelería. Con la experiencia adquirida en los años de la revolución, en 1991 fundó formalmente su pastelería Margarita, que llegaría a ser famosa en el país y a contar con alrededor de 50 empleados y cinco sucursales en Managua. La empresa funcionó durante treinta años, hasta que la dictadura Ortega Murillo la cerró imponiéndole una multa castigo de 22 millones de córdobas en febrero de 2024. La Alcaldía de Managua se negó a cualquier tipo de arreglo para disminuir el monto de la multa y tampoco quiso hacer una auditoría para que la pastelería probara que todos sus papeles y pagos estaban en orden y al día.
