El Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más realizó un trabajo que permitió reconocer como presos políticos a diez personas que fueron detenidas previo al contexto de la rebelión de abril de 2018 en Nicaragua.
El Colectivo realizó una publicación con estos hallazgos y más de 150 organizaciones de la sociedad civil nicaragüense lo suscribieron.
Nueve de las diez personas presas políticas fueron detenidas en 2014 a excepción de una, quien guarda prisión desde el 2011. El total del grupo de 10 personas son hombres y se encuentran con estatus judicial de condenados.
El promedio de días en la cárcel para el grupo es de 3,500 días, es decir, que en promedio las personas llevan detenidas más de 9.5 años.
El promedio de edad de este grupo de 10 personas presas políticas es de 53 años. La persona de menor edad del grupo tiene 39 años y tres personas se encuentran en el rango de edad de adultos mayores, siendo 70 años la edad máxima del grupo.
Todo el grupo se encuentra recluido desde 2015 en celdas de la Dirección de Máxima Seguridad del Centro Penitenciario Jorge Navarro, conocido como La Modelo en Tipitapa, a excepción de una persona quien está en las galerías; 7 de ellos se encuentran en el área conocida como “la 300” y dos en el área conocida como “el infiernillo”.
“Las condiciones de reclusión en que se encuentran son de extrema preocupación. Las celdas de máxima seguridad tienen menos ventilación que las celdas regulares. Las personas recluidas en este régimen se encuentran en mayor aislamiento, con visitas familiares menos frecuentes y solamente a través de un vidrio que les separa al momento de hablar. Tampoco suelen tener acceso a cocina ni salidas regulares a patio-sol”, remarca el último informe del Mecanismo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas.
Los presos políticos detenidos antes de 2018 llevan años en condiciones carcelarias que representan un riesgo para su salud física y mental. Algunos de ellos presentan padecimientos como: diabetes, problemas renales crónicos, fuertes alergias, hongos en la piel, cáncer y gastritis.
“El uso de las celdas de máxima seguridad, las condiciones de insalubridad de las celdas y los malos tratos y torturas han impactado negativamente en el estado físico de ellos, generando enfermedades como alergias por hongos, ceguera por la falta de luz, estreñimiento, dolores de huesos por los golpes y secuelas por covid-19. Así como también estrés, ansiedad y depresión”, remarca el Mecanismo.