San Valentín. La Operación Berta fue una confiscación masiva de dinero anunciada el domingo 14 de febrero de 1988, Día del Amor y la Amistad. De acuerdo con el decreto 306, Ley de Conversión Monetaria, a partir de las 00:00 horas del lunes 15 de febrero los billetes y monedas de córdoba vigentes quedarían sin valor. Por cada mil córdobas viejos, se recibiría un córdoba nuevo; solo se cambiarían billetes de 500 córdobas para arriba y un máximo de 10 millones de córdobas viejos por familia. Además, solo habría tres días para realizar el cambio: 15, 16 y 17 de febrero.
Berta. Hacia 1983, cuando vieron que la inflación de Nicaragua crecía sin control, los sandinistas empezaron a consultar a expertos de Alemania y la Unión Soviética, países que habían lidiado con hiperinflaciones. Para ello se reunían en una finca llamada Berta, ubicada en Carretera Sur, cerca del kilómetro 27. El nombre de la operación se tomó de ahí, a la ligera y sin muchas vueltas, de la misma forma que años más tarde se confiscaría el dinero de los nicaragüenses.
Millonarios. En aquella época los nicaragüenses ganaban dinero en cantidades millonarias, pero todo era producto de la enorme inflación. En realidad, el dinero daba para muy poco. Un helado de bolsita, de los que ahora cuestan 5 o 6 córdobas, en ese momento valía entre 500 y mil, detalla el reportaje “Operación Berta: la confiscación masiva de dinero en Nicaragua”, publicado por LA PRENSA en octubre de 2013.
Gestores. La estrategia original fue ideada por el presidente Daniel Ortega y un equipo encabezado por Henry Ruiz, entonces ministro de Planificación Económica. Según Ruiz, la idea inicial consistía en cambiar un córdoba viejo por un córdoba nuevo para sacar de circulación la moneda que no tenía respaldo y de paso disciplinar las finanzas del Gobierno sandinista, muy dado al despilfarro. Eso explicó a LA PRENSA en febrero de 2021. El plan debía efectuarse en 1985, pero el gobierno de Ortega lo hizo en 1988, con cambios que resultaron demoledores para el bolsillo de sus ciudadanos.
Juramento. Al inicio el plan se mantuvo en estricto secreto. Fue hasta 1985 que se dio a conocer a toda la Dirección Nacional. Para lograr el silencio de las personas involucradas, se les hacía firmar un juramento: “Yo (nombre del juramentado), integrado en la tarea de la Operación ‘Berta’, juro solemnemente ante los más sagrados principios de nuestra revolución, ante la memoria de nuestros Héroes y Mártires, preservar fielmente con celo el conocimiento adquirido y mantener la compartimentación y el secreto de la Operación ‘Berta’. Si llegara a violar este juramento, que las leyes revolucionarias caigan sobre mí, y el desprecio del pueblo nicaragüense sea mi castigo”.
Córdoba. Para enero de 1988 un dólar costaba alrededor de 21 mil córdobas en casas de cambio y 40 mil en el mercado negro. El país vivía una hiperinflación de más del 10 mil por ciento. Fue entonces que Dionisio Marenco (q.e.p.d.), nuevo ministro de Planificación Económica, se acordó de la Operación Berta y de las bodegas llenas de billetes sin estrenar. Como no había suficiente dinero impreso, resolvieron entregar solo un córdoba nuevo por cada mil córdobas viejos. Si alguien tenía 200 mil córdobas viejos, solo recibiría 200 nuevos. Si cambiaba el máximo de 10 millones, únicamente obtendría 10 mil.
La Contra. Uno de los objetivos de la estrategia económica era descapitalizar a la Contrarrevolución, pero la Contra se las arregló para no quedarse sin dinero. Ofrecieron pagar grandes cantidades de córdobas viejos por queso y otros productos, para que los campesinos los cambiaran por córdobas nuevos. Sin embargo, no todos pudieron hacer el cambio y perdieron su dinero. Al final la operación perjudicó a los campesinos y benefició a los contras, aseguró Luis Fley, uno de los exjefes de la Contrarrevolución, consultado por LA PRENSA en 2013. “A nosotros más bien nos ayudó porque en vez de andar cargando sacos de dinero, después fue menos el volumen de billetes”, dijo.
Catástrofe. Algunos ministros se enteraron de los cambios que venían e informaron a sus cercanos, que a su vez pusieron sobre aviso a sus cercanos. En los días que precedieron a la Operación Berta, muchos fueron a gastar sus millones de córdobas viejos a los almacenes y los dejaron vacíos. Los comerciantes estaban contentos por las ventas, pero el 15 de febrero se hallaron sin mercancía y llenos de dinero que ya no valía nada. Luego llegó la gente con sus billetes nuevos, pero había poco que comprar y todo estaba más caro.
Estrategia inútil. El gobierno sandinista no logró estabilizar la economía. Además de no reducir el déficit fiscal, siguió imprimiendo billetes sin control. La moneda se estabilizó en los años noventa, durante el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro, con la entrada en vigencia del “córdoba oro” que todavía usamos. La inflación se redujo de 750 por ciento en 1991 a 11.5 por ciento en 1995, de acuerdo con cifras del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE).
Tragedias. Tras la ejecución de la Operación Berta, se conocieron muchos casos de personas que habían perdido casi todo lo que tenían. Campesinos que vendieron su ganado antes del cambio de moneda, obreros que vendieron su equipo de trabajo, señoras que tenían grandes fajos de billetes guardados en el colchón, personas que habían ganado la lotería y no tuvieron tiempo para gastarse el premio… Todo se había esfumado. Desde entonces el fantasma de aquella confiscación masiva asecha a los nicaragüenses, pese a que expertos en economía han descartado la posibilidad de que la dictadura de Ortega se atreva a aplicar una estrategia similar en la actualidad.