Mientras más de un millón de nicaragüenses hacen planes para estirar lo más que se pueda el décimo tercer salario o aguinaldo que recibirán en estos días, nuevamente el alza de precios no les permitirá comprar mucho con estos recursos. Aunque los niveles de inflación bajaron en el último año, los salarios acumulan un fuerte deterioro de su poder adquisitivo, que merma la capacidad de compra. En octubre el precio de la canasta básica se ubicó en 19,358.20 córdobas, mientras los salarios suben en menor medida.
La paga en el sector formal de la economía arrastra este deterioro desde el estallido de la crisis sociopolítica en 2018. Esta ha perdido entre el 6.8 y el 20.8 por ciento del poder adquisitivo. En el sector informal donde los salarios son más paupérrimos el desgaste es todavía más agudo. A criterio de especialistas, este ha sido el aporte de los trabajadores a la estabilidad económica del país.
El Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide) reportó que en octubre el valor de la cesta básica se ubicó en 19,358.20 córdobas (unos 530 dólares). Este es el valor promedio anual más alto de su historia. Y aunque muestra un leve descenso con respecto a los 19,331.43 córdobas que costó en septiembre todavía se mantiene con 376.65 córdobas más cara que en diciembre del año pasado y 4,831.86 córdobas por encima de los 14,526.34 córdobas que costaba en diciembre de 2020; antes que empezara la espiral alcista que tras casi tres años mantiene su precio en niveles históricos.
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Alimentos suben más que los salarios
Mientras tanto, en octubre el salario promedio del Gobierno central se ubicó en 13,570.90 córdobas. Ese monto refleja que solo subió 1,719.60 córdobas con respecto a los 11,851.30 córdobas que promedió en 2020. En cambio, la paga promedio de los afiliados al Instituto Nicaragüense del Seguro Social (INSS) en octubre fue de 13,861.90 córdobas, solo 2,146.10 córdobas por encima de los 11,715.80 córdobas que promedió en 2020, antes que empezara la espiral alcista.
En ninguno de los dos sectores el salario promedio garantiza el acceso a la canasta básica completa. Sin embargo, la galopante inflación que empezó en 2021 redujo el porcentaje de la cesta que los salarios pagan. Entre 2021 y 2023 el valor de la cesta básica subió 4,831.86 córdobas, pero en ese mismo periodo los salarios promedio solo subieron entre 1,719.60 y 2,146.10 córdobas.
En términos porcentuales, esto indica que en 2020, previo al inicio del alza de precios, los trabajadores podían adquirir alrededor del 80 por ciento de los productos de la cesta básica con el salario promedio. Pero ahora solo compra el 70 por ciento de los productos que esta incluye.
En ese contexto, el Banco Central de Nicaragua (BCN) informó que espera desde la última semana del mes penúltimo del año mayor liquidez proveniente de las remesas, inyección de préstamos, pero sobre todo del aguinaldo, que este año lo estima en 14,838.6 millones de córdobas.
El monto estimado en aguinaldo para este año será mayor en 1,298.3 millones de córdobas con relación a los 13,540.2 millones de córdobas del 2022. Esto implicará un crecimiento de 9.58 por ciento de un periodo a otro.
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Remesas han mantenido el consumo
El economista Néstor Avendaño en el escrito La inflación salarial está latente, que publicó recientemente en su blog personal, explica que “el salario promedio mensual del sector formal de la economía nicaragüense, tanto el que elabora el Ministerio del Trabajo (Mitrab) como el que publica el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), ha mostrado un creciente deterioro de su poder adquisitivo acumulado desde enero de 2018 hasta agosto de 2023”.
Y añade que al eliminar el 40.7 por ciento de la inflación acumulada de los precios al consumidor que se registró en ese período, el salario real promedio mensual presentado por el sector formal de la economía se deterioró 20.8 por ciento. Mientras el salario real promedio mensual de las personas que cotizan la seguridad social se deterioró 6.8 por ciento. Lo más grave es que el desgaste es más agudo en los salarios del sector informal, que de por sí ya son paupérrimos.
Para el economista, este comportamiento indica que en los últimos seis años los trabajadores del sector formal ya aportaron su cuota para mantener la estabilidad macroeconómica del país. Con un sacrificio mayor lo han hecho las personas subempleadas, que representan el 38.9 por ciento del total de ocupados. “Las remesas han contribuido a mantener el crecimiento del gasto de los consumidores, pero la inflación salarial en un mercado laboral ‘ajustado’ introduce el riesgo de la aceleración de la tasa de inflación, mejor dicho, de una espiral salario-precio”, advierte Avendaño.
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Precios bajan, pero muy lento
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indica que el precio de los alimentos mantiene una tendencia de reducción, sin embargo, sigue en niveles superiores a los de antes de 2021 cuando los efectos de la pandemia provocaron un alza histórica de precios.
En octubre el Índice de precios de los alimentos de la FAO se situó en un promedio de 120.6 puntos, es decir, 0.7 puntos por debajo del nivel de septiembre. Además, este es su nivel más bajo desde abril de 2021. Según la FAO el leve descenso que marcó en octubre refleja la tendencia a la baja y una pérdida de 14.8 puntos (10.9 por ciento) con respecto a los 135.4 puntos que marcó en octubre de 2022.
“La ligera caída de octubre obedeció al descenso de los índices de precios del azúcar, los cereales, los aceites vegetales y la carne, mientras que el índice relativo a los productos lácteos se recuperó”, dice el informe de la FAO. Esta lentitud que refleja el descenso del Índice de precios de los alimentos de la FAO se replica en el valor de la canasta básica de 53 productos que sigue siendo inaccesible para gran parte de los nicaragüenses.
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Perspectivas de precios no son alentadoras
Por su parte el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta que debido al endurecimiento de la política monetaria y con la ayuda de los menores precios internacionales de las materias primas, la inflación mundial se reducirá a un ritmo constante de 6.9 por ciento en 2023 y 5.8 por ciento en 2024. “Se proyecta que, en general, la inflación subyacente descienda más gradualmente, mientras que, en la mayoría de los casos, no se prevé que la inflación retorne al nivel fijado como meta hasta 2025”, dice el organismo.
También advierte que de adquirir nuevos shocks climáticos y geopolíticos, podrían suscitarse alzas adicionales de los precios de los alimentos y de la energía. Por su parte el Banco Central de Nicaragua (BCN) determinó que en octubre la inflación comenzó a dar señales de una desaceleración gradual, al ubicarse en 7.46 por ciento. Pero admitió que continúa mostrando cierta persistencia. “Esto podría estar asociado a factores estructurales y rezagos en el traspaso de precios internacionales a los precios nacionales”, dice el BCN.
En medio de este contexto adverso, unos 790,282 afiliados a la Seguridad Social y 257,874 pensionados reciben en estos días el décimo tercer mes o aguinaldo y deberán hacer muchos cálculos para sacarle el mayor provecho posible.