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CONTENIDO EXCLUSIVO.La barrida ejecutada por el régimen de Daniel Ortega en el Poder Judicial esta semana llegó hasta las esferas más altas de ese poder del Estado. La presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Alba Luz Ramos, fue separada de su cargo y según fuentes han revelado a LA PRENSA, se encuentra en su casa bajo resguardo policial.
Ramos fue desalojada de manera abrupta de su oficina por Horacio Rocha, comisionado general en retiro de la Policía que en diciembre de 2022 volvió como “ministro asesor de la Presidencia de la República para asuntos de seguridad”. Algunos lo llaman “superministro”.
Junto a Ramos, también cayeron los magistrados Yadira Centeno y Virgilio Guardián, así como muchos otros funcionarios de la Corte que también estarían siendo investigados, según reportes.
Alba Luz Ramos tiene 74 años y más de 50 de ejercicio profesional. Ha sido magistrada de la Corte por 35 años y los últimos 13 ha sido la presidenta de ese órgano. Un exfuncionario de la Corte que la conoció y que solicita anonimato señala que ella era “la ficha” de Ortega en el Poder Judicial y la responsable de que el sistema de justicia esté supeditado al dictador.
El abogado Yader Morazán conoció a Alba Luz Ramos cuando trabajaba en el Poder Judicial y la recuerda como una persona “déspota y de temple fuerte”, y menciona que, en 2010, tras el nombramiento de Ramos como presidenta de la Corte, el Frente Sandinista empezó a tener mayor presencia en ese poder del Estado.
“Con ella entran los CLS (Consejos de Liderazgo Sandinista), los troles. Con ella todo estuvo más comprometido con el régimen. También se formaron estructuras de la Juventud Sandinista en el Poder Judicial”, señala Morazán.
En 2021, Ramos fue sancionada por el Reino Unido, Canadá y la Unión Europea. Esta última en un comunicado señaló a Ramos como la encargada de “la instrumentalización del Poder Judicial a favor de los intereses del régimen de Ortega, a través de la criminalización selectiva de las actividades de oposición, perpetuando el patrón de violaciones a los derechos del debido proceso, detenciones arbitrarias e inhabilitación de partidos políticos y oposición”.
Ramos también fue una de las funcionarias que defendió la reelección inconstitucional de Daniel Ortega. En abril de 2011, dijo en una nota de prensa publicada por el Poder Judicial que la reelección de Ortega era “totalmente legal, apegada a derecho (…) no hay manera de inhibir al comandante Ortega”, a pesar de que la Constitución Política prohibía expresamente la reelección presidencial.
Su salida de la Corte, aseguran fuentes del Poder Judicial, tiene que ver con el afán de Rosario Murillo por controlar todas las dependencias del Estado y esta representa una victoria de Murillo sobre Ortega, pues se ha desecho de una de sus “fichas más leales. No solo en la Corte, si no en todo el Estado”, señala el exfuncionario judicial.
“Natalia”
Alba Luz Ramos Vanegas se vinculó con el Frente Sandinista desde los años setenta cuando era una joven universitaria. No fue una combatiente, pero sí era colaboradora en la ciudad de León, de donde es originaria. Su seudónimo era “Natalia”.
Nació el 3 de junio de 1949 y entró a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua para estudiar Derecho en 1969. El 17 de diciembre de 1973, se incorporó como abogada ante la Corte Suprema de Justicia.
En 1974, Ramos salió de Nicaragua después de que la Guardia Nacional desatara una cacería contra los miembros del Frente Sandinista. Para entonces se había ejecutado el asalto a la casa de José María (Chema) Castillo, un funcionario somocista que ofrecía una fiesta con diplomáticos y personalidades de la época. La operación dio como resultado la liberación de varios sandinistas detenidos, incluido Daniel Ortega.
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Ramos aprovechó su exilio para estudiar. En Laussanne, Suiza, estudió francés y en 1975 se movió a Ginebra para hacer Estudios de Desarrollo del Tercer Mundo. Posteriormente se trasladó a Londres, Inglaterra para estudiar inglés, y en 1978 se fue a Estados Unidos con una hermana.
Con el triunfo de la Revolución Sandinista, en 1979, Ramos regresó al país y en 1981 fue nombrada directora nacional de Registros, según un breve perfil que aparece en el sitio web del Poder Judicial y que hasta el cierre de esta edición no se ha eliminado, pese a que fue separada del cargo.
A partir de su nombramiento como directora nacional de Registros, Ramos comenzó a ascender rápidamente en puestos de gobierno. En 1983, fue nombrada procuradora penal de la República, y un año más tarde pasó a ser viceministra de justicia. Para entonces, Ramos también siguió estudiando en el extranjero. Hizo un curso de Funciones Técnicas de las Patentes en Río de Janeiro, Brasil, en 1982, y el Curso Superior en Ciencias Penales, en el Centro de Estudios Judiciales de Madrid, España, en 1988.
En ese mismo año tras regresar de España, se convirtió en magistrada de la Corte Suprema de Justicia y entre 1996 y 1999 fue vicepresidenta de ese organismo. Entre 2002 y 2003 estuvo como presidenta de la Corte y fue la primera mujer nicaragüense en ocupar ese cargo. En 2010, tras el retorno de Daniel Ortega al poder, fue nombrada nuevamente presidenta, cargo en el que había permanecido hasta esta última semana.
Vida personal
Alba Luz Ramos estuvo casada con Leónidas Arellano Hartin, quien falleció en el año 2000. Tiene una hija y dos nietos.
De la vida privada de Ramos se conoce muy poco y ella misma se ha encargado de ello. En 2017, la revista Domingo gestionó una entrevista con Ramos para un perfil que se hacía sobre ella y el entonces vocero de la Corte y actual desterrado político, Roberto Larios, dijo que “la doctora es bien cuidadosa con su vida personal y nunca aborda estos aspectos en una entrevista con un medio de comunicación”.
Ramos no ha sido muy amigable con los medios de comunicación, sobre todo cuando se habla sobre las irregularidades a lo interno de la Corte Suprema de Justicia. Al diario LA PRENSA, por ejemplo, en 2017 lo tildó de “manipulador” después de varias investigaciones sobre corrupción en el Poder Judicial.
Quienes la conocen la describen como una mujer rencorosa y de pocos amigos. “Ella es una persona que, si puede hacer la maldad, la hace, pero es bien astuta y trata de no dejar rastro de que ella dio ciertas órdenes”, señala el extrabajador del Poder Judicial.
Otra persona que la conoció hace mucho tiempo dice que Ramos es una persona “vengativa” y que no tolera a las personas que no pueden resolver problemas. “Como que quiere que todos sean operativos, así como ella”, dice la fuente.
De igual manera, esta persona dice que hubo un tiempo en que Ramos tenía problemas con el alcohol y que se juntaba con su vocero Roberto Larios para tomar. El extrabajador del Poder Judicial lo confirma: “Bebían juntos. Ellos eran buenos amigos. No sé qué habrá pasado para que ella no haya podido interceder por él cuando lo echaron preso”.
Por su parte, Yader Morazán también recuerda haber visto a Ramos tomando alcohol y según el abogado, ella acostumbraba a ir a los hípicos, mandaba a poner un toldo con el logo del Poder Judicial y se ponía a beber mientras veía el desfile, en el cual participaba su yerno todos los años. Morazán indica que, además del toldo del Poder Judicial, ocupaba a los agentes de seguridad y meseros.
Por otro lado, Ramos se ha visto envuelta en casos de nepotismo dentro de la Corte. En 2009, LA PRENSA reveló que en casi todas las oficinas o dependencias del Poder Judicial se hallaba como empleados a familiares de magistrados o directores de oficinas de la Corte, incluyendo a dos sobrinos de Ramos.
Se trataba de los jueces Abelardo Alvir Ramos y Adda Benicia Vanegas Ramos, además del defensor público Egberto Adán Ramos Solís, también sobrino de ella. El 20 de febrero de 2009, Ramos defendió a sus familiares aduciendo que se habían ganados sus puestos por sus propios méritos, pero la Ley de Probidad establece que “las autoridades superiores no pueden contratar a sus familiares”.
Con la reciente expulsión de Ramos y la cacería desatada en el Poder Judicial, sus tres sobrinos también fueron separados de sus cargos.
Para 2010, cuando asumió por segunda vez la presidencia de la Corte Suprema de Justicia, Ramos “ya era leal a Daniel Ortega”, señala la persona que la conoció tiempo atrás. “Ella defendía a Ortega e hizo del Poder Judicial un instrumento de represión. Eso a partir de 2018 se profundiza con la crisis”.
Desde hace un tiempo, Alba Luz Ramos ya quería dejar el cargo y dedicarse a su vida privada. “Ella está bien mayor. En varias ocasiones le presentó su renuncia al hombre (Daniel Ortega), pero él no se la agarró porque sabía que la salida de la Alba Luz significaba perder a su ficha ganadora. La Juana (Méndez) podía ocupar el cargo, pero no tiene el peso que tiene la Alba Luz dentro de la Corte”, indica el extrabajador judicial.
Por ahora, el régimen ha colocado a Marvin Aguilar como nuevo “presidente en funciones” de la Corte. Él es señalado de ser cercano a Rosario Murillo y el exfuncionario judicial cree que, tras la caída de la ficha de Ortega, Murillo se ha hecho del control total del Poder Judicial.
