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Foto Portada: Una propaganda de los años ochenta que instaba a los jóvenes al cumplimiento del Servicio Militar Obligatorio. En el anuncio de la izquierda, un joven aparece con una tarjeta de inscripción y en el de la derecha la imagen de un cachorro desmovilizado, con una lora al hombro, vestido de camufle con su mochila y su fusil. En la propaganda se vendía la imagen de que el cachorro cumplidor venía rebosante de orgullo y felicidad por lo tanto tenías que acudir al llamado para ser el relevo generacional. Foto por: Tomado del diario Barricada.

Los 40 años del Servicio Militar que mandó a la muerte a miles de jóvenes

Se conformó como “Servicio Militar Patriótico”. Esa última palabra era un eufemismo de Obligatorio. A los jóvenes e inexpertos reclutas los llamaban “Los Cachorros de Sandino”. Esta nefasta ley fue el salvavidas político y militar para el poder de los sandinistas que ya con el Ejército, los Batallones de Infantería de Reserva (BIR) y las Milicias Populares (MPS) no podían sostener la guerra.

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Fue un martes 13 de septiembre de 1983 cuando en el Consejo de Estado (Asamblea Nacional) se aprobó el decreto de ley número 1327 que en su esencia estaba diseñada para el servicio militar activo y el servicio militar de reserva. En el activo era para reclutar a los jóvenes entre las edades de 18 a 25 años y el de la reserva de los 26 a 40 años.

Los jóvenes del Servicio Militar obligatorio eran los que entrenaban en los llamados CEM, Centro de Entrenamiento Militar, que construyeron en diferentes puntos del país. Hubo uno en especial por ser el de los primeros y más lejanos para estos muchachos reclutas que en su mayoría venían de las cabeceras departamentales y diferentes ciudades. Estaba ubicado en Mulukukú, que en ese tiempo era una zona desolada y remota por la guerra.

La escuela de Mulukukú fue mal llamada “El Paraíso de la Juventud”. Fue construida en 1983 cuando se aprobó la ley y en noviembre empezaron los primeros llamados a cumplir al Servicio Militar. Era imposible para los jóvenes tener contacto con familiares o socializar con otras personas. Sus vecinos cercanos eran los mosquitos y el follaje de la selva. Un lugar inhóspito, pero propio para forjar soldados para la guerra. En la mayoría de las escuelas había asesores cubanos que tuvieron participación con el ejército ruso en la guerra de Afganistán, y en otros tipos de guerrillas de izquierda en Latinoamérica.

Los entrenamientos era una preparación constante que iniciaba a las 4 de la mañana con el sonar de las alarmas para vestirse y hacer ejercicios físicos por dos horas, luego desayunaban, pero solo tenían 3 minutos en cada tiempo de comida. Los jóvenes se despertaban al grito del sargento de cocina y con charola en mano procedían a lavar sus platos y cubiertos. Luego, pasaban a clases de orientación política.

Después, empezaban los entrenamientos donde conforme pasaban los días les enseñaba arme y desarme del fusil, a usar granadas de mano, artillería ligera, supervivencia, táctica de combate, lucha cuerpo a cuerpo y de esa misma escuela ya conforme a sus habilidades, les daban la especialidad que iba desde fusilero, ametralladorista, radio comunicador, francotirador, morterista, explorador, cohetero, sanitario, entre otros.

Reclutas del Servicio Militar lavan su ropa y se bañan en un río cerca del Centro de Entrenamiento Militar en Apanás, Jinotega. Muchos jóvenes eran capturados con lo que andaban puestos por las patrullas de Prevención que irrumpían en cualquier lugar público para capturar por la fuerza a estos chavalos. Prevención operaba con dos patrullas militares que era dos jeeps UAZ de origen ruso y camiones IFA donde montaban a los capturados como ganado y los llevaban a sus celdas que quedaban donde actualmente son las oficinas de INETER en managua. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Cachorros en su último día de entrenamiento en el CEM Facundo Picado en Pueblo Nuevo, Estelí. Estos recién graduados pasaban a formar parte del relevo de los viejos cachorros en los distintos batallones de infantería que tenía en ese tiempo el Ejército sandinista que en los años más duros de la guerra llegó a contar con más de 110,000 efectivos en todas sus especialidades. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Cachorros del BLI Juan Pablo Umanzor en el acto militar de los batallones que resguardaron la seguridad al acto del octavo aniversario de la Revolución Sandinista que fue celebrada en la ciudad de Matagalpa el 19 de julio de 1987. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.

Los reclutas que iban a los Batallones de Lucha Irregular conocidos como los BLI, eran asignados a conformar las compañías, pelotones y escuadras para ir a las montañas a combatir con los “Contras”. Algunos por falta de capacidad o por influencias se quedaban en la retaguardia en donde se encontraba todo al abastecimiento técnico y militar de cada batallón. Desde ese punto, el jefe de batallón, preparaba las operaciones militares para sus tropas.

El costo de esta ley fue grande para la juventud nicaragüense que le tocó exponerse y pagar con su vida su participación en esta guerra civil. Además de los BLI, también estuvieron presente en las Compañías Permanentes Territoriales (COPETE), las Tropas Guarda Fronteras (TGF), Batallones de Ligeros Cazadores (BLC), Marina de Guerra Sandinista (MGS), Fuerza Aérea Sandinista y Defensa Antiaérea (FAS-DAA), Brigada de Tanques y de Artillerías y demás.

Esta ley obligó a muchos a huir de la guerra. Un joven en edad comprendida por la ley no podía salir del país. Algunos lograron salir por puntos ciegos en las fronteras y los que no, tenían a las patrullas de prevención que se encargaron de desatar una cacería en lugares públicos, fiestas, centros de entretenimientos o inclusive dentro de las mismas empresas o fábricas donde los sindicatos eran los que se encargaban de mandar a estos chavalos a que se fueran a inscribir y cumplir con la ley.

“Sin una juventud dispuesta al sacrificio no hay revolución”, rezaba una consigna para arengar a los cachorros y adoctrinarlos para su participación en la guerra, consigna que se escuchaba desde las escuelas militares hasta en la montaña. La ley contemplaba dos años de servicio, pero en la realidad los soldados cumplían hasta 27 meses para poder desmovilizarse y luego iban al servicio militar de reserva.

Cuando se creó la ley en 1983, los sandinistas habían bautizado ese año con el lema de:

“Año de lucha por la paz y la soberanía”, pero la paz vino cuando la presidenta Violeta Barrios de Chamorro llegó al poder a través de unas elecciones libres el 25 de febrero de 1990. Dos meses después como primer acto de su gobierno la presidenta Chamorro derogó la ley y puso fin a uno de los capítulos más dolorosos de Nicaragua.

Una escuadra de soldados del BLI Francisco Estrada suben el cerro La Coneja, uno de los más elevados en la zona fronteriza con Honduras después de haber sostenido cruentos combates y recuperar la zona donde existían campamentos de la contra durante el operativo militar llamado “Unidad Inter Armas” en Abril de 1987. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Alberto Bracamontes, un cachorro radio comunicador del BLI Santos López se comunica durante la marcha con un radio 105 con cajón de baquelita y de origen ruso durante el operativo militar “Unidad Inter Armas” en Abril de 1987 en la selva de Amak, lo que luego pasó a llamarse BOSAWAS, una de las reservas naturales más grandes de Centroamérica. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Soldados del Servicio Militar son helitransportados en un helicóptero de origen ruso Mi-17 en octubre de 1989 desde Boaco hacia El Ayote, municipio del caribe sur de Nicaragua para lo que sería el último operativo militar del Ejército sandinista. A la derecha de la imagen se aprecia el tanque externo de combustible JP-1, cachorros con sus pertrechos militares y sus fusiles AK-47 y un soldado cargando un lanzamortero M-79 conocido como Mono. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Cachorros del Servicio Militar cargan granadas de morteros sobre sus cuellos junto a sus fusiles AK-47 y sus mochilas durante un desembarco aéreo en Mukuwás, en San Andrés de Bocay durante el inicio de la operación militar Danto-88, el más grande y principal operativo del Ejército sandinista que obligó a la Contra sentarse para firmar los acuerdos de paz en Sapoá en marzo de 1988. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Un grupo de soldados cruzan un obstáculo natural en las montañas del norte de Nicaragua. La mayoría de soldados aptos para el reclutamiento pasaban un entrenamiento militar en un CEM con una duración de tres meses. Cuando la guerra iba recrudeciendo muchos de estos jóvenes tuvieron un entrenamiento mínimo lo que los hacia presa fácil a la hora del combate. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Soldados del Servicio Militar obligatorio abordan un helicóptero Mi-17 en los playones del río coco durante el operativo militar Danto-88. En este operativo no se escatimó en nada para ganar la batalla a los rebeldes Contras. Hubo batallones de soldados que fueron los que iban a combatir al teatro de operaciones y otros batallones de soldados, en su mayoría de la reserva y milicianos que su misión no era combatir, sino específicamente cargar avituallamientos, municiones, pertrechos, medicinas, alimentos. A este grupo se les conoció como “Los Egipcios”. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Un cachorro se monta al hombro un cañón de artillería y lo usa como lanza cohete durante un combate con los contras en sus campamentos de Honduras durante el operativo militar Danto-88. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Un cachorro es asistido de una herida en el cuello por sanitarios médicos durante un combate con los contras en las montañas del norte de Nicaragua. Muchos de estos soldados fueron desmovilizados sin garantizarles asistencia psicológica y fueron olvidados por sus años de servicio. Cuando Ortega volvió al poder muchos de ellos se organizaron y exigieron apoyo económico y de salud, pero no obtuvieron repuesta alguna. Uno de los que alzó la voz con firmeza fue Marvin Vargas conocido como “El Cachorro” y guarda prisión desde el 2011 en la cárcel Modelo de Tipitapa. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Una imagen lograda desde el cerro La Coneja durante el operativo Danto 88 donde se observa un helicóptero ruso Mi17 sobrevolando la desembocadura del río Amak con el río Coco. Abajo, tropas de cachorros caminan como pequeñas hormigas sobre ambos ríos teniendo a la par el follaje de la selva. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
Un grupo de cachorros del BLI Juan Gregorio Colindres celebran su desmovilización en lo que era el Estado Mayor de la quinta región militar en Juigalpa. Cuando estos soldados se desmovilizaban portaban una camiseta negra con el lema: “Aquí esta tu Cachorro” y una imagen del sombrero o charro militar que era parte del uniforme de estos soldados. Foto por: Archivo personal Óscar Navarrete.
La presidenta Violeta Barrios de Chamorro saluda a soldados del servicio militar el día de su triunfo electoral. Muchos de estos soldados dejaron abandonados sus fusiles y sus unidades militares para integrarse a la vida civil sin esperar su desmovilización. Dos meses después la presidenta Chamorro como primer acto de su gobierno abolió la ley del servicio militar, el país entraba a una naciente paz y una nueva era en la democracia. Foto por: Archivo La Prensa.

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COMENTARIOS

  1. Hace 12 meses

    Dios nos ampare y nos libre de que ese “Servicio Militar Patriótico” JAMAS vuelva a esta nación que tanto dolor y desgracias ha sufrido.

  2. Hace 12 meses

    Lo que obligó al criminal Frente Sandinista a sentarse en la mesa de negociaciones es que estaban a punto de perder la guerra segun Joaquín Cuadra o Javier Carrión, uno de los dos, expresaron en una entrevista periodística. Si el Congreso de los EE.UU. hubiera aprobado la ayuda a la Resistencia, el Frente Sandinista hubiera perdido la guerra. La Contra es el único ejercito de campesinos que ha surgido en las Américas.

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