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Dictaduras paralelas: la Albania de Enver Hoxha

Un lector de los editoriales de LA PRENSA nos ha preguntado que si la Nicaragua de hoy es igual o parecida a la Albania en tiempos de Enver Hoxha, el despiadado dictador comunista que gobernó a ese pequeño país europeo durante 41 años, de 1944 a 1985. Hasta que falleció en su cama por causa natural.

Es muy difícil resumir el sistema político de un país en el espacio de un comentario editorial. Pero en todo caso, la primera respuesta debe ser  de carácter general: que todas las dictaduras son iguales en el fondo, aunque en algunos aspectos sean diferentes. Pues cada una refleja las características de la historia, las tradiciones y la cultura política del país correspondiente.

Albania es un pequeño Estado del sur de Europa, tiene más o menos el tamaño de El Salvador en Centroamérica, con una población        —también más o menos— de tres millones de habitantes.

En los años de la Segunda Guerra Mundial, Albania fue dominada por los imperialismos, nazi de Alemania y fascista de Italia. Un ejército revolucionario dirigido por el partido comunista (que tomó el nombre de Partido del Trabajo) puso fin a la dominación extranjera y en 1944 se estableció la dictadura comunista  encabezada por Hoxha.

El líder comunista albanés había estudiado en universidades de Francia y se le consideraba bastante culto, pero al mismo tiempo muy dogmático y extremadamente cruel en el ejercicio del poder. Inclusive escribió varios libros sobre doctrina comunista e historia y cultura albanesa, pero por el aislamiento internacional que impuso su dictadura sus obras solo fueron conocidas dentro del país.

Como todas las dictaduras, comunistas o no, la de Hoxha prohibió la prensa independiente y los partidos políticos (salvo el comunista gobernante), así como las organizaciones sociales e inclusive la religión, pero no solo la católica sino también las otras cristianas, la musulmana y cualquier creencia espiritual.

Hoxha era un estalinista extremo y rompió con el régimen soviético cuando este, en 1956, reveló los terribles crímenes del estalinismo e impulsó la desestalinización de la URSS.

Albania se plegó entonces a China comunista, que bajo el liderazgo de Mao Tse Tung también era ferozmente estalinista. Pero cuando China se abrió a las relaciones con Estados Unidos y recibió amistosamente al presidente Richard Nixon, Hoxha rompió también con el comunismo chino.

Siendo un país cerrado económica, política y diplomáticamente al mundo, Albania se sumió en la extrema pobreza y el  atraso. El odio de Hoxha al imperialismo y su permanente temor a una agresión extranjera, lo llevó al extremo de no permitir que se construyeran nuevas carreteras ni se repararan las viejas; para que cuando llegaran los “invasores” les fuera difícil movilizarse en el país.

Hoxha era un comunista tan extremista que borró del lenguaje la palabra persona o individuo. Había que hablar solo  de familia y el Estado controlaba los casamientos y la vida matrimonial. “El matrimonio y la familia estará bajo el cuidado y protección del Estado”, se inscribió en la Constitución de Albania. Y cada familia tenía que vivir en la vivienda que le asignara el Estado, para que pudiera ser más controlada por los agentes de seguridad y soplones.

Cuando Enver Hoxha murió, como ya dijimos por causa natural, había delegado el cargo de presidente en un incondicional, pero seguía detentando el poder real. Sin embargo, como suele suceder, al morir el líder supremo Albania cayó en la inestabilidad y el régimen comunista se desmoronó en 1990.

Como los pueblos son así, cuando hubo la primera elección libre, en marzo de 1991, la mayoría de los albaneses eligió para gobernar al mismo partido comunista que se cambió el nombre y como presidente al líder comunista que Hoxha había nombrado su sucesor. Aunque justo y  necesario es señalar que la oposición tuvo menos de un año para organizarse.

Un año después —en 1992— hubo elecciones parlamentarias que la oposición ganó por abrumadora mayoría. A partir de entonces, con todas las dificultades e idas y venidas de una transición democrática,  Albania comenzó a andar hacia la democracia y  el desarrollo económico capitalista. Y comenzó a salir de la pobreza y el atraso en que dejó al país la dictadura comunista.

Ahora Albania es un país democrático miembro de  la OTAN y está haciendo mérito para pertenecer a la Unión Europea.

 

COMENTARIOS

  1. Hace 11 meses

    Buen repaso histórico.

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