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¿Debe el obispo Báez mediar por unidad de la oposición?

El recién pasado 9 de mayo el obispo nicaragüense exiliado en Estados Unidos (EE. UU.), monseñor Silvio Báez, ofició una misa especial en el templo de Santa María del Lago, en la ciudad de Chicago, ante una nutrida concurrencia de opositores de Nicaragua radicados en aquel país.

     Como es bien sabido, el obispo Báez es un severo crítico del régimen de Nicaragua. Por ese motivo se encuentra exiliado y ha sido privado de su nacionalidad nicaragüense, igual que los 222 ex presos políticos que el 9 de febrero pasado fueron excarcelados y desterrados a EE. UU.; y que las otras 94 personas que dos días después sufrieron el mismo castigo del régimen.

     En su homilía de la misa oficiada en  Chicago, monseñor Báez se refirió a las discordias entre los diversos grupos y activistas opositores, a quienes con un lenguaje de pastor cristiano los llamó a dejar a un lado sus diferencias y unirse por la causa común de la libertad.

“En un momento de tanta polarización en nuestra sociedad —indicó monseñor Báez—, en medio de tantas confrontaciones inútiles entre los mismos que sueñan con un ideal de libertad, es consolador saber que hay “un camino”, que nos puede acercar entre nosotros y encaminarnos a la verdad y a la vida. Es Jesús —sentenció monseñor Báez—, Él es el camino más acertado para vivir, la verdad más confiable para orientarse, el secreto más esperanzador de la vida. De poco sirve que nos tildemos de conservadores o progresistas, de ser de derecha o de izquierda. Si queremos construir una sociedad nueva, es otra la opción que debemos hacer. Se trata de plantearnos la propia vida y la relación con los demás desde Jesús o desde otros caminos que no nos llevarán a ninguna parte”.

Algunos activistas reconocidos de la oposición en el exilio de inmediato le tomaron la palabra a monseñor Báez, al menos en declaraciones a medios de comunicación, y lo propusieron como mediador para lograr la unidad de la oposición. Según ellos, el obispo es la única persona que por su autoridad moral, su posición política ajena a las facciones, y su compromiso con la fe cristiana y con la patria, podría unir a la díscola y dispersa oposición al régimen de Nicaragua.

No conocemos si esa propuesta ha sido formalizada, ni lo que opina monseñor Báez sobre ella. En cualquier caso es algo que seguramente tendrá que sopesar muy bien, pues en los últimos años las gestiones de la Iglesia católica y sus obispos como mediadores en los conflictos políticos, no han sido exitosas, más bien han sido incomprendidas y les han dejado  amargas y dolorosas experiencias.

Nos parece que la presencia de un obispo como promotor de la unidad de la oposición seguramente pondría peor la  crítica situación de la Iglesia católica en Nicaragua. Se le vería como identificada incluso orgánicamente con la oposición, cuyo interés es sustituir en el poder a los actuales gobernantes, lo cual no es el caso de la Iglesia y sus representantes.

Además, por la profundidad e intensidad de las disputas políticas entre los diversos grupos, fracciones y activistas de la oposición, es bastante improbable que monseñor Silvio Báez logre ponerlos de acuerdo.

En todo caso, la gente opositora es suficientemente adulta y ha pasado por muchas experiencias, que los deberían motivar a tomar las decisiones sensatas necesarias por sí mismos, sin que nadie tenga que llevarlos de la mano, ni decirles lo que deben hacer.

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