El padre Donanciano Alracón, quien fue expulsado esta semana por el régimen de Daniel Ortega a Honduras, dijo encontrarse sano y salvado en ese país, luego que unos policías y civiles lo condujeran hacia la frontera norte de Nicaragua y aclaró que él fue sacado del país posiblemente porque durante sus misas pidió por monseñor Rolando Álvarez, quien se encuentra condenado a 26 años de prisión por negarse a aceptar el destierro junto con otros 222 exreos políticos.
“Yo no estaba descalzo, estaba guapetón”, aclaró al medio radial RPC de Panamá. En su relato, el religioso dice que cuando era llevado por los agentes policiales, él pedía su pasaporte y estos les decían que se lo darían una vez que cruzara la frontera.
“Cuando crucé las fronteras, me encontré con muchos ángeles, porque quedé perdido. Cuando ellos me sacaron, les pregunté sobre mi pasaporte, pero como estoy con otros compañeros sacerdotes, a ellos les estregaron mis cosas”, comenzó relatando.
Durante el proceso de expulsión, dice que los policías, que fueron educados con él, le ofrecieron alimentos, pero que no aceptó, porque “no le podía” pasar por la garganta, por lo que estaba viviendo en ese momento. Cuando llegó al lugar de la expulsión, los agentes le dijeron: “usted queda fuera (de Nicaragua), ya no puede entrar más aquí”.
“Corrijo no fue por una procesión (que lo expulsaron)…puede ser que haya sido imprudente en algún momento, porque en algún momento en las misas haya pedido por monseñor Álvarez, que es el obispo que está preso, que es mi obispo, cuando el Evangelio tocaba el tema de la justicia, yo también hablaba, creo que eso molestaba un poco, eso de la procesión es mentira, no hice procesión el domingo”, dijo.
Esta es la entrevista que brindó el sacerdote: dar clic
Durante las homilías dice que hacía comentarios indirectos sobre la justicia, porque nunca lo hizo directo sobre algún partido. “Por ejemplo, si yo hablabla sobre el Evangelio de la justicia, hablaba de eso, pero son temas muy sensibles en la actualidad, en cómo se encuentra el país, puede ser que eso ha molestado y de eso es lo que me acusaron”.
El régimen de Ortega acusó al sacerdote de “que yo había organizado al pueblo contra el gobierno”.
Cuando Alracón fue capturado por la Policía, acababa de terminar de oficiar la misa crismal, que se realiza en todas las diócesis del mundo en Semana Santa. Él estaba en la diócesis de Estelí, él iba con otros compañeros a almorzar, cuando iba por la carretera lo detuvieron y lo montaron a una patrulla y de ahí lo expulsaron. Dice que no estaba descalzo, sino “guapetón”, porque acababa de ir a misa.
Otro sacerdote fue a su casa a buscar sus pertenencias, ropas y computadora, las que les fueron entregada ya en la frontera. Dice que la operación fue ejecutada por civiles y agentes uniformados, pero el que dirigía la operación era uno que estaba de civil.
Alracón admitió que tal es la situación en Nicaragua que “hay que tener mucho cuidado de lo que dices, es algo que está contra nuestras fuerzas y puede ser que yo fui algo desafiante y aquí tengo una cucharada de mi propia medicina. Hay que ser muy cauteloso, los padres que se quedan, porque el problema es que si expulsan a los sacerdotes sufre la comunidad, sufren los feligreses”.
Donde él pastoreaba, por ejemplo, solo hay un sacerdote de 78 años para 45 pueblos. “Él se cansa, ahora nuestra congregación tiene el problema de quién se envía a esa zona… Nicaragua es un país hermoso, yo no hubiera querido irme nunca, pero tiene esa situación política, que está más allá de nuestras fuerzas”, dijo, quien aseguró que tenía un año y medio de estar en el país.
Actualmente la Iglesia católica se encuentra bajo fuerte represión por parte del régimen de Daniel Ortega, que le ha destruido templos, imágenes, forzar al exilio a religiosos, prohibido eventos pastorales en las calles, entre otros.