Es cierto que los comunistas y algunos izquierdistas disfrazados de demócratas han esbozado en tono de burla la leyenda aumentada de los mil y un intentos de haber pretendido matar o sacar del ruedo político a Fidel Castro y a su régimen. Y en realidad ha habido de todo esto por muchos cruelmente afectados por esa tiranía que tanto daño ha hecho al pueblo cubano y a los países donde ha metido sus garras irrespetando soberanías y conspirando a más no poder.
Ahora un grupo de cubanos y latinoamericanos han redactado una carta que ya la han circulado en una primera fase a personalidades del mundo libre y en la segunda, por iniciar, la harán llegar a los presidentes democráticamente electos y respetuosos de los derechos humanos y la libertad, pidiéndoles que rompan relaciones a todo nivel con la isla.
Es una excelente oportunidad para que esos presidentes demuestren su compromiso con las causas nobles, sobre todo tomando en cuenta que se trata de una nación en la que los hermanos Castro han hundido en la más grande de las miserias, éxodos y llanto al pobre pueblo cubano. Ya veremos.
Los cubanos opositores antes al difunto Fidel y ahora enfilados contra su hermano Raúl (Díaz-Canel es un accidente de ribete con algún tiempo ya en la cuerda floja, según los informes procedentes de La Habana), aliados con muchas personas y organizaciones, han tratado de sacarlos del poder junto a su macabro y hambreador sistema.
No han podido ya casi en 65 años de intento. Claro, el aliado más importante, los Estados Unidos, no ha tenido voluntad de hacerlo ni la tuvieron. Por eso fracasó Bahía de Cochinos y Playa Girón y por eso el fantasma de las decisiones de la era Kennedy viene generacionalmente rondando la Casa Blanca. Por eso han fracasado tantas otras acciones.
Pero esto es historia pura y la realidad es que el régimen sigue de pie, cada vez más mal parado, pero de pie. Y es aquí cuando entra en juego la hora de la verdad con aquellos mandatarios a quienes se pide que firmen la carta de ruptura. Así de simple.
Desde enero pasado que se lleva a cabo una conferencia de la Alianza Republicana de las Américas ―especie de colchón comunicacional entre hispanos y el Partido Republicano para emprender tareas en conjunto y solucionar problemas en el devenir del tiempo―, dicha misiva ya la han firmado más de cien personalidades del mundo entero, entre líderes de partidos políticos, de instituciones y movimientos anticastristas.
A juicio de Lis Coll y Manuel Milanes, capitanes ejecutivos del proyecto, este se basa en 3 pilares fundamentales. Primero, que el régimen de la isla es un Estado fallido, segundo que el pueblo tiene derecho a la rebelión y tercero a que los gobernantes de países electos democráticamente deben asumir un compromiso en nombre de la libertad, más solidario hacia ese pueblo sufrido.
“Solicitamos que vuestro gobierno, democráticamente electo, desconozca la legitimidad de la dictadura cubana y rompa sus relaciones diplomáticas inmediatamente. Sin duda alguna, la historia reconocerá a aquellos gobiernos que apoyen al pueblo cubano en su legítimo derecho de buscar y encontrar su libertad, pero también será repudiado quien no lo haga”, señala el documento en mención, al cual también pertenece en su logística circular la escritora cubana Zoé Valdés, desde Francia.
La verdad es que al día de hoy se han escrito muchas cartas, pronunciamientos, resoluciones etc., para pedir la libertad de los presos políticos cubanos, de profesionales, médicos, artistas, escritores, de gente humilde que no comulga con el marxismo tropical, pero esta nueva carta va directamente al corazón de los mandatarios de países libres, y esa es una responsabilidad moral y política que deben pone en práctica los gobernantes actuales.
Otro hecho relevante en esta nueva embestida epistolar, diplomática y política contra la satrapía cubana, es el lema que sus redactores e ideólogos de derecha, anticomunistas, han usado. Es nada más y nada menos que la célebre frase de Benjamin Franklin, uno de los fundadores de la nación americana: “La rebelión ante la tiranía es la obediencia a Dios”.
Cuba será libre y empezará a serlo con la voluntad humana, empática y democrática de quienes hoy día gobiernan a pueblos libres.
El autor es escritor y periodista nicaragüense exiliado en Estados Unidos. Columnista Internacional.