John Christopher Cerna, apodado “El Tigrillo” no ha podido conocer a sus hijos, unos gemelos que han crecido y empezaron su preescolar mientras su padre estaba en prisión por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Hoy está en Estados Unidos, sin nacionalidad, sin poder reconocerlos a pesar de ser su padre biológico.
“El Trigrillo”, es un apodo que carga desde que formó parte de los Scout, porque hablaban de totem y al decir Tigre le decía “Tigrillo” porque no había “sacado tamaño” para entonces. Fue detenido el 28 de febrero 2020, acusado de tráfico de estupefacientes. Fue deportado junto a otros 221 presos políticos a Estados Unidos y despojado de su nacionalidad.
Cerna participó en las protestas que estallaron en Nicaragua en abril 2018, indica que ha cambiado mucho era un niño tímido antes de las protestas y afirma que es una persona diferente hoy, luego de haber estado en el Sistema Penitenciario Jorge Navarro “La Modelo”, en una celda de máxima seguridad conocida como “La 300” o “El Infiernillo”.
Desde esta celda Cerna escribió una carta a El Faro en la que relató que su padre falleció tres semanas antes de su detención. “En mi última conversación con él me dijo: ‘Tenés grandes propósitos… Aunque nunca te voy a entender’. Yo le refuté: “Ahí vas a tener mis dos cartones (títulos)”. Lo único que él quería era verme con un mejor futuro. Era mi héroe”, afirmó y recordó que su papá estaría hoy de cumpleaños.
En una entrevista a LA PRENSA, Cerna habla de cómo ha sido su vida y cómo las palabras de su padre se han cumplido y hoy ha visto que su nombre fue mencionado en diferentes instancias de Derechos Humanos.
¿Cómo eras de niño?
John Cerna era una persona ajena a lo que ves hoy en día, en el sentido que era muy tímido por la manera en que me criaron. Nací en Matagalpa, Matagalpa. Me críe en casa donde mis abuelos maternos, soy el único nieto que mi abuela materna vio nacer, ella falleció cuando yo tenía seis meses. Dicen que solo un primo y yo sacamos el color de sus ojos.
Estudié a media cuadra de ahí y en ese lugar pusieron uno de los principales tranques del departamento, porque era en la mera entrada. Luego estudié mi secundaria la mayor parte en el INEP (Instituto Nacional Eliseo Picado) que es donde se bachilleró Carlos Fonseca, era como el Instituto de varones o algo así. Se me impregnó bastante el himno de ahí, que decía algo así como “Con el estudio seremos mañana, hombres de eran por venir y así la patria se siente orgullosa, cuando más tarde nos vea surgir”.
Aunque ya no hablo como Matagalpino por el tiempo que viví en Managua tengo mucho sentido de pertenencia. Me fui a Managua a terminar la secundaria porque una tía me ofreció apoyarme con mis estudios en un colegio privado, mientras entraba en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI).
Yo vendía LA PRENSA, vendía frescos con cajetas en un cuadro de beisbol, en parte para apoyar a mi mamá.
¿Vivías con tus papás?
Nací en casa de mis tíos maternos y luego nos fuimos a habitar en un lugar que mi mamá y papá construyeron, un proyecto de Hábitat para la Humanidad, con potreros cerca. Acepté el apoyo de mi tía en parte porque mi mamá era muy dura conmigo, incluso había trabajado en el penal, que fue una de las cosas que más repercutieron, los vínculos de mi familia, eran vínculos de ellos, no míos y me afectó. El primer comisionado del Chipote fue amigo de mi papá y se bajaba conmigo.
Me fui a bachillerar en un colegio católico en Monseñor Lezcano, uno de los barrios más viejos de Managua. Era una persona muy tímida. Mi mamá me había mandado a una tutoría con una señora que había estado en Cuba y para ponerme a estudiar en un escritorio me amenazaba con un perro pastor alemán que tenía, llegué a tener mucho miedo en mi vida.
Mi mamá había conseguido una beca para que yo me fuera a estudiar a Cuba, pero era con sus vínculos del gobierno.
¿Terminaste tu universidad?
Me bachilleré a los 15 años, a los 14 años ya estaba en el colegio privado de Managua. Era un cipote buscando ser un adolescente, porque ni tamaño había echado todavía. Me acordaba de la canción Autobiografía de Luis Enrique, “desde los 15 años soy el extranjero, no soy de aquí ni soy de allá”, era un extranjero en Managua. Mi tía no me dejaba salir porque la cuadra donde vivimos le llamaban “Las Vegas”, habían dos expendios de droga.
Ese año me accidenté en una moto, mi mamá trabajaba en el Magfor (Ministerio Agropecuario Forestal) visitando comunidades con el bono productivo que le llamaban. Me fui a buscarla y era mi primera vez manejando moto, llegué y ella ya había salido. Diciembre 26 del 2010, casi me mato esa vez, me fracturé la muñeca, el tobillo derecho y me partí la mitad de la cara, a los 20 días me tocaba hacer examen en la UNI (Universidad Nacional de Ingeniería).
No clasifiqué en la UNI y mi mamá me estuvo pagando el IES que es la parte privada de la UNI, hice el curso propedéutico que dan y saqué 92. Estaba molesto porque lo que saqué en ese curso no lo saqué en el examen de admisión que hice recién me quitaron el yeso.
Junto con otros chavalos nos trasladamos al Rupap (Recinto Universitario Pedro Arauz Palacios) en 2013. Estudié un curso de computación, de instalación de aplicaciones. Yo estaba ganando dinero con ellos. Buscando como apoyar un poco no ser tanta carga, pues para los míos.
¿Cómo te involucraste en las protestas?
Mi abuela es diabética, le daban tres mil córdobas de su pensión, era principalmente eso.
Siempre pasaba por la UCA (Universidad Centroamericana) para llegar a Monseñor Lezcano y un día miré vacío y hasta que llegué a la casa miré las noticias de lo que estaba pasando. Me puse de acuerdo con una muchacha de los Scout que estudiaba medicina, compramos insumos médicos y nos fuimos por la UNI. Habían baliado a alguien, tuvimos que montarlo en un vehículo lo fui a dejar al Manolo y me regresé a la UNI.
El 20 de abril ya había quedado de ir a la UNI, en el predio donde murió (Alvarito) Conrado, murieron cinco personas, una de ellas murió en mis brazos, esa persona estaba compartiendo un galón de agua conmigo, yo fui a ver a Conrado y se estaba ahogando en su propia sangre. Al otro lo mataron a un lado de la construcción de la UNI.
Me dispararon en mayo 28 (2018) que nos tomamos la UNI. Era más fácil sacarnos a punta de plomo para reabrir el servidor del .ni . Me disparó un franco tirador en los alrededores de la UNI, todavía cargo dos perdigones, uno en la cien izquierda por la oreja y otro en el hombro izquierdo.
Para 2018 ya estaba terminando mi carrera, estaba a dos clases de terminar, pero la UNI ya me estaba dando por perdido mi registro y tuve que conseguir con unos amigos mis papeles.
La UCA (Universidad Centroamericana) me apoyó para pasarme de universidad y quién iba a decir que el “en todo amar y servir” que decía Alvarito Conrado yo lo iba a conocer con la UCA que me siguieron apoyando.
También estaba en tercer año de maestro de obra en el Inatec. Además, estaba en Taekowndo, así liberaba mi estrés, mi enojo. Mi hermana me resumió mi actitud en una palabra “determinación”.
¿Cómo fue tu detención?
Ese día había salido de donde mi novia rumbo a mi cuarto cuando vi personas que sabía que eran “guardias”. Estaba dando donde quedarse a unos amigos a Johnny, a una muchacha que tenía problemas con su pareja. Vivía a cinco cuadra de la UCA, salí para la universidad y vi camionetas con policías y motos. Habían también personas vestidas de civil, corrí y activé un SOS que configuré en el teléfono, tiré mi teléfono y la policía empezó a golpearme. Me llevaron a mi domicilio. Marcos y Marcela (amigos) llegaron al lugar y se acercaron demasiado y los detuvieron.
Me llevaron por formalidad al Chipote para investigación. Me habían girado orden de captura desde octubre de 2018. Febrero 29, que era año bisiesto me llevaron a medicina legal y me sacaron muestra de sangre de cabello y que les firmara un documento que me había “caído” (por los golpes que le hizo la policía.
Me acusaron por drogas, pero la droga no estuvo conmigo, me la pusieron cuando fuimos al Chipote. Me dijeron “esta mochila es tuya” les dije que sí y me dijeron “estos también entonces”.
Marzo uno me llevan ante una jueza, me niego a los cargos y me ponen a una defensora pública, me regresan al Chipote y ahí estaba mi defensor.
Me llevaron a La Modelo, Estaba con 25 presos comunes. Los primeros cien días no sabían que era preso político. Dejé de usar mi apodo y solo me decían “vos estás por droga”, “sos de Las Vegas” y no me reconocían como preso político, hasta que llegó Kevin Solís, que a él sí lo reconocían.
A mi mamá y a mi novia las desnudaban para unas visitas detrás del vidrio.
¿Cómo fue la liberación?
Ya estando en el infiernillo, año y medio, los últimos dos meses antes de salir siguieron el patrón de la amnistía a presos, nos ofrecían patio sol antes de salir.
Cuando nos llegan a sacar yo ya estaba listo. Había tenido visita de mi mamá el 7 de febrero, febrero 8 (2023) nos llegan a sacar de la celda. Me dio tiempo de ponerme los zapatos y ya estaba listo para eso. Nos sacan en una buseta de La 300 a donde estaban anteriormente los presos políticos en La Modelo y cuando llegamos habían guardias por todo el perímetro. Nos meten a un salón con los que habían estado presos en los departamentos y a eso de las 22 y media nos empiezan a montar y buses con cortinas. Poco antes de la una de la mañana salimos de la modelo y luego entramos a la fuerza aérea.
Como a las tres de la mañana un guardia llevo unos papeles con nuestros nombres y número de cédula, nos empezaron a quitar las bridas y decía yo estoy de acuerdo con salir a… y un espacio en blanco.
Nos esperaban del Departamento de Estado y la Embajada, tenían una caja con nuestros pasaportes. A mi mamá le dije “alguien te va a llamar, porque sé que voy libre” y al final ese alguien terminé siendo yo mismo.
Me tomaron los signos vitales, me subí al avión y empecé a ver caras conocidas. Abracé a Félix Maradiaga a Tamara Dávila que recuerdo haberla visto antes de su detención pidiendo la liberación de presos políticos.
La imagen que tenían de mí quedó en la prisión, tengo nuevos retos. En la primera visita que me hicieron mi novia y mi mamá les dije una frase de Los Miserables “El futuro tiene muchos nombres, para los débiles, lo inalcanzable, para los generosos los desconocido y para los valientes es la oportunidad”.
Me ha tocado levantarme porque la circunstancia así las he tenido que enfrentar.
¿Mencionaste que tenías hijos, unos gemelos, cuándo nacieron?
Ellos nacieron mayo 9 de 2019. Yo me enteré de ellos hasta que estaba detenido. Su mamá quedó embarazada en término de 2018. Noviembre 2 de ese año fue la última vez que yo la vi a un metro de distancia, no los he podido ver, no soy su padre legal, soy su padre biológico y son dos gotas de agua mía. Por cantidad de problemas que han ocurrido he hecho cuanto me ha sido posible porque quiero caminar en una Nicaragua donde pueda andar con mis hijos sin tener que ver por encima del hombro.
No he tenido un solo minuto con ellos, los conozco en fotos y en una video llamada que tuve y ellos es como “mamá quién este muchacho”. Desde que ellos entraron este año a preescolar no he tenido un solo minuto con ellos. Mi abuela los pudo conocer antes de morir, toda mi familia los ha recibido y dicen que es verme a mí cuando tenía dos o tres años de nacido.
Era ver a mi papá que ya no está también. No los puedo traer acá porque soy su padre biológico pero estoy vetado de mi propio país. Siempre he procurado por velar por mostrarles mi amor, el amor que tienen los míos para con ellos y es difícil lidiar con ello todos los días.
¿Qué sigue para vos? ¿Qué decisión vas a tomar en relación a la nacionalidad?
Estoy llenando solicitud de permiso de trabajo y el asilo, quien me asesora me dicen que los países ofrecen ciudadanía pero no tienen la legislación preparada para dicho trámite, pero debo enterarme más de esas informaciones.
Tengo una madrina y amigos en España, en Alemania, y estoy viendo eso. Para ver el tema del sistema médico para ver mis problemas. Necesito verme las costillas, lo del hombro.
Espero mi expediente de la UCA para ver también mi continuación de estudios. Me interesa que mi mamá y mis hermanas estén bien. Hablo algo de inglés, pero no a la perfección. Me limito a vivir el día, empujar la atención médica, lo del asilo y el permiso de trabajo.
Cerna, como uno de los 222 ex presos políticos que fueron llevados a Estados Unidos debe ahora iniciar su vida y tomar una decisión sobre su nacionalidad, porque la decisión del régimen lo ha dejado apátrida, sin la oportunidad de regresar al país que lo vio nacer y sintiendo como la canción que recuerda como “el extranjero”.