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El “mono” del imperialismo

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Imperialismo

Entendámoslo de una sola vez: imperialismo es todo aquello que se le opone a Daniel Ortega. Y sanseacabó. No señores de la RAE, imperialismo ya dejó de ser la “actitud y doctrina de quienes propugnan o practican la extensión del dominio de un país sobre otro u otros por medio de la fuerza militar, económica o política”. Si Daniel Ortega es el epítome del antimperialismo, todo aquello que lo contradiga es el “imperialismo”. Así de sencillo.

Dragón

El régimen ha apostado a que puede hacer todo contra todos, cobijado por una lucha contra “el imperialismo norteamericano” que imagina estar enfrentando. En su mundo, Ortega se ve como un superhéroe, de capa y antifaz, enfrentando al temible dragón con el que alucina. Está salvando al mundo, dice. Y tiene razón en molestarse con aquellos que solo ven en ellos a una pareja de ancianos persiguiendo su propia cola y repartiendo bastonazos contra quienes pueden. Más enojados deben ponerse con quienes dicen que el cuento del imperialismo es, en realidad, una treta para hacer de las suyas. Nadie les cree. Y si todavía hay uno que otro que los alientan es porque son personas a quienes les divierte ver desde las graderías la grotesca danza, siempre que no sean ellos quienes agarren un garrotazo.

Mono

El “mono” del imperialismo es una especie de patente de corso que cree tener el régimen. Piensa que esgrimiendo el uyuyuyuy antimperialista todo le está permitido y que gozará de la solidaridad y el respaldo de aquellos que le han declarado la guerra a muerte a ese enemigo común. Toda persona que esté en desacuerdo con Ortega es un agente del imperio desde ese simplismo cavernario. Por ejemplo, el Chino Enoc un día andaba con una escopeta en la mano reprimiendo opositores, denostando contra Estados Unidos, y lanzando loas al “comandante”, y al otro se volvió “un mercenario a sueldo del imperialismo” porque criticó a Rosario Murillo. Preso y desterrado.

Plaga

En esa guerra contra el imperialismo ya no hay límites. Basta una mala mirada para descubrir a los agentes del imperio. Estudiantes no alineados: imperialistas, por supuesto. Dispárenles. Médicos que socorren a los “imperialistas” heridos: agentes del imperio. Échenlos presos. Defensores de derechos humanos: organismos de la CIA. Destiérrenlos. ¿La Iglesia católica? ¡Por favor! Si desde que llegó con la cruz y la espada acompañando a Cristóbal Colón estaba incubándose ese cuerpo para que, cinco siglos más tarde, enfrentara al máximo antimperialista de todos los tiempos. Periodistas, siempre que no sean como los de El 19 Digital, mercenarios vendidos al imperio. Los imperialistas se reproducen como plaga y ya no están quedado nicaragüenses que no lo sean.

Cadena

La cosa, sin embargo, no es de chiste. Si usted contradice a Ortega es agente del imperio. De eso hay mil pruebas. Pero el asunto no termina ahí. La cadena es así: crítica a Ortega igual a imperialismo, imperialismo es igual a traición a la patria, porque resulta que Ortega es también la patria. Y como traidor a la patria usted merece todo: prisión, destierro y confiscaciones. Deja de tener derechos humanos. Criticar a Daniel Ortega es convertirse en nada, gracias al mono del “antimperialismo”. ¿Vieron?

Molinos

Ahora bien, falta aclarar que cuando se dice “imperio” se dice “Estados Unidos en desacuerdo con Daniel Ortega”. Solamente. Porque incluso Estados Unidos dejó de ser imperialista mientras chinchineó a Ortega. China y Rusia podrán hacer lo que hace un imperio, pero no lo serán en tanto Daniel Ortega no decida que lo sean. ¿Se entiende? Podrá haber 30 molinos de viento en la colina, pero Daniel Ortega verá solo a un gigante, el que se le opone. “Y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente sobre la faz de la tierra, amiga Rosario”, dirá.

Izquierda

Hasta los amigotes de izquierda, muy a pesar suyo, se han puesto de acuerdo para declarar que el discurso antimperialista de Ortega resulta ya caricaturesco para tapar sus abusos. Ya no se divierten tanto viendo los bastonazos, no porque lamenten las tropelías, sino porque entendieron que, regímenes como el de Ortega, desprestigian más de lo que está a la izquierda que buscan representar.

Estados Unidos

Tampoco se trata de negar que Estados Unidos sea un imperio. Claro que lo es. Y se comporta como el imperio que es. Pero el imperialismo no es exclusivo de Estados Unidos. ¿Cómo creer en estos antimperialistas de ocho y cuarto que se hacen de la vista gorda cuando Rusia invade militarmente a un país más pequeño con el propósito de anexarlo a la fuerza? ¿O cuando venden la soberanía del país en una subasta china de estafadores? Esta columna no trata de defender o atacar a Estados Unidos, porque no es el tema, sino de mostrar cómo se usa su nombre para justificar crímenes. El asunto es que la humanidad ya está muy grande como para estar creyendo en cuentos de “monos”, aunque le pongan el nombre de “imperialismo”.

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COMENTARIOS

  1. Hace 1 año

    Si los EE.UU fueran un imperio ya hubieran enviado 4 batallones de infantes de la marina apoyados por 3 portaaviones para eliminar el cartel que gobierna a Nicaragua. Pero no lo hacen porque es un pais en que existe la independencia de poderes y el presidente no puede hacer lo que se le antoja. Rusia y China son imperios porque los que deciden son los dos dictadores que gobiernan esos desafortunados imperios. Si a Putin se le antoja invade Nicaragua sin consultar con nadie tal como lo hizo en Ucrania. Los EE.UU. intervienen solo si el gobierno de un determinado pais lo solicita.

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