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El estadounidense Eugene Hasenfus siendo jalado con una cuerda por José Fernando Canales en octubre de 1986. La foto fue posada para el fotógrafo de Barricada, Carlos Durán. LA PRENSA/ARCHIVO

Eugene Hasenfus y la foto posada que le tomaron los sandinistas

Un par de reclutas de 17 años derribaron un avión de la CIA y capturaron al prisionero de guerra más importante que tuvieron los sandinistas en los ochenta: el estadounidense Eugene Hasenfus. La famosa foto que le tomaron buscaba ser igual a una que se había tomado en la guerra de Vietnam.

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A las 12:40 de la tarde en alguna parte de la selva cerca de El Tule, Rio San Juan, un par de reclutas del Batallón de Ligeros Cazadores (BLC) Laureano Mairena, estabana punto de dar el primer bocado desde hace tres días. José Fernando Canales y Byron Montiel, no tenían más de 17 años. El ruido de un avión interrumpió su almuerzo.Era hora de cumplir la misión.

Ese domingo cinco de octubre de 1986, ambos estaban cumpliendo con su Servicio Militar y fueron asignados como especialistas en cohetes antiaéreos, mejor conocidos como “flecheros”. Su misión era derribar un avión que abastecía a la Contrarrevolución en las cercanías del río San Juan, al sur de Nicaragua.

Al escuchar el avión, Montiel encendió una batería que servía de fuente de energía para que Canales disparara el cohete antiaéreo tierra-aire C2M. Canales esperó que la aeronave saliera de una nube que la mantenía cubierta y cuando vio la oportunidad, disparó. Toda la tropa quedó en silencio siguiendo con la vista la trayectoria del misil que dio en el blanco.

Los cachorros celebraban mientras el avión estallaba en llamas y un hombre se lanzaba en paracaídas. Era el estadounidense Eugene Hasenfus, quien se convertiría en uno de los prisioneros de guerra más importantes que tendrían los sandinistas en los años ochenta.

José Fernando Canales jalando a Hasenfus. A la derecha del estadounidense, Byron Montiel y más atrás, Raúl Acevedo. ARCHIVO

Hasenfus fue capturado un día después y al teniente coronel en retiro Bosco Centeno se le ocurrió hacer la foto, según cuenta él mismo en su libro “Pendiente de un hilo”. La foto en donde se aprecia al hombre robusto, grande, rubio, de ojos azules siendo jalado con una cuerda por Canales, moreno, delgado y con rasgos indígenas, fue tomada por Carlos Durán, un fotógrafo del diario Barricada.

Durán fue consultado para este reportaje, pero no respondió nuestros mensajes. En sus redes sociales apoya abiertamente al régimen de Daniel Ortega y tiene publicadas varias fotos de ese día.

Centeno cuenta en su libro que la idea era emular otra imagen famosa en donde un soldado estadounidense es custodiado por una niña vietnamita durante la guerra en ese país.

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“A la sombra de un arbusto, en cuclillas, está Hasenfus. Hay que conducirlo unos treinta metros hasta el helicóptero y me viene la idea de atarlo con un cordón de su mismo paracaídas, el que procedo a cortar con mi navaja. Una fotografía que había visto en la biblioteca de Solentiname mostraba a una niña vietnamita jalando amarrado a un enorme piloto gringo con su cara de derrotado. La nuestra también se convierte en una fotografía famosa que recorre el mundo: el gringote jalado por un escuincle cachorro SMP con tres meses de reclutado, y que se interpreta como la decisión de un pueblo de defender su soberanía y revolución”, relata Centeno.

La foto fue publicada en la portada de Barricada el 8 de octubre de 1986. Iba en grande y con el titular: “Se atrevieron, ¡y así quedaron!”.

Portada de Barricada con la foto posada de Hasenfus y Canales. ARCHIVO

El avión de Hasenfus

Canales y Montiel se entregaron de manera voluntaria al Servicio Militar, según relataron ellos mismos a LA PRENSA en 2003. Canales, originario de El Castillo, dijo que “quería cumplir con mi deber de defender la revolución, porque era militante de la Juventud Sandinista”.

Montiel vivía en San Carlos y se presentó voluntariamente para “salir de eso lo más pronto posible, porque de todas formas lo tenía que cumplir”. Ambos empezaron a cumplir el Servicio Militar en abril de 1986, de manera que cuando derribaron el avión de Hasenfus, tenían cinco meses de ser cachorros.

Por su parte, Eugene Hasenfus ya era un hombre que conocía la guerra, o al menos, tenía experiencia como abastecedor en líneas enemigas. El trabajo que estaba haciendo para la Contrarrevolución, ya lo había hecho en la guerra de Vietnam.

El avión en que iba Hasenfus era un Fairchild C-123 que salió de la base militar de Ilopango en El Salvador, cargado con 60 fusiles AK-47 plegables, 60 lanzacohetes RPG-7, 100,000 cartuchos con municiones y 150 pares de botas marca “Jungla”. Debía pasar dejando la carga en un punto cerca del río San Juan antes de aterrizar en el aeropuerto Juan Santamaría, en Costa Rica.

En el avión iban el piloto estadounidense William Cooper, el copiloto Wallace Sawyery el radioperador, Freddy Vílchez, quien era el único nicaragüense a bordo. Hasenfus era el encargado de soltar la carga desde el aire, pero mientras se acomodaba para cumplir su misión, vio como el misil que disparó Canales se dirigía hacia la aeronave.

Según relató el mismo Hasenfus tiempo después ante un tribunal sandinista, él pudo ver que el avión iba a ser alcanzado por el misil, de manera que decidió lanzarse con un paracaídas que un hermano suyo le había regalado.

El misil impactó en el motor derecho del avión, provocando que explotara en el aire y cayera a orillas de un río en medio de la selva.

En una entrevista que concedió Montiel al programa Izquierda Visión en 2021, contó que el avión cayó aproximadamente a un kilómetro de la posición en la que se encontraban los reclutas.

Según Montiel, la cabina del avión donde estaban el piloto, copiloto y el radioperador, no se incendió, pero le cayó un enorme árbol de ceiba que los aplastó y murieron.

Rambo

Un veterano de la guerra de Vietnam llamado John Rambo era el protagonista de una las películas de guerra más conocidas del cine estadounidense. Para 1986, ya se habían estrenado dos películas de Rambo, protagonizadas por un corpulento, fuerte y atlético Silvester Stallone.

Montiel contó en 2021 que, para los cachorros en 1986, Eugene Hasenfus era una especie de Rambo.

Un día después de que derribaran el avión, el teniente primero Pablo Betancourt dio la orden de que fueran a buscar al hombre que había saltado con paracaídas. Raúl Antonio Acevedo Lara se ofreció y fue con otros a buscarlo. Lo encontraron a unos 150 metros de donde había caído el avión, acostado sobre su paracaídas en una choza abandonada.

El avión quedó quemado casi por completo en medio de la selva. ARCHIVO

“Rendite gringo, o te volamos verga”, le gritó Acevedo a Hasenfus, quien estaba armado con una pistola y una navaja, pero que tiró al suelo cuando vio a los cachorros apuntándole. Acevedo después contaría al diario Barricada que “el gringo estaba nervioso, agüevado de viaje, asustado; él sabía que estaba haciendo algo malo en otro país”.

“Él ya había cortado un ayote en el patio de la casa y le había comido una orillita, tenía las calcetas, botas y encima una pistola y una navaja. Cuando lo miré, lo encañoné inmediatamente y le grité: ¡Arriba!, pero él no me entendía ni yo tampoco a él. Yo le decía de señas que se arrodillara, y se arrodilló, que subiera las manos y se acostara. Entonces me acerqué despacito. ¡Chiva!, decía yo, este gringo debe ser especialista en defensa personal y me puede hacer algún mate”, relató Acevedo a Barricada.

Cuando la tropa avisó a Managua que tenían capturado al estadounidense les dijeron que tenían que cuidarlo, que no le pasara nada y que iban a enviar unos helicópteros a recogerlo.

Montiel contó que Hasenfus no hablaba nada de español y al momento de ser capturado nadie le entendía lo que les preguntaba.

–¿Where are my friends? (¿Dónde están mis amigos?) – preguntó.

— No te entendemos gringo – respondió Montiel.

— ¿Amigos? – insistió Hasenfus en español cancaneado.

— Están muertos todos.

“Él solo agachó la cabeza”, narró Montiel en 2021.

El día siguiente llegaron dos helicópteros al lugar con periodistas nacionales e internacionales. Ahí fue donde le hicieron la famosa foto.

Esta era la foto que buscaban emular los sandinistas. ARCHIVO

Hasenfus representó la prueba de que la Contrarrevolución estaba siendo apoyada por Estados Unidos, y sería la clave para que los sandinistas ganaran un juicio en la Corte Internacional de la Haya contra el gobierno estadounidense. A los reclutas los condecoraron, los enviaron de gira por Europa y los desmovilizaron antes de cumplir los dos años de Servicio Militar.

El estadounidense fue llevado a Managua y los flecheros Canales y Montiel, junto al cachorro Acevedo, fueron condecorados por el jefe del Ejército, Humberto Ortega. Luego fueron llevados a la Unión Soviética, Irlanda, Suiza e Italia para que contaran la hazaña de su vida. Fueron recibidos en Cuba, y un periódico cubano tituló: “Ellos vencieron a Rambo”.

Indulto de Ortega

Mientras los cachorros andaban de gira y eran considerados “héroes” por los sandinistas, Hasenfus se enfrentaba a la justicia sandinista en Managua. Lo acusaron de terrorismo, menoscabo a la soberanía y transporte ilícito de armas, entre otros delitos.

El estadounidense dijo que había sido contratado por la CIA para realizar trabajos de abastecimiento a la Contra, que una empresa llamada Air America le pagaba tres mil dólares mensuales por su trabajo y que esta compañía era de la CIA.

Hasenfus durante el juicio en su contra en los tribunales sandinistas. ARCHIVO

El 10 de octubre de 1986, el secretario de estado de Estados Unidos, George Shultz, negó que Hasenfus trabajara para la CIA e insinuó que el hombre mentía. “No hay que olvidar que este hombre está bajo arresto”, y que podría estar sometido a amenazas, mencionó.

Después se confirmó la veracidad de la confesión de Hasenfus, y él se convertiría en la primera pista para destapar el escándalo de Irán-Contra, en el cual funcionarios del gobierno estadounidense vendían armas a Irán, para financiar a la Contra.

Por su parte, los sandinistas sacaban pecho de la captura de Hasenfus. “Que recuerden los americanos que Supermán no existe”, dijo Daniel Ortega en un discurso. El 17 de noviembre de 1986, Hasenfus fue condenado a 30 años de prisión en Nicaragua.

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En diciembre de ese año, el mismo Ortega indultó a Hasenfus y fue enviado de regreso a Estados Unidos. El exvicepresidente, Sergio Ramírez, cuenta en su libro Adiós Muchachos que “sabíamos que no podría ser retenido por mucho tiempo por todas las presiones que se vendrían encima y además porque su liberación sería útil en la guerra de imágenes que librábamos con Reagan”.

Ramírez cuenta que en noviembre de 1986 hizo una gira a Estados Unidos y visitó a la esposa de Hasenfus en Wisconsin.“Lo único que yo podía repetirles era que Hasenfus estaba siendo tratado bien, tenía todas las garantías legales. Y podían visitarlo cuando quisieran”, escribió Ramírez, y menciona que, al salir de su reunión con la mujer, una ola de periodistas lo abordó y le hacían la misma pregunta: “¿Cuándo será liberado Hasenfus?”

Desfile militar del Ejército Popular Sandinista en Managua el 5 de noviembre de 1986. Atrás se aprecia un rótulo con la imagen de Canales jalando a Hasenfus. Óscar Navarrete/LA PRENSA

El hombre fue liberado antes de Navidad, mientras los soldados que derribaron su avión se encontraban de gira y siendo condecorados.

Revista DOMINGO se contactó con los tres exreclutas para este reportaje, pero ninguno respondió mensajes y llamadas. Los tres son funcionarios públicos de la dictadura de Ortega.

Después de Hasenfus

Cuando regresaron de su gira, a Canales, Montiel y Acevedo se les permitió desmovilizarse y los primeros dos fueron becados en la Facultad Preparatoria (PREPA) de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) para terminar su secundaria. Montiel no pudo terminarla, pero Canales sí, y luego se integró a la Facultad de Medicina.

Acevedo, que tenía 19 años y ya era bachiller, recibió una beca para estudiar ingeniería en Alemania y desde que regresó vive en El Cuá, aunque él es de Santa Teresa, Carazo.

Raúl Acevedo Lara en la actualidad es el alcalde sandinista de El Cuá. TOMADA DE FACEBOOK

Tras el triunfo electoral de Violeta Barrios de Chamorro y el fin de la guerra en 1990, Montiel empezó a estudiar una carrera técnica en el Instituto Nacional Tecnológico de Granada. En 1992, Hasenfus regresó a Nicaragua y buscó a los jóvenes con el pretexto de que iba a hacer un documental y quería entrevistarlos.

“Cuando vino (Hassenfus) me dijeron que me reuniera con él, pero otros amigos me recomendaron que mejor no lo hiciera. Era una época de tensiones y yo tuve miedo, no sabía qué quería ese señor, así que ese día no fui a clases ni a la práctica en el Hospital Militar, me quedé en mi casa”, dijo Canales en 2003.

En aquel entonces, Montiel dijo que tras la salida del Frente Sandinista del poder siguió con su vida normal en San Carlos.“Nadie me dio nada, no tuve más relaciones con la dirigencia del FSLN, ni del Ejército. Ahora vivo igual que cualquier ciudadano de este país, trabajando para poder sobrevivir, aunque quisiera estar mejor”, dice.

Byron Montiel sigue siendo militante del Frente Sandinista y vive en su natal San Carlos. TOMADA DE FACEBOOK

En ese entonces, trabajaba como técnico de catastro en la Alcaldía de San Carlos, mientras que Canales era un médico respetado en el departamento de Río San Juan, era director de un centro de salud en El Castillo, y se encontraba estudiando un posgrado en Salud Pública.

En la actualidad, Canales es el director del Sistema Local de Atención en Salud (SILAIS) en Zelaya Central, y Montiel trabaja como técnico para el Ministerio de Salud en Rio San Juan.

Por su parte, Raúl Acevedo Lara es el alcalde sandinista del municipio de El Cuá, en Jinotega. En 2008 ya había sido alcalde de ese municipio por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC), pero en 2011 se pasó al Frente Sandinista por “las oportunidades que me ofrecen”, según dijo él mismo a LA PRENSA en aquel entonces.

Acevedo Lara terminó su periodo como edil en 2012, pero el año pasado, fue el candidato del Frente Sandinista para las elecciones municipales en El Cuá. El pasado 10 de enero asumió su cargo.

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