La dictadura de Nicaragua, que lidera Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo decidió hace más de un año abandonar la Organización de Estados Americanos (OEA). El régimen retiró las credenciales de sus representantes en Managua y confiscó sus oficinas, sin importar que el edificio fuese solamente alquilado. Sin embargo, Ortega y Murillo continúan pidiendo ayuda a los organismos especializados de la OEA, al menos a aquellos que les conviene, como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y en el otro extremo, desconoce y rechaza a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Tanto la OPS como la CIDH son organismos de la OEA, pero mientras la CIDH vela por los derechos humanos, realiza informes y da recomendaciones en la materia; la OPS lo hace en el tema de la salud. Ambos tienen autonomía, pero son parte de la OEA como organismo especializado, como otros que ven a nivel interamericano el tema de la niñez y adolescencia, de mujeres o cooperación para la agricultura.
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Esta semana, Murillo pidió “solidaridad y apoyo” al nuevo director de la OPS, el doctor Jarbas Barbosa, quien asumió el cargo este martes en Washington. “Solidaridad y apoyo, eso es lo que esperamos, eso es lo que hemos tenido en nuestra Nicaragua”, dijo la vocera oficial del régimen, en una alocución en la que saludó a Barbosa, por su nuevo cargo.
Política exterior del régimen es cínica
A criterio del exembajador de Nicaragua, José Dávila Membreño, pedir ayuda a un organismo especializado de la OEA después de haberla expulsado del país en abril de 2022, es una suma incongruencia de un régimen que ha perdido todo sentido común en su política exterior.
“Haber renunciado a la OEA en noviembre de 2021, ignorar a la CIDH desde 2018, seguir con la represión en Nicaragua, y ahora pedir apoyo a la OPS, es una muestra inequívoca de una política gris y casi cínica del régimen en su relación con estos organismos internacionales”, comentó.
Recalcó además, que es una “muestra de la lamentable escala de valores de un régimen que está en decadencia, y ya no se porta con la mínima decencia en sus gestiones internacionales”.
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La dictadura denunció la carta de la OEA, término usado para iniciar el proceso de retiro de la organización, el 19 de noviembre de 2021, siete días después que la mayoría de los Estados miembros aprobaron una resolución de condena al régimen por los resultados de las votaciones generales, en las que Ortega se reeligió sin competencia política para un cuarto mandato consecutivo, que consideraron “no fueron libres, justas ni transparentes y no tienen legitimidad democrática”.
Aunque el retiro de Nicaragua de la OEA será oficial y efectivo hasta noviembre de 2023, ya que el proceso dura dos años y durante este lapso el Estado nicaragüense debería cumplir con todas sus obligaciones políticas y financieras con esa organización, el hecho es que más bien ha cometido atropellos contra la misma, como la expulsión de su representantes.
Doble moral
Al exembajador de la OEA por Nicaragua, Arturo McFields, quien denunció a la dictadura desde su cargo, no le sorprende la petición hecha por Murillo al nuevo director de la OPS, pues dijo que el régimen se caracteriza por “tener doble moral”.
“No sé si es por ignorancia o conveniencia, pero ellos mantienen relaciones con algunos organismos interamericanos como el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, así como con la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones, y en algunas otras actividades ellos (el régimen) todavía tienen vinculación”, dijo, aunque comentó que el régimen “no participa en nada que tengan que ver directamente con la OEA, o la CIDH”.
“Con la OPS, aunque no depende extrictamente de la OEA, es un organismo interamericano, en el que participa también Cuba”, agregó.
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Cuba fue expulsada de la OEA en 1962 por sus prácticas autoritarias en la isla, incompatibles con la Carta Democratica Interamericana.
Según McFields, el régimen incluso apoyó la candidatura de Barbosa. El nuevo director de la OPS, de nacionalidad brasileña, fue electo el 28 de septiembre de 2022 por los Estados Miembros de la OPS durante la 30ª Conferencia Sanitaria Panamericana.
Barbosa comenzó su mandato de cinco años este 1 de febrero, como sucesor de la doctora Carissa F. Etienne, de Dominica, quien dirigió a la OPS desde el 2012.
OPS ha sido crítica sobre el manejo de la pandemia en Nicaragua
En abril de 2020, la OPS expresó su preocupación por la “inadecuada prevención de las infecciones” de la covid-19 en Nicaragua y la “escueta información” oficial que brinda Nicaragua para que la organización pueda tener un panorama real de lo que pasa y apoyar en correspondencia a eso.
“Desconozco hasta que punto está la dictadura trabajando con los organismos interamericanos, porque para empezar no hay transparecia, pero sí van a aprovechar todo lo que les convenga y donde hay beneficios. Y es muy probable, como en el caso de la OPS que ellos quieran seguir vinculados, lo que no quieren asumir es responsabilidades”, agregó McFields.
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Por otra parte, McFields dijo que Nicaragua paga su cuota/contribución anual a la OPS, como parte de esa organización y “de seguro que lo paga y va al día, porque en esos temas, el régimen si procura ir al día”.
La OPS tiene dos sombreros institucionales: es la agencia especializada en salud del Sistema Interamericano y es la oficina regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Tiene 35 Estados miembros y cuatro miembros asociados en la región. Desde su sede regional en Washington, DC, sus 27 oficinas en países de la región y sus tres centros especializados, impulsa decisiones basadas en evidencia para mejorar la salud y promueve la salud como motor del desarrollo sostenible.
Nuevo embajador de EE.UU en la OEA tiene la mirada en la crisis de Nicaragua
Por otro lado, McFields destacó que la llegada del nuevo embajador de Estados Unidos ante la OEA, Francisco Mora, mantendrá la presión contra el régimen y considera que la crisis de Nicaragua volverá a la agenda del organismo.
“De entrada (Mora) ha manifestado posicionamientos de democracia y de derechos humanos en Nicaragua. Esa posición es importante y esto revitaliza estos temas claves sobre Nicaragua. Yo no descarto que pudieran ser abordados en la OEA nuevamente”, expresó.
El pasado 26 de enero, durante una conferencia virtual Mora expresó que los regímenes de “Nicaragua, Venezuela y Cuba no deben tener presencia en la OEA” mientras sus gobiernos no sean democráticamente electos.
Al respecto McFields señaló que si el régimen “considera volver a la OEA vuelven sin ningún problema, porque no es complicado para ellos, así como se retiraron pueden volver, con la diferencia que si ellos deciden volver es más rápido, no necesitan hacer mayor trámite que una carta”.
Aunque el embajador estadounidense dejó claro que para Nicaragua, Cuba y Venezuela, “la silla existe, legalmente tienen esa presencia, pero en este momento esas sillas están vacantes. Nos parece que hay una obligación de que si vamos a hacer consecuentes, si vamos a realmente a comprometernos con la Carta de la OEA, con la Carta Interamericana de la Democracia, si eso eso es la realidad y ese es el compromiso que tenemos países donde existen esos tipos de regímenes no deben de tener presencia en la OEA, si es que vamos a ser consecuentes”.
LA PRENSA intentó comunicarse por correos electrónicos con la oficina de prensa del embajador Francisco Mora, pero hasta el cierre de está edición no contestaron a nuestra consulta, pese a haber indicado que iban a pasar la petición de entrevista al embajador. También nos intentamos comunicar mediante el centro de medios de las Américas del Departamento de Estado de los EE.UU., pero tampoco recibimos respuesta.