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El PIB per cápita de Nicaragua se estima en 2,608.3 dólares, según las proyecciones del régimen. LA PRENSA/Archivo

Ortega no ha conseguido superar la tendencia de crecimiento del PIB per cápita que lograron los gobiernos de Barrios y Bolaños 

A pesar del incremento en términos nominales, la tendencia de mejora del indicador se ha frenado con el régimen

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El Producto Interno Bruto (PIB) per cápita (por individuo) es un indicador que refleja lo que ha producido un país en un año entre la cantidad de habitantes, en otras palabras, la relación de cuánto se beneficiaría cada persona si se llegara a distribuir lo generado en la economía. Es un índice de referencia de cómo está el desarrollo económico. 

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“Es una aproximación del posible ingreso de los habitantes del país, no es el más acertado, pero permite darse una idea. No es un indicador de calidad (de vida). Es un indicador de producción interna entre todos los habitantes”, explicó el economista Daniel Ortiz. 

El especialista indicó que es un indicador de gasto, pero es muy robusto, “en el tema de producción se asocia a los ingresos, un PIB per cápita bajo indica pocos ingresos y poca capacidad de compra o gasto, son indicadores que utilizan algunas empresas para darse una idea de cuánto puede llegar a gastar una familia o un agente (económico) representativo”. 

Un experto en finanzas públicas, que solicitó la omisión de su nombre, refirió que el indicador permite comparación del nivel de vida de los países, “aunque no deja de ser considerada como incompleta, pero a la vez es muy utilizada. Teóricos de la economía se han encargado de criticar y proponer métodos más integrales de medición del nivel de vida y hay varios otros métodos”. 

Sin embargo, aclaró que, ” si hay crecimiento económico, aumenta el per cápita. Una tasa de crecimiento de 7 por ciento anual tiene la característica que te duplica el per cápita en (un lapso de) diez años típicamente”. 

El comportamiento en Nicaragua 

En Nicaragua, en las últimas cuatro décadas, el mayor crecimiento del PIB per cápita se logró en 1990, con 45.6 por ciento, al pasar de 252.3 a 366.6 dólares, año del inicio del gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, administración que refleja la más alta tendencia de aumento del indicador, según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN). 

Durante este gobierno (1990-1996), el PIB per cápita creció 90.6 por ciento, iniciando 366.6 dólares y cerrando con 698.7 dólares. 

La siguiente administración, de Arnoldo Alemán (1997-2001), vio reducido este crecimiento, logrando un aumento de 13.5 por ciento, al pasar de 698.4 a 792.9 dólares. 

Es con la administración de Enrique Bolaños (qepd) entre 2002 y 2006, que nuevamente se logra un repunte, creciendo el PIB per cápita 59.5 por ciento en estos cinco años, creciendo de 767.6 a 1,224.7 dólares. 

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Un economista, consultado al respecto, dijo bajo condición de anonimato, que este comportamiento del indicador durante estos tres gobiernos tiene razones complejas. “La trayectoria de Alemán y la de la misma Dona Violeta fue accidentada. Primero no se crecía, pero luego se reactivó la economía finalmente. En el caso de Alemán tuvimos el huracán Mitch (1998) que hizo daño, pero luego permitió flujos altos de recursos externos, además cerró su administración con quiebras bancarias y desorden macroeconómico en parte creado por conflictos políticos internos” 

Indicó que “en el caso de Don Enrique (Bolaños), (el crecimiento) se inició lento, pero luego se dio mucho dinamismo por la confianza en la estabilidad y las oportunidades que se abrieron con el DR-Cafta para la inversión y el comercio. Habiendo disciplina monetaria y fiscal al final atrajo y dejó cuantiosos recursos externos que apuntalaron el crecimiento”. 

Explicó además que “hay un factor importante y distorsionador que hay que tomar en cuenta en el gobierno de Don Enrique: Se hizo un ajuste en las cuentas nacionales como de 30 por ciento. En el periodo de Alemán puede que se haya hecho otro de 30 por ciento, y lo más probable es que nuestro PIB continúe estando subvalorado como el 30 por ciento, dato que se estimaba entonces, cuando se hizo el ajuste en el gobierno de Bolaños”.

La caída en los ochentas y el retorno de Ortega 

Los datos oficiales reflejan que fue durante el gobierno sandinista de 1979 a 1989 que el PIB per cápita tuvo un desplome de menos 102.4 por ciento, al pasar de 510.7 a 252.3 dólares en esa década, el dato más bajo, que no se reflejaba desde 1963. 

En términos generales la economía sufrió un deterioro en esa década, bajo la administración del régimen sandinista, en un contexto de guerra civil. 

Con el retorno de Daniel Ortega a la silla presidencial (2007-2011), la tendencia de crecimiento del indicador se redujo en comparación a la administración anterior, colocándose en 22.9 por ciento, al pasar de 1,326.7 a 1,630 dólares. 

La caída del crecimiento continuó en los dos siguientes períodos que se asignó Ortega, hasta reflejar una contracción en el comportamiento del PIB per cápita en el período 2017-2021, cuando se ubica en –2.5 por ciento, etapa que incluye la crisis sociopolítica de 2018 con lo que se incrementó la represión del régimen y los efectos de la pandemia por covid-19. 

Sin embargo, los datos del Programa Económico y Financiero 2021-2025 como parte del Marco Presupuestario de Mediano Plazo 2023-2026 elaborado por el ministerio de Hacienda y Crédito Público, proyecta un incremento sostenido del PIB per cápita para los próximos cinco años, con lo que se alcanzaría un crecimiento del 22.1 por ciento en este indicador, al finalizar el cuarto período consecutivo de Ortega en la silla presidencial.

Las proyecciones del régimen apuntan a un PIB per cápita de 2,336 dólares en el recién concluido 2022, para 2023 lo ubican en 2,477 dólares y llegar a 2,852 dólares en el año 2026, con lo que se ubicaría en el valor más alto desde que el BCN registra el indicador, en 1960.

No refleja la distribución de los ingresos 

El economista Alberto Mora Román, coordinador de investigación del Informe Estado de la Región, el PIB per cápita permite relacionar la producción de un país y la población. “En condiciones de equidad perfecta (lo cual no sucede en la realidad) representaría el ingreso promedio anual que tendría cada habitante del país”, indicó. 

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No obstante, aclaró que, en los países, particularmente en los de Centroamérica, “los altos niveles de desigualdad y concentración de la riqueza hacen que exista una gran brecha entre el PIB per cápita y el ingreso promedio de las personas y hogares”. 

El costarricense Mora, señaló que prueba de ello es el porcentaje de población que vive en condiciones de pobreza, en muchos casos, con ingresos insuficientes para adquirir la canasta básica de alimentos. 

En Nicaragua, la canasta básica de 53 productos hasta noviembre se ubicaba en 18,845.78 córdobas, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide). 

Entre enero y noviembre, la canasta básica se había encarecido 2,315.79 córdobas (unos 64 dólares), mientras que el salario promedio de los asegurados del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), aumentó 545 córdobas (15 dólares) hasta octubre, según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN).   

Por su parte, el especialista en finanzas públicas, señaló que el PIB per cápita no refleja la distribución del ingreso en los países, “no sería lo mismo un país con un alto nivel de ingreso con mal distribución que con una mejor distribución entre todos”.  

Muestra de robustez

Pero consideró que sí es una muestra de robustez de la economía, “y enseña el potencial de consumo que puede haber y hasta es indicativo de la estabilidad a largo plazo en una sociedad que es algo importante para los inversionistas. Es decir, un país de bajos ingresos por habitante como lo es Haití, Honduras o la misma Nicaragua, no augura buen nivel de estabilidad y largo plazo. Más bien augura potencial conflictividad social, porque además los países de bajos ingresos tienen el problema de una mala distribución del ingreso”.  

Indicó a manera de ejemplo que Costa Rica tiene la mejor distribución de ingreso de la región y Guatemala tiene la peor. “Aún cuando ambos tienen niveles per cápita mejor que los de Nicaragua. En cambio, Nicaragua está como en un rango promedio en términos de distribución en nuestra región, pero tiene bajo nivel de ingreso. Esa relación nivel de ingreso y distribución, ambas son importantes para intuir el potencial de estabilidad de un país”. 

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El Informe Estado de la Región 2021, oficializado en 2022, indica que la desigualdad prevalente en la región queda aún más clara cuando se analiza el porcentaje de los ingresos totales que en cada país recibe el 20 por ciento de la población de mayores ingresos (quinto quintil) y el 20 por ciento que percibe los menores ingresos (primer quintil). 

Un quintil es la fracción que resulta de dividir el 100 por ciento en cinco partes. 

“En todos los países el quintil de mayores ingresos concentra alrededor de la mitad de los ingresos totales, mientras que el quintil de menores ingresos percibe entre un 3 y un 6 por ciento. Solo en dos países –El Salvador y República Dominicana– el quinto quintil supera el primero por menos de diez veces; en los demás países la brecha es aún mayor”. 

Los más altos en la región 

Datos del Banco Mundial, hasta 2021, colocan a Uruguay en el primer puesto en Latinoamérica, con un PIB per cápita de 17,313.2 dólares, casi nueve veces el de Nicaragua, estimado en 2,045.5 por el organismo. 

El economista Daniel Ortiz, director ejecutivo de la consultora Consejeros Económicos y Financieros SA (Cefsa) de Costa Rica, dijo que si es posible comparar este indicador entre los países. “Se puede comparar, es nada más tener claro el contexto”,dijo. 

Recomendó tener cuidado con el denominador (tamaño la población), “porque un PIB percapita en China o en India (los países más poblados del mundo) puede ser que no sean tan altos pero son economías que crecen a tasas muy aceleradas, y acá el tamaño de la población, para calcularlo, hace que la producción se divida en un denominador muy grande, decir que una economía es robusta depende de otros factores, no lo va a decir solo el PIB percapita”. 

Tras Uruguay se sitúan Chile, Venezuela, Panamá y Costa Rica en los cinco primeros puestos. 

En el otro extremo, los menos aventajados son Haití, Nicaragua, Bolivia, Honduras y El Salvador. 

A nivel mundial, el PIB per cápita promedio estimado por el Banco Mundial es de 12,234.8 dólares y para América Latina es de 8,327.6 dólares. 

Estados Unidos tiene un indicador de 70,248.6 dólares, China de 12,556.3 y la Federación Rusa 12,194.8 dólares. 

Según los datos del organismo, Burundí, país africano tiene el menor PIB per cápita con 221.5 dólares y Mónaco, diminuto estado europeo, el más alto: 234,315.50 dólares. 

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