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La trágica Andrómaca

Abro al azar el libro de La Ilíada, de Homero, con la idea premeditada de escribir sobre el hecho o el personaje principal en la página que me salga. Y resulta que la página abierta es la del Canto VI de la obra, titulado Coloquio de Héctor y Andrómaca.

       Héctor es el hijo mayor de Príamo, rey de Troya, y de su esposa Hécuba. Es el jefe del ejército troyano y el más valiente de los guerreros de aquella legendaria ciudad helena establecida en las costas del Asia Menor, que fue condenada por los dioses a ser tomada, saqueada y destruida por los teucros y aqueos, o sea los griegos.

       Andrómaca, por su parte, es la esposa de Héctor, y la llamo trágica en el sentido de “hondamente desgraciada”. Porque, en efecto, a pesar de que fue muy feliz al lado de su esposo al que amaba infinitamente –los dos se amaban sin límite– la guerra de Troya y la derrota de los troyanos ante los griegos, hicieron de ella una mujer muy desdichada.

       Relata Homero en el Coloquio de Héctor con Andrómaca que ella sale de su residencia y va a buscar al esposo, llevando consigo al pequeño hijo de ambos, Astianacte o Escamandro como el padre lo llama cariñosamente  por el nombre del río sagrado que corre cerca de Troya.

       Andrómaca presiente una fatalidad y trata de persuadir al esposo de que deje de combatir y vuelva al hogar. “Desdichado –le dice–, tu valor te perderá. No te apiadas del tierno infante, ni de mí, infortunada, pues los aqueos te acometerán todos a una y acabarán contigo”.

       Aparte de que Andrómaca ama inmensamente a su esposo, igual que este la ama a ella, él es la única persona que le queda como familia. Su padre, Ectión, rey de Tebas de Cilicia, y sus siete hermanos, fueron asesinados por Aquiles cuando  asaltó  la ciudad y la arrasó, en los inicios del noveno año del sitio de Troya. Y su madre se suicidó, enloquecida por el dolor sentimental que la causó la trágica muerte de su marido y de todos sus hijos varones. Por eso es que Andrómaca le implora: “Héctor, ahora tú eres mi padre, mi venerable madre y mi hermanos, tú, mi floreciente esposo…”

       Pero Héctor no puede atender el ruego de Andrómaca. Él sabe, porque los dioses se lo han dicho en sus sueños, que a Troya le espera un desastroso fin, y le replica a su mujer: “La futura desgracia de los troyanos, de la misma Hécuba, del rey Príamo y de muchos de mis valientes hermanos que caerán en el polvo a manos de los enemigos, no me importa tanto como la que padecerás tú cuando algunos de los aqueos de broncíneas armaduras te lleve, llorosa, privándote de libertad, y luego tejas telas en Argos a las órdenes de otra mujer”.  No se lo dice, Héctor  a Andrómaca, mas él sabe que si  ella cae en manos de los griegos también será esclava sexual de quien la tome como botín de guerra.
 

Pero el valor personal y el deber patriótico de Héctor están por encima de cualquier otra consideración. Y le dice a Andrómaca: “Vuelve a casa mujer, ocúpate de las labores del telar y la rueca… de la guerra nos cuidamos cuantos varones nacimos en Ilión (Troya) y yo soy el primero”.

Y al fin todo resultó como estaba designado: Héctor murió en combate con Aquiles y este profanó despiadadamente su cadáver. Cuando Troya cae ante los griegos las mujeres troyanas son tomadas como esclavas por los vencedores, Andrómaca por Neoptolemo –también llamado Pirro porque era rubio–, hijo de Aquiles, a quien Paris, el hermano de Héctor, mató acertándole certeramente una flecha en el talón, la única parte vulnerable de su  cuerpo.

Neoptolemo o Pirro mata al pequeño hijo de Héctor, Astanacte, arrojándolo desde lo alto de una torre de la muralla de la ciudad vencida, y se lleva a la adolorida e inconsolable Andrómaca a Ftía. Allí la tiene como su concubina y Andrómaca le pare tres hijos en cautiverio: Pérgamo, Pielo y Moloso. Pero además Andrómaca tiene que sufrir el maltrato de Hermíone, la esposa de Neoptolemo, quien era estéril y por eso odiaba más a la esclava concubina que llegó a darle tres hijos a su marido.

Después, cuando Orestes mata a Neoptolemo en Delfos a donde ha ido para consultar al oráculo de Apolo, Hermione intenta asesinar a Andrómaca, pero esta logra escapar.

Finalmente la desdichada troyana se casa con su excuñado Heleno, el hermano adivino del difunto Héctor que reinaba en Epiro. Andrómaca todavía tiene un hijo de Heleno, al que llamaron Cestrino, pero nunca volvió a ser feliz porque jamás pudo olvidar al único y gran amor de su vida, que fue Héctor.

Andrómaca representa y simboliza el amor, más que el sufrimiento aunque este fuera tan inmenso, asegura en un estudio sobre el tema la académica de la Universidad de Valparaíso, Chile, Patricia Guerrero Baeza.

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