14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

La pócima de Circe y el antídoto de Hermes

Escribo de nuevo sobre La Odisea, de  Homero, motivado por un artículo que leí en el diario digital de Venezuela El Nacional, el jueves 22 de septiembre corriente, titulado “De la pócima de Circe o el gusto por la inmundicia”.

       Lo escribe el académico venezolano Carlos Ñañez Rodríguez, profesor en la Universidad de Carabobo. Se refiere al mito de Circe, la reina maga de la isla de Eea que con sus pócimas y una vara mágica, hacía que las personas olvidaran su condición humana y las convertía en animales.

       En su errabundo navegar con la intención de regresar a su hogar en Ítaca, Odiseo llega con sus hombres a la isla Eea, “donde moraba Circe, la de lindas trenzas, deidad poderosa, dotada de voz, hermana carnal del terrible Eetes; pues ambos fueron engendrados por Helio, que alumbra a los mortales, y tienen por madre a Perse, hija del Océano”. Así lo cuenta Homero en el capítulo décimo de La Odisea.  

       El barco de Odiseo atraca en la costa de la isla y baja un grupo de sus hombres, con la misión de buscar provisiones para continuar su incierto viaje. Encuentran un palacio en medio del bosque y se aproximan. Es la residencia de Circe, quien los recibe amablemente, los invita a un banquete y con su magia los transforma en cerdos.

       Pero uno de los marineros, Euríloco, logra escapar porque borracho estaba echado en un rincón de la estancia. El sobreviviente corre a la nave e informa a sus compañeros lo que ha ocurrido. Entonces Odiseo decide ir al palacio de Circe para tratar de rescatar a sus hombres.

       En el camino se encuentra con Hermes, el dios mensajero, que le ofrece una bebida hecha a base de una planta misteriosa que los dioses llamaban moly. Así, le dice Hermes a Odiseo, la magia de Circe no podrá hacer efecto en él.

       Eso fue, en efecto, lo que ocurrió. Cuando Circe advierte que su pócima y su vara mágica no pueden con Odiseo, se llena de temor, cree que es un dios y devuelve la condición y forma humana a los desdichados hombres a los que había convertido en cerdos.

       Esta historia de Homero es muy conocida. Lo que me llamó la atención y quiero compartirla, es la lectura o interpretación del mito que hace el profesor Ñañez.

       El significado del mito que sugiere el académico venezolano, es que, como muy bien se sabe, una parte de la naturaleza del hombre es humana, sublime y racional. Pero la otra es animal, que bajo ciertas circunstancias predomina sobre la otra y se muestra con toda su irracionalidad y brutalidad.

Sin embargo la índole animal del hombre puede ser neutralizada, impedida de mostrarse en el comportamiento humano. La neutraliza la hierba divina moly, que para Ñañez es la conciencia, la cultura, la educación y la formación moral, cívica y/o religiosa.

Por eso pone como epígrafe de su artículo un verso del poema Ítaca, del eminente poeta griego Constantino Cavafis (29 de abril de 1863-29 de abril de 1933), que dice:  

Si tu pensar es elevado, si selecta es la emoción que toca a tu espíritu y tu cuerpo. Ni a los lestrigones ni a los cíclopes ni al salvaje Poseidón encontrarás, si no los llevas dentro de tu alma, si no los yergue tu alma ante ti”.

Es que, según Ñañez, “Odiseo es la representación filosófica de la progresividad humana, un hombre que de sus acciones propias de la guerra pudo valorar la importancia del orden y de la vida cotidiana familiar y el ejercicio de las virtudes, abandonando la soberbia e intentando hacer de la diminuta Ítaca la representación de la paz y el buen gobierno”.

Asociando el mito a la situación actual de su país, Venezuela, el articulista dice: “La pócima de Circe no la repartió una hechicera, la pócima viene del naufragio del hogar y de la escuela, de la pobreza del logo, de la deshumanización inmanente al discurso de quienes nos deshumanizan para potabilizar toda suerte de iniquidades y atropellos. El reto como sociedad (el antídoto de Hermes que es la moly, interpreto yo) subyace en no sentirse a gusto con la inmundicia, menos con el vicio del caos y el desorden, el reto  estriba en no permitir ser minimizados a una existencia animal, a la existencia infeliz de un cerdo…”

Lo cual es válido también para otros países o sociedades que están en condiciones iguales o parecidas a la de Venezuela.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí