14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

¡Qué impotencia!

Podemos acusar a la floja defensa presentada, la facilidad con la cual nos ganaban los espacios, los despistes recurrentes y lo cómodo que nos ocasionaban peligro con algo tan burdo y simple como era un balón largo, el problema es el bajo nivel que tenemos comparadas a las desorbitadas expectativas que nos creamos partido a partido

Tengo un amargor en la garganta. Le habíamos ganado al mejor del grupo, al equipo mundialista, al contendiente de mayor experiencia, con “mejor juego”, el que podía arrebatarnos el boleto directo a la Copa Oro y la clasificación a la Liga A en donde está Estados Unidos, México, Costa Rica… La Azul y Blanco pudo con el “favorito” en Nicaragua: Trinidad y Tobago, pero se atragantó en San Vicente y las Granadinas. Desgraciadamente la impotencia que sentimos con el marcador 2-2 es el fruto de nuestra realidad. No se trata de culpar al Fantasma Figueroa por no haber llevado al Pulpo Espinoza (que hizo falta), tampoco por haber salido excesivamente ofensivos y olvidarse del mejor contención como es Richard Rodríguez o si Gállego o Galeano hubiesen hecho algo diferente, somos un equipo en pañales en una montaña rusa constante, pero aún lejos de alcanzar la estabilidad deseada.

Podemos acusar a la floja defensa presentada, la facilidad con la cual nos ganaban los espacios, los despistes recurrentes y lo cómodo que nos ocasionaban peligro con algo tan burdo y simple como era un balón largo, el problema es el bajo nivel que tenemos comparado con las desorbitadas expectativas que nos creamos partido a partido, al final el deporte es la ilusión de los desposeídos. Empatamos con sabor a derrota no porque el oponente fuera superior, sino por culpa de los errores puntuales que todos conocemos, pero que se seguirán cometiendo a veces más frecuentes y otras veces menos.

Te puede interesar: San Vicente y las Granadinas baja de las nubes a Nicaragua y complica su futuro

Si tan solo Abner Acuña hubiese metido esa última oportunidad o si el árbitro no hubiese sido tan localista y cantado dos faltas que pudieron ser penaltis a favor de Nicaragua la historia fuera otra, sin embargo, esta es nuestra historia. No esperemos que la Azul y Blanco juegue como quisiéramos, ellos juegan como pueden, con algunos destellos como Matías Belli y Byron Bonilla, pero ni juntando a Juan Vita y al Fantasma Figueroa la dinámica cambiaría. Lo de Henry Duarte fue una alteración en la Matrix, se vivió una época dorada con la convergencia de una generación que vivirá en nuestras memorias.

Aún no estamos muertos, hay mucho por recorrer, y más cuando parece que en este grupo todos son capaces de ganar y perder contra todos. Hay que creer, tragar gordo, cruzar los dedos y esperar estallidos de suerte como el sucedido ante Trinidad y Tobago, que la impotencia vivida este lunes volverá a ocurrir nos guste o no.

Deportes Azul y Blanco German García archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí