El opositor y exembajador ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Edgard Parrales Castillo, fue condenado este jueves a ocho años de prisión, por la jueza Nadia Camila Tardencilla, informó el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) a través de una publicación en la red social Twitter.
Parrales fue detenido en noviembre del año pasado por exponer sus criterios sobre la renuncia de Nicaragua a la OEA, llevada a cabo por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, después de las malogradas elecciones de 7 de noviembre.
El exdiplomático y funcionario del primer gobierno sandinista de los años ochenta, de 79 años, fue acusado de cometer «conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional» y “propagación de noticias falsas”, delitos por los que la dictadura ha condenado a varios opositores.
La jueza, Tardencilla, declaró culpable a Parrales por esos supuestos delitos el pasado 26 de abril, y este jueves fue la lectura de su sentencia.
Además, a Parrales se le impuso una multa de casi 33,000 córdobas, de acuerdo con el Cenidh.
Seguirá en prisión domiciliar
El exembajador estuvo detenido los primeros meses en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como “el nuevo Chipote”, donde el régimen aún mantiene a al menos 30 presos políticos.
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En febrero pasado, un juez autorizó el cambio de medida cautelar de prisión preventiva a “detención domiciliaria con custodia policial” a Parrales y a Mauricio Díaz, otro exembajador y preso político de la dictadura, porque la salud de ambos ha desmejorado.
El Cenidh aseveró que la jueza orteguista le mantuvo el régimen carcelario de prisión domiciliar.
El organismo de defensa de los derechos humanos señaló que el abogado defensor de Parrales seguirá haciendo los trámites correspondiente para que la jueza permita hacer exámenes médicos especializados, que actualmente no le dejan realizar.
En enero pasado, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares a Parrales tras considerar que se encuentra en una situación de “gravedad, urgencia y riesgo de daño irreparable”.