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Sanciones a paso lento y falso bloqueo a Cuba

Las sanciones sobre todo de Estados Unidos que son contra el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, no contra el pueblo de Nicaragua y sus necesidades, son hasta cierto punto inciertas y muy suaves para tanto desmantelamiento de la institucionalidad que a diario vive el país.

Igual ocurre contra Cuba. En ambos países sus dictadores vociferan, gritan, esconden sus fracasos económicos y tratan de convencer a sus ciudadanos de que el culpable de tantos males es “el imperialismo norteamericano”, cuento que ya la gente no se lo cree, a pesar de la intensa campaña de difamación hacia los Estados Unidos de América. Y lo peor es que a vista y paciencia de todos precisamente este país es el que más los apoya, aunque esto parezca mentira.

Se trata de una más de las tantas patrañas del castrocomunismo, acuñadas desde los años sesenta con la administración Kennedy, en la época de la amenaza de los misiles y cuando Estados Unidos le falló al pueblo cubano al no apoyar a los luchadores anticomunistas como lo tenían pensado, supuestamente para evitar una guerra de misiles en el conflicto Este Oeste. Pero en realidad el bloqueo no ha existido ciento por ciento, lo que ha habido es una serie de disposiciones económicas normales dentro de un conflicto serio, de alto nivel, pero en el cual prácticamente desde el Partido Demócrata siempre ha habido un punto de comunicación y apoyo hacia Cuba, ya no digamos desde los gobiernos bajo ese partido desde el propio Kennedy hasta Barack Obama y ahora con el presidente Joe Biden.

Las remesas a ambos países no se han detenido, ni los viajes de cubanos y nicaragüenses que han emigrado a este país tampoco. La línea aérea American Airlines y otras viajan a la isla y en Nicaragua la agencia para el desarrollo Usaid sigue trabajando, a pesar de las presiones locales y epítetos de toda naturaleza que les impone el vocabulario de Ortega y Murillo.

Cada vez que Ortega habla en sus monólogos hacia el pueblo, siempre repite “que cese el criminal bloqueo a Cuba”, lo que tantas veces ha sido dicho por la prensa izquierdista europea, estadounidense y latinoamericana. Pero Cuba ahí está, con su estéril y fracasada economía gubernamental, con relaciones comerciales con muchos países, abasteciéndose siempre de todo, pero menos de una gerencia de economía de mercado libre, capaz de reducir la pobreza y llevar al país a una vida digna y a una prosperidad social, como sí la hubo con Batista, hasta la llegada de Castro y el Che Guevara, mostrando desde esa era hasta la actualidad, pobreza, muerte, exilio y miseria social.

Eso mismo ocurre con la hermana república de Venezuela, la joya de América Latina en el pasado, junto con Argentina, países por cierto muy generosos con la emigración europea y de cualquier otra nacionalidad, como la árabe. Hoy día están en la pobreza desde que los Perón y los Chávez tomaron el poder, a causa de una también mala administración de los gobiernos democráticos hasta antes de la llegada de estos dictadores.

Los senadores Marco Rubio, demócrata, y Bob Menéndez, republicano, han mantenido una posición contundente sobre algunos progresistas y émulos de la izquierda castrocomunista, quienes siguen diciendo que las calamidades que a diario vive el pueblo cubano son culpa del bloqueo y de las políticas del gobierno de Biden. Nada más falso que eso, son irresponsables al no reconocer que las verdaderas causas de ese dolor son las descalificadas políticas económicas marxistas leninistas que en donde se han aplicado han resultado un verdadero fiasco.

En el caso de Nicaragua, hace dos semanas Estados Unidos dijo que este año no comprará la cuota de azúcar, lo que implica también afectaciones a empresarios nacionales y regionales, lo cual es un primer paso suave, pero eficaz, contra la dictadura y en ningún momento contra el pueblo. Es contra una dictadura enfermiza y ya con más de cuarenta años en el poder, desgobernando a Nicaragua y ubicándola en el lugar más oscuro y nublado de su historia.

La autora es empresaria, economista y escritora. Estadounidense de nacionalidad nicaragüense, defensora de los Derechos Humanos. Actualmente aspira al cargo de Comisionada por el Condado de Miami Dade.

Opinión Daniel Ortega Nicaragua archivo

COMENTARIOS

  1. Hace 2 años

    Usted dice que no comprar la cuota de azúcar de Nicaragua sería una buena medida de EE.UU. Que “en ningún momento (sería) contra el pueblo”. Para Usted los miles de trabajadores que laboran en todo el proceso de producción de caña de azúcar, ¿acaso no son parte importante del pueblo de Nicaragua? Los miles que siembran, fumigan, abonan, cortan, procesan, empacan, cargan, transportan y embarcan la producción de azúcar, ¿no son pueblo? Los miles que tienen trabajos indirectos como proveedores de insumos… los miles afectados por la reducción de ingresos de divisas al país… el comercio, el pueblo consumidor, etc., etc. Claro que sus votantes nicas que viven en Miami Dade como ciudadanos de aquel país no van a sufrir… ¡como Usted tampoco! Hay que vivir aquí para sufrir las consecuencias de ese tipo de sanciones que alegre e irresponsablemente algunos piden, y que sí, por supuesto que sí, afectarían directa e indirectamente al pueblo… y mucho. ¡Sobre todo a los más pobres! ¿Acaso Usted piensa que solo a los dueños de una empresa les afecta su cierre? ¿Acaso las empresas funcionan solas? ¿Y los trabajadores? Un empresario tendrá otras empresas, inversiones, ahorros… ¡serían los menos afectados! Piense, por favor, en un pobre jornalero cortador de caña, o en un conductor de camión, o en una encargada de limpieza de oficinas, o una secretaria, etc, etc. ¡Miles y miles de trabajadores pobres que no llevarán comida a la mesa de sus familias por culpa de quienes dicen cosas como las que Usted dice! Habla del azúcar, pero detrás (sea sincera) está pensando en el café, la carne y otras exportaciones de Nicaragua. ¡Medidas contra el pueblo! ¿Usted cree que aquí hay abundancia de empleos? Usted piensa como estadounidense y no como nica. Quizá entienda la política económica de Miami Dade, pero poco sabe nada sobre Nicaragua y nuestra realidad económica.

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