Los actos religiosos a los que asiste el cardenal Leopoldo José Brenes también tienen presencia policial. Así ocurrió este sábado 23 de abril, durante una visita del cardenal a la Parroquia Jesús Resucitado, ubicada en Las Américas 2 de Managua, donde civiles motorizados en coordinación con policías, también motorizados, y policías de tránsito, se apostaron en el portón de entrada de este templo en el momento de la actividad religiosa.
El padre de la parroquia Jesús Resucitado, Pedro Marcel González, dijo que la presencia policial fue por invitación suya. Sin embargo, los policías se mantuvieron en las afueras del templo desde donde tomaron fotografías como es habitual en los episodios de asedio que ha sufrido la Iglesia y otros sectores opositores al régimen de Ortega.
El cardenal Brenes ofició la misa y dijo en la homilía que hay persecución a los cristianos y ataques y destrucción de templos.
“Hablar de Jesucristo tiene sus dificultades. Es triste, creo que ustedes no me dejarán mentir, lo conocemos a través de los medios de comunicación cómo hay persecución para los cristianos, cómo se han atacado templos, cómo se han destruido templos, porque hay como un odio y era la experiencia que vivía al inicio la Iglesia”, dijo el cardenal.
El cardenal Brenes fue invitado por el párroco Pedro Marcel González Godínez, para hacer un acto religioso de “Apertura de la Puerta Santa” en la Parroquia Jesús Resucitado, y con esto dar inicio a una serie de actividades pastorales, con motivo de que el próximo año esta parroquia cumplirá cincuenta años de fundación.
“Cristo es la puerta y es el símbolo que nosotros tenemos que encontrar en el corazón mismo de Cristo, entonces el símbolo de bendecir una puerta es dar a entender que todos tenemos que entrar por esa puerta y sabemos que los ladrones no entran por la puerta”, dijo Brenes sobre el acto de bendición de la “Puerta Santa”.
Lea además: Historia de los ataques sandinistas a la Iglesia Católica en Nicaragua
El cardenal bendijo la parroquia, ofició la misa y por último hizo un acto simbólico de colocación de la primera piedra para construir un campanario en la parte exterior del templo, mientras los policías hacían fotos desde el portón de entrada de la parroquia.
En Nicaragua, el Gobierno de Daniel Ortega y los líderes de la Iglesia católica mantienen una tensa relación debido a la demanda de obispos y sacerdotes que piden el cese de la violencia política, respeto a los derechos humanos y la realización de elecciones libres y justas en el país.
Lea además: Vaticano califica de “grave e injustificada” la expulsión del nuncio de Nicaragua
Sacerdotes y obispos son asediados por la Policía y muchas veces han sido agredidos por los simpatizantes de Ortega por defender a quienes se manifiestan en contra del Gobierno. Desde 2018, cuando comenzó una brutal represión contra todo tipo de manifestación y protesta civil, se han reportado numerosos ataques y saqueos a templos católicos.
Además, Ortega y su esposa y cogobernante, Rosario Murillo, abonan a este clima de violencia contra la Iglesia católica, porque no tienen reparo en atacar verbalmente en sus discursos a los religiosos, a quienes han llamado «terroristas» y «demonios».