El Vaticano confirmó este sábado, a través de un comunicado, que el Gobierno de Nicaragua retiró el beneplácito al nuncio Waldemar Stanislaw Sommertag y lo obligo a abandonar el país de forma inmediata.
«La Santa Sede ha recibido con sorpresa y dolor la comunicación de que el Gobierno de Nicaragua ha decidido retirar el beneplácito (agrément) a S.E. Mons. Waldemar Stanislaw Sommertag, Nuncio Apostólico en Managua desde 2018, imponiéndole que dejara inmediatamente el país después de notificarle esa medida», dijo el Vaticano en el comunicado.
Le también: Ortega borra la figura de decano diplomático que ocupaba el Nuncio Apostólico
La salida del país del nuncio se dio el pasado 6 de marzo, cuando la nunciatura dijo en un comunicado que el representante del Papa “se ausentó” del país, quedando al frente el secretario de la nunciatura, monseñor Marcel Mbaye, a nivel de encargado de negocios.
“Grave e injustificada”
El Vaticano dijo que esta es una “grave e injustificada decisión unilateral” que no refleja los sentimientos del pueblo de Nicaragua.
“La Santa Sede desea reafirmar su plena confianza en el Representante Pontificio”, agregó el comunicado.
Le puede interesar: Esta sería la razón de los constantes movimientos en el servicio exterior de Valdrack Jaentschke, según analista
Mediación por los presos políticos
De igual forma, el Vaticano dijo que “tal disposición resulta incomprensible ya que, durante su misión, S.E. Mons. Sommertag ha trabajado incansablemente por el bien de la Iglesia y del pueblo nicaragüense, especialmente por los más vulnerables, buscando siempre favorecer las buenas relaciones entre la Sede Apostólica y las Autoridades de Nicaragua”.
Incluso mencionó el papel del nuncio en el fallido diálogo nacional con el régimen de Daniel Ortega en 2018.
“Merece particular mención su participación como testigo y acompañante de la Mesa de Diálogo Nacional entre el Gobierno y la oposición política, en vista de reconciliación nacional y de la liberación de los presos políticos”, dijo.
El pasado martes 8 de marzo, se conoció que el nuncio apostólico había sido removido de su cargo por decisión del papa Francisco, a través de una declaración a Canal 10 de monseñor Carlos Herrera, obispo de la Diócesis de Jinotega y presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).
Al día siguiente, la CEN emitió un comunicado oficial expresando que por respeto a los procedimientos de la Santa Sede, se iba abstener de pronunciarse sobre la salida del nuncio.
Otro evento que llamó la atención en noviembre del año pasado fue cuando el régimen de Ortega anuló por decreto la figura de Decano del Cuerpo Diplomático, que le correspondía ocupar al Nuncio Apostólico designado.
En Nicaragua, la relación entre el Gobierno de Ortega y los líderes de la Iglesia católica se mantiene en un estado de tensión. Sacerdotes y obispos son asediados por la Policía y muchas veces han sido agredidos por los simpatizantes de Ortega.
Además, Ortega y su esposa y cogobernante, Rosario Murillo, no tienen reparo en atacar verbalmente en sus discursos a los religiosos, a quienes han llamado «terroristas» y «demonios».