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Ana Quirós, opositora al régimen de Daniel Ortega, fue expulsada de Nicaragua en 2018. Cortesía/Donaldo Hernández

Ana Quirós: “Es posible un levantamiento cívico en Nicaragua”

El descontento con el régimen de Ortega y la crisis económica podría llevar a que los nicaragüenses vuelvan a las calles a pesar de la represión, considera la opositora Ana Quirós.

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Ana Quirós es costarricense, pero tiene alma y corazón de nica, dice. Hasta 2018 era nica-tica. Fue despojada de su nacionalidad nicaragüense y expulsada del país por el régimen de Daniel Ortega.

Dice que duerme en San José, capital costarricense, pero su vida está en Nicaragua y anhela regresar algún día.

En esta entrevista, Quirós habla sobre los retos que tiene la oposición. También, dice que “los grandes dueños de Nicaragua” podrían ver acciones en su contra por parte de la comunidad internacional si siguen sosteniendo su apoyo a Daniel Ortega.

Además, considera que el Ejército está a tiempo de quitarle su respaldo al régimen y ponerse “del lado ganador”, y valora que Ortega se arriesga a recibir sanciones de mayor envergadura si continúa sosteniendo su apoyo a Rusia en medio de la invasión a Ucrania.

¿Cómo ve la situación de Nicaragua en este momento?

Me parece que la situación en Nicaragua es crítica, especialmente para la gente que depende de un ingreso diario porque en primer lugar el costo de la vida viene aumentando de manera descontrolada. En segundo lugar, no hay una institución, ni seguridad social, porque además de los problemas económicos, se suma la represión y el miedo que tiene la población a ser denunciada, a ser perseguida y a vivir bajo constante acoso y el gobierno no da ninguna respuesta a la problemática social o económica que se vive en el país

¿Cuáles cree que son los pilares del régimen en este momento?

Uno de ellos es el pilar económico de los grandes dueños de Nicaragua que pronto estarán viendo medidas de la comunidad internacional y eso les va a afectar de manera directa. Eso les va a hacer cambiar de posición porque saben que están en el bando perdedor. Siguen manteniendo el apoyo a Ortega, pero es un apoyo bien condicionado. El otro apoyo que ellos consideran fundamental es el apoyo de países como Venezuela, que en esa negociación que está teniendo con Estados Unidos, es probable que Nicaragua entre como uno de los temas a discutir y entonces Nicaragua se quedaría sin Beatriz y sin retrato porque ya no tiene el apoyo de la comunidad internacional y no tendría el apoyo de Venezuela.

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Y el otro apoyo son las fuerzas armadas que siguen ahí por estar cómodos, en el sentido de que no se quieren pelear con el régimen, cuando les conviene son una fuerza no deliberante, pero que en realidad lo que han hecho es ponerse en contra de la Constitución y las leyes de Nicaragua. Nosotros esperamos que las fuerzas armadas logren entender que están del lado de los perdedores, que están arriesgando el futuro del Ejército de Nicaragua, porque la Policía definitivamente que ya no tiene futuro en Nicaragua porque se han convertido en criminales de lesa humanidad.

¿Qué puede hacer el Ejército en caso de que decida rectificar?

Lo primero es quitarle el respaldo al régimen, y con esto no quiero decir que va a dar un golpe de Estado o una insurrección militar, pero con solo quitarle el respaldo al régimen y comprometerse con la Constitución, el Ejército de Nicaragua estaría poniéndose al lado de la historia y no a contrapelo a como ha estado hasta ahora. Esto seguramente no vendrá por parte de los altos mandos del Ejército que han estado extremadamente comprometidos, pero sí de fuerzas intermedias y soldados que la están pasando mal porque no están gozando de los privilegios que está teniendo la jerarquía del Ejército

¿Cómo considera que está siendo vista Nicaragua a nivel internacional con su respaldo a Rusia en la guerra en Ucrania?

En primer lugar, es un bloque muy pequeño el que respalda la invasión de Rusia a Ucrania. Nicaragua es de esos pocos países que respalda esa invasión. A pesar de su discurso permanente de no injerencia, ahora respalda una invasión militar a un país y esto nos pone en una situación más complicada a los nicaragüenses porque nos estamos metiendo en las patas de los caballos, donde están peleando a nivel internacional y donde Nicaragua juega un papel de hormiga. Me parece sumamente irresponsable, por parte de Ortega y Murillo, poner a la población nicaragüense en un riesgo que es innecesario y que a la población no le reporta ningún beneficio, más bien todo lo contrario.

¿A qué se arriesga Ortega al demostrarle su apoyo a Rusia?

Se arriesga a las medidas internacionales que se están decidiendo por parte de la comunidad internacional, de sanciones a Rusia. Nicaragua no tiene ni una vela en ese entierro masivo de población inocente. Nos arriesgamos como país a quedar aislados en el sistema bancario internacional como ya han tomado la decisión con el código swift. También nos arriesgamos a que las sanciones de la Unión Europea y otros países que rechazan esa invasión, se hagan extensivas a otros países aliados (de Rusia).

Vemos que incluso Venezuela, que ha sido muy proclive en respaldar a Rusia en asuntos bélicos, hoy se distancia frente a la posibilidad de una negociación directa con los Estados Unidos. Nicaragua hace todo lo contrario, se pone a estar del gallito del barrio a pegar cuatro gritos en respaldo a Rusia y eso nos coloca en una posición muy peligrosa.

¿Le parece que la guerra en Ucrania ha hecho que la comunidad internacional aparte su vista de Nicaragua?

La aparta en cierta medida, pero la coloca en una peor posición, en el sentido de que si bien hay temas más urgentes como el riesgo en el que está la población ucraniana, la comunidad internacional no deja de tener un ojo sobre Nicaragua y sobre su papel de acompañar a una potencia en la invasión a un pequeño país. Un pequeño país, pero que es sumamente importante. Ucrania produce el 16 por ciento de todo el trigo que se consume en el mundo. La guerra en Ucrania va a repercutir en la situación alimenticia del resto del mundo porque produce muchísimo trigo, produce maíz, que consumimos en el resto del mundo.

En las últimas semanas el régimen ha cancelado universidades y organizaciones, ¿qué cree que busca Ortega con estas acciones?

Pretende apagar la protesta ciudadana y el descontento que, según ellos, es generado por las oenegés y la cooperación internacional. Ellos pretenden, en un afán totalmente vano, cerrar las fuentes de esa oposición al régimen, pero hay que estar claros que no lo van a lograr porque no es ese el origen del descontento. El descontento surgió porque la gente estaba harta de todo lo que venía haciendo Daniel Ortega y Rosario Murillo, de las arbitrariedades, de la impunidad, del mal manejo de fondos y la corruptela de este régimen.

Ana Quirós es una activista feminista y opositora al régimen de Daniel Ortega. La mayor parte de su vida ha trabajado en temas de salud. LA PRENSA

Más de 50 países desconocieron los resultados de las elecciones de noviembre, pero siguen tratando con Ortega

Es importante valorar que la comunidad internacional sigue denunciando y repudiando la actitud de Nicaragua, pero no llega a romper relaciones en buena medida porque consideran que con su presencia, en primer lugar protegen los intereses de sus países, pero también están protegiendo de alguna manera a sus conciudadanos y a los ciudadanos nicaragüenses, aunque el gobierno de Nicaragua haga todo lo posible por aislarse y quedar totalmente al margen de la comunidad internacional. La decisión que tomó con relación al retiro del embajador de España, Carlos Midence, es una muestra de esa intención política del régimen de Ortega de tener la menor presencia a nivel internacional.

¿Cómo se encuentra la oposición en este momento?

Creo que la oposición nicaragüense ha sido sumamente golpeada. El tener a 170 personas en las cárceles y el haber forzado la salida de muchísimas personas (del país) tiene su efecto en la oposición. No obstante, en cierta medida, creo yo que el mismo apresamiento de gente de todos los colores políticos de la oposición nos ha hecho valorar que todos y todas estamos en el mismo barco y nos ha llevado a hablarnos, algo que antes no se hacía, y en segundo lugar, nos toca trabajar en conjunto como se logró hacer para el siete de noviembre con el repudio a la farsa electoral.

¿Hasta cuándo va a poder la oposición levantarse de ese golpe?

Hay múltiples esfuerzos de acercamientos, hay conversaciones, hay deseos principalmente, creo yo, de buscar acciones conjuntas más allá de solo pronunciamientos y vuelvo a poner el ejemplo del siete de noviembre. Ese día tuvimos manifestaciones de repudio a la farsa electoral en más de 50 países y ciudades y eso fue un esfuerzo coordinado, articulado. Por un lado, el mensaje de que la gente se quedara en sus casas y por otro lado que pudieran evaluar y vigilar lo que estaba sucediendo. Esto nos dio información valiosísima, en primer lugar, sobre la forma que utilizó la dictadura para entronizarse y, en segundo lugar, nos dio la posibilidad de trabajar juntos y juntas en esa supervisión. A eso se le suma, el trabajo coordinado con la comunidad internacional que llevó a que 50 países, prácticamente de manera inmediata declarara al régimen como ilegítimo y desconociera los resultados de esas elecciones

Además del siete de noviembre, ¿qué otros esfuerzos de unidad en la acción ha hecho la oposición?

Creo que las demandas ante la OEA han sido uno de esos esfuerzos conjuntos. Por otro lado, el trabajo que se hizo de cara al 10 de enero tuvo su impacto con un respaldo por parte de la comunidad internacional que mantuvo los ojos abiertos con relación a lo que pasaba en Nicaragua y lo que pasa hoy en día en relación a los falsos juicios que ha llevado a cabo el régimen de Ortega y Murillo, demeritando la independencia del sistema judicial. Francamente ha quedado en menos que pañales, en paños menores, con todas estas actuaciones que ha emprendido en contra de la oposición donde les impiden siquiera hablar con sus defensores y utiliza como testigos exclusivamente a los policías.

Algunos opositores ya han sido condenados entre 8 y 13 años de cárcel. ¿cree que cumplan con estas condenas o es posible que sean liberados antes?

Yo considero que estas personas saldrán antes y esa es nuestra principal tarea. Lograr que estas hermanas y hermanos sean liberados, que puedan atenderse sus necesidades y sus problemas de salud que muchos tienen actualmente porque no queremos tener a un don Eddy Montes más, ni queremos a tener otro Hugo Torres. No queremos ni un muerto, ni una muerta. La inmensa mayoría de la oposición son nicaragüenses. Es la demanda y la presión porque se liberan a los presos y las presas políticas.

Hablaba del desencanto que tienen los nicaragüenses en contra del régimen, ¿cree que es posible un nuevo levantamiento como en 2018?

Yo creo que es posible un levantamiento cívico. Yo admiro el compromiso del pueblo nicaragüense por la lucha cívica y digo que lo admiro porque sé que en Nicaragua hay armas en muchísimos lugares. Nicaragua es de los países donde hay más armas en términos generales. Yo admiro el compromiso del pueblo de Nicaragua y el rechazo en contra de la violencia que ha demostrado en todo este periodo. En muchos otros lugares, ya el levantamiento armado no se hubiera hecho esperar. Reconozco que es madurez de la población que ha sufrido demasiada muerte y no quiere ni una muerte más porque sabe que un enfrentamiento no cívico llevará a más sufrimiento y a más muerte.

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Yo creo que el descontento también ha logrado mermar su base dura. Su núcleo sandinista que les permitía hacer y deshacer con un porcentaje de población que ellos consideraban incondicional y que no les acompañó en esta elección, si no que más bien se apuntó por el silencio, se apuntó por la abstención y eso representa un repudio al régimen. Ese repudio silencioso en cualquier momento puede convertirse en voces, y el punto es que la oposición esté preparada para orientar ese descontento.

¿Cómo cree que será el final de Daniel Ortega?

Yo creo que terminará como terminan muchos dictadores, en la basura de la historia. Pienso en el caso de Stalin, en Sadam Hussein, y en el caso del dictador de Libia (Muamar Gadafi), que terminaron humillados, despreciados por su gente y por todo el mundo, y que se citan hoy para hablar de los crímenes que cometieron y de lo mal que terminaron. Ojalá a Ortega y Murillo se les pueda juzgar con la justicia internacional porque ellos merecen ser expuestos al mundo por todas las violaciones a los derechos humanos. Ellos y quienes los han acompañado siendo los apañadores de sus crímenes.

Usted fue expulsada por Ortega del país, ¿cree que podrá volver a Nicaragua?

Yo estoy convencida de que volveré y retomaré mi vida en Nicaragua. Yo viví 40 años en Nicaragua y sigo viviendo en Nicaragua. Duermo en San José (Costa Rica), pero si me preguntás noticias sobre Nicaragua yo te puedo comentar y analizar, algo que no puedo hacer sobre lo que pasa acá en Costa Rica porque yo vivo pendiente y trabajando por los derechos humanos y la liberación de Nicaragua. Mi vida está allá. Dos tercios de mi vida los viví en Nicaragua. Allá es donde quiero vivir mi vida y terminar mi vida, pero terminarla en libertad con los amigos y amigas que están en las cárceles.

Ana Quirós
Ana Quirós llegando a Migración el día que fue expulsada de Nicaragua por el régimen de Daniel Ortega en 2018. LA PRENSA

Plano personal

Ana Quirós Víquez tiene 68 años. Nació en México y es hija de costarricenses, pero desde los 21 años se fue a vivir a Nicaragua. “Fue una decisión personal quedarme en Nicaragua y hacerme nicaragüense”, explica.

Hizo estudios de Medicina en Costa Rica, Estados Unidos y México y dice que ha dedicado su vida al trabajo de comunicación sobre salud y a enseñarle a la gente que la salud no es solamente hospitales y medicinas. “La salud es llevar un estilo de vida, la salud es derechos humanos”, expresa

Trabajó en el Ministerio de Salud en los ochenta ejecutando proyectos sobre educación de salud. Luego fundó el Centro de Información y Servicios de Asesoría en Salud (CISAS) en donde trabajó hasta que el régimen lo ilegalizó en 2018 y Quirós fue expulsada del país y despojada de su nacionalidad nicaragüense.

Actualmente vive en Costa Rica. Le gusta leer, ver películas y jugar en la computadora. Dice que juega solitario, resuelve acertijos y cosas que la pongan a pensar.

Recuerda que a los trece años participó en su primera marcha y hasta la fecha continúa asistiendo a manifestaciones. “Pensándolo bien, mi pasión y mi pasatiempo predilecto es la política”, comenta.

La Prensa Domingo Ana Quirós Daniel Ortega Nicaragua archivo

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