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¿Qué está pasando con Ofilio Castro?

En lugar de andar en dificultades, Ofilio, a sus 38 años, debería estar empeñado en darle los toques finales a una gran carrera que lo hará perdurar en el tiempo

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Cuando Nemesio Porras decidió marcharse del beisbol en 2006, los fanáticos aún tenían a Henry Roa para inclinar su admiración. Y cuando Roa se retiró un año después, Norman Cardoze todavía hacía estragos, aunque iba en línea recta hacia el final de su carrera. Y cuando Cardoze decidió decir adiós en 2010, Ofilio Castro y Jimmy González estaban en su plenitud.

Y quizá, sin proponérselo, ambos se enfrascaron en un extendido y vibrante duelo no solo por acumular las mejores estadísticas, sino por construir un legado que les hiciera perdurar más allá de sus días como bateadores. Y de acuerdo a las cifras, Ofilio ha sacado ventaja. Alcanzó un nivel más alto en el beisbol profesional (AAA) y acumula el mejor promedio global en los Pomares con .377.

Se podría decir, basado en las cifras, que Castro ha sido el mejor bateador de su generación. Incluso, es el primer bateador nicaragüense con 3 mil hits en la sumatoria de sus labores en todos los circuitos en los que ha participado. Y hasta hace un tiempo, Ofilio pudo mantener un buen balance entre su desempeño en el terreno de juego y su comportamiento fuera de los campos.

He conocido a Ofilio desde que era un niño y cuando se hizo un adolescente y su potencial floreció, traté de firmarlo para los Yanquis de Nueva York, mientras crecía el vínculo con su familia. Eso me permitió conocer más al joven siempre respetuoso, obediente con sus papás y un caballero en el trato con los medios. Sin embargo, de pronto algo cambió.

Sus estadísticas fueron siempre en ascenso, pero también comenzaron a aflorar rumores en relación a su comportamiento y convivencia con sus compañeros, coaches y mánagers de equipos. Incluso salió a luz una supuesta agresión suya al cronista Agustín Cedeño y este lunes fue separado de los Leones por “conveniencia del equipo”, dice un comunicado.

Sobre la situación en León se asegura que la relación era insostenible y hasta fue enviado al banco, mientras el equipo ensayaba una remontada que lo metió en la Final. Los detalles no salen a luz todavía, pero para que sea sentado y luego dado de baja un bateador de su nivel, tiene que estar complicada la situación. El comunicado dice entre líneas que León es mejor sin él.

El punto es que Ofilio tiene que revisarse. Su nombre está sonando muy a menudo y no por las razones correctas. Todos cometemos errores y él no es la excepción, pero cuando se te está señalando continuamente, es que efectivamente hay ajustes que tenés que hacer. Y más en su caso, cuando lo que le queda por jugar, es mucho menos de lo que jugó hasta ahora.

En lugar de andar en estas dificultades, Ofilio, a sus 38 años, debería estar empeñado en darle los toques finales a una gran carrera que lo hará perdurar en el tiempo luego de dejar grandes cifras, pero también una buena imagen basada en el respeto y la caballerosidad como lo hizo hasta no hace mucho en su formidable trayectoria como pelotero.

¿Qué está pasando con Ofilio Castro? Yo al menos no lo sé, pero la impresión que está dejando es como si en su carácter habitara una inclinación a cambiar su reconocida mesura por un tipo de reacción drástica que está afectando severamente su imagen y en una etapa crucial de su trayectoria.

Edgard Rodríguez está en Twitter: @EdgardR

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