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Dennis Martínez es considerado el mejor lanzador de la historia de Nicaragua y Vicente Padilla el segundo mejor. LAPRENSA/LUIS GONZÁLEZ

La historia de cómo Dennis Martínez y Vicente Padilla rechazaron jugar con los Yanquis de Nueva York

Los dos mejores jugadores de la historia del beisbol de Nicaragua tuvieron la oportunidad de ser parte de los Yanquis. Aquí el relato de cómo se dieron esas negociaciones.

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El 2 de diciembre de 1993 Dennis Martínez finalmente tomó una decisión. Las semanas atrás habían sido una montaña rusa entre tantas negociaciones tras haber quedado en la agencia libre de las Grandes Ligas. Luego de finalizar esa temporada, un “Presidente” de 39 años buscaba un equipo ganador, que tuviera la capacidad de levantar una Serie Mundial y a pesar de la edad, había culminado una campaña de 15 triunfos y solo nueve derrotas con 3.85 de efectividad. Tres equipos estaba en la negociación: los Indios de Cleveland, los Rangers de Texas y los Yanquis de Nueva York.

El agente de Dennis Martínez tenía las indicaciones claras: pedir una bolsa que se ajustara a sus estadísticas y tres años de contrato. “Eran los últimos años de mi carrera y no quería equivocarme. Cuando tenés números a tu favor uno debe ser exigente, a los equipos les preocupaba mi edad. Los tres equipos hicieron su oferta. Hay jugadores que se mueren por estar en los Yanquis, en lo personal no lo era. Debía analizar cada oferta. Los Yanquis me ofrecían dos años, Texas tres, pero con menos salario y Cleveland se acercaba más a mis peticiones”, confiesa Martínez.

Los Mulos no se daban por vencido por Martínez, tanto así que su gerente general Gene Michael y el mánager Buck Showalter visitaron la casa de Martínez en Miami. “Recuerdo que vinieron a mi casa, estuvieron mis abogados y empezamos a negociar. Fue una plática amena, cada quien puso sus condiciones sobre la mesa. Me gustó el interés de ellos en venir hasta Miami. Al final les dimos una fecha límite, que si no respondían tomaríamos otra oferta. Ellos dijeron que analizarían si contra ofertaban”, recuerda Dennis.

Ese año Dennis presentaba mejores números que el abridor estelar de los Yanquis, Jim Abbot por lo que Martínez bien pudo ser el líder de la rotación. “Los Indios de Cleveland me hicieron sentir mejor, porque además de darme los tres años, me pagaron un buen salario. Recuerdo que los jugadores me llamaban para decirme que me estaban esperando, que era la pieza que les faltaba para ser campeones. Siento que hice mi trabajo. En 1994 no hubo Serie Mundial por la huelga, pero en 1995 fuimos campeones de la Liga Americana y aunque perdimos la Serie Mundial paralizamos al mundo del beisbol”, señala. Martínez firmó por tres años y en las dos primeras temporadas ganó 4.5 millones, mientras en su último año 3.8 millones, según Baseball Reference. Martínez confiesa que no se arrepiente de su decisión.

El caso de Padilla

Vicente Padilla siempre ha sido directo en relación a los Yanquis de Nueva York. “No me gusta ese equipo”, dice. Cuando se le pregunta el porqué, no profundiza. “No sé, simplemente no me gusta ese equipo”, reitera Padilla.

En 1997 tuvo su primera oportunidad para firmar con los Yanquis. Dennis Martínez lo recomendó ante Edgard Rodríguez, scout de los Yanquis en Nicaragua, Rodríguez envió las recomendaciones y sus notas sobre Padilla al supervisor boricua Jorge Oquendo, quien tomó un avió para Nicaragua y observar al chinandegano. Padilla solo lanzó 86 millas por horas, lejos de las expectativas esperadas. Las razones de su bajo rendimiento se debieron al fallecimiento de su abuela y el desvelo que tenía al pasar en vela toda la noche previa a las pruebas con los Yanquis.

Ya con Vicente Padilla en Grandes Ligas, el derecho cuenta que: “Cuando cambiaron a Bobby Abreu de los Filis a los Yanquis yo sería parte del cambio, pero hablé con mi abogado para que me sacaran, no me gustaría ir a esa organización”, relató rechazando ser compañero de equipo de Randy Johnson, Mike Musina, Mariano Rivera, Derek Jeter, Alex Rodríguez entre otras estrellas.

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Probablemente hubo pláticas e intentos de transferencias. Sin embargo, el 30 de julio de 2006 cuando Bobby Abreu fue transferido a los Yanquis, los Mulos entregaron a peloteros valorados como joyas en su momento: C.J. Henry, Matt Smith, Jesús Sánchez y Carlos Monasterio. A cambio asumirían el contrato de Abreu de 13.5 millones de dólares en esa campaña, el del siguiente año por 15.5 millones y el tercero por 16 millones, además sumaron al abridor Cory Lidle, quien falleció en Nueva York cuatro días después de terminar la temporada en un accidente aéreo.

Lo curioso es que Padilla había sido transferido un año antes a Texas por Ricardo Rodríguez por su comportamiento complicado, es decir, los Filis no tenían ningún poder sobre Padilla. A menos que haya existido esas transferencias rocambolescas en donde varios equipos están involucrados Padilla pudo haber sido parte del cambio.

Con 34 años fue la última vez que Padilla pudo ser un Yanqui. “Edgard Rodríguez me buscó para firmar con ellos, pero le dije que no. Firmé con Boston”, explicó Padilla.

El scout Edgard Rodríguez lo vio lanzando 95 millas sostenidas en un encuentro entre los Tigres y Granada. Padilla había hecho una extraordinaria labor monticular contra Carlos Pérez Estrella. “Pasé un reporte como suelo hacer todas las semanas en el cual hablaba de Vicente Padilla. Esa ocasión recuerdo que hablé con Padilla. No hubo oferta oficial, pero sí tuve una conversación con él”, señala Rodríguez.

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