Quistes en los ovarios en niñas y adolescentes. ¿Qué son y cómo se diagnostican?

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LA PRENSA/ Tomada de Freepik

Antes que nada, es importante saber a qué nos referimos cuando hablamos de quistes: este término lo utilizamos para referirnos a la presencia de un saco o bolsa cuyo contenido es líquido y estos pueden aparecer prácticamente en cualquier parte de nuestro cuerpo. Hoy nos vamos a centrar en conocer aquellos que se presentan en los ovarios en las niñas y adolescentes, en otra ocasión hablaremos de aquellos que pueden presentarse en mujeres adultas.

La presentación de los quistes de ovarios en las niñas y adolescentes es mucho más baja de aquellos que se presentan en los recién nacidos debido a que la función hormonal durante esta etapa permanece baja hasta la pubertad que es cuando se reactiva.

La mayoría de los quistes de ovarios simples, es decir aquellos en donde únicamente hay un saco o bolsa de contenido líquido, se relacionan a un fallo en el proceso de involución de un folículo ovárico, de los que se producen todos los meses para garantizar la ovulación. Entre algunas otras causas que pueden ocasionar quistes en esta etapa destacan la pubertad precoz de origen central, enfermedades del tiroides como hipotiroidismo y tumores malignos.

Antes de la primera menstruación, los quistes de ovario usualmente no dan síntomas, se presentan como una masa abdominal sin dolor, o un crecimiento anormal del tamaño del abdomen o incluso puede simplemente corresponder a un hallazgo durante un estudio de rutina.

Cuando se presentan síntomas, estos incluyen dolor alrededor del ombligo, o en la parte baja del abdomen, aumento en la frecuencia para ir a orinar, o problemas para defecar. En los casos en los que los quistes se han torcido, pueden presentarse como un dolor de aparición súbita que asemeja una apendicitis o peritonitis y requiere atención inmediata.

El diagnóstico se hace principalmente mediante la realización de un ultrasonido el cual confirma que el origen es ovario, o contiguo al ovario (en las trompas de Falopio) o incluso fuera del tracto reproductivo y nos ayuda a diferenciar los quistes simples (llenos únicamente de líquido) de los complejos (llenos de líquidos, sólidos o una mezcla).

Una vez realizado el diagnóstico, es importante determinar el manejo, y para esto debe incluir una asesoría entre un equipo multidisciplinario que incluya pediatras, ginecólogo oncólogo y cirujano pediatra.

Los manejos van desde la vigilancia con visitas regulares acompañadas de ultrasonido, hasta procedimientos quirúrgicos que de preferencia deben ser mediante laparoscopias para minimizar el trauma y dolor causados por la cirugía. Siempre ante la presencia de un quiste de ovario en niños y adolescentes conviene un manejo oportuno, antes de que sufra torsión y así disminuir las complicaciones.

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