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La SIP pide amnistía en Nicaragua

En su mensaje de fin de año, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ha abogado por la restauración de la democracia en Nicaragua, para lo cual, dice, el punto de partida podría ser una amnistía para los prisioneros políticos y de conciencia.

La petición de libertad para los presos políticos de Nicaragua ha sido un clamor nacional e internacional en esta temporada navideña, pero infortunadamente no ha encontrado eco en los oídos de los gobernantes. Sin embargo, no se debe perder la esperanza. Si los presos políticos no fueron liberados para la Navidad, podrían serlo para la  festividad de Noche Vieja y Año Nuevo, como ocurrió en 2019 cuando el 31 de diciembre 91 presos políticos salieron de las cárceles. Y en todo caso, en algún momento tendrán que salir de la prisión.

Aquella liberación de presos políticos el último día de 2019 no fue por una amnistía. Fue por una generosa gestión del nuncio apostólico en  Nicaragua, monseñor Waldemar Sommertag,  y de  la Cruz Roja Internacional. La amnistía la había aprobado el régimen a  principios de junio de aquel mismo año y prácticamente todos los presos políticos  fueron liberados en esa ocasión, entre ellos algunos que ahora están  de nuevo en prisión.

Sin embargo la amnistía de junio de 2019 no tuvo la aceptación social ni la eficacia que debe tener este instrumento jurídico y político, cuyo objetivo en principio es promover la recuperación de la paz social y auspiciar la reconciliación y la convivencia nacional, después de una guerra civil o de cualquier conflicto sociopolítico violento y sangriento.

El régimen no utilizó la amnistía –o no era ese su propósito– para crear el clima de seguridad política y confianza ciudadana, que era necesario para buscar una salida de la crisis. La cual solo era posible con la celebración de elecciones libres, limpias y observadas internacionalmente.

La oposición, por su parte, rechazó la amnistía de junio de 2019 creyéndola un ardid del régimen para legalizar su impunidad y evitar la rendición de  cuentas ante la justicia. Un comité pro libertad de los presos políticos en el cual participaban madres de las víctimas, declaró que “el pueblo  no pidió amnistía porque nuestros hijos no son culpables de ningún crimen”. Inclusive, abogados defensores de los presos políticos  atacaron legalmente la amnistía con un recurso por inconstitucionalidad de la ley presentado ante la Corte Suprema de Justicia.

Es que en la política de Nicaragua casi siempre se apuesta al todo o nada, no se aceptan situaciones intermedias, la filosofía es que no se debe dar un paso hacia atrás ni siquiera para tomar impulso.

De manera que es muy improbable que la petición de amnistía que ha hecho la SIP sea aceptada. Tal vez se pudiera aceptar más adelante, en el caso de que la crisis se agravara y metiera al  país en un callejón sin salida.

La amnistía ha  sido denigrada en los últimos tiempos, porque se dice que al perdonar y promover el olvido impide que se haga justicia. Pero la verdad es que desde su invención en Grecia en el siglo IV antes de Cristo, la amnistía ha servido muchas veces para poner fin a odiosidades políticas, sanar profundas heridas sociales y abrir el camino a la convivencia pacífica nacional.

Editorial Nicaragua archivo
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