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La presidenta de Taiwán junto a Daniel Ortega. LA PRENSA/ CORTESÍA

La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen junto a Daniel Ortega en su visita a Nicaragua en el 2017. LA PRENSA/ CORTESÍA

¿Ruptura de TLC con Taiwán fue un arrebato de Daniel Ortega para agradar a China y un golpe a los empresarios exportadores?

Daniel Ortega siguió los mismos pasos de su protegido Salvador Sánchez Cerén, pero en El Salvador se pudo salvar el acuerdo. Esto es lo que dicen las autoridades de Taiwán tras la ruptura del TLC.

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La decisión del régimen de Daniel Ortega de derogar el acuerdo comercial con Taiwán, sin haber seguido los procedimientos establecidos, apunta a ser una medida para complacer a China, más que un efecto colateral derivado del fin de las relaciones diplomáticas con la isla, explicaron analistas, a la luz de la experiencia con El Salvador, que pese que dio el mismo paso que Nicaragua, aún mantiene vigente su acuerdo comercial con Taipéi.

En El Salvador, el gobierno de turno cometió el mismo error de Ortega, pero una resolución de la justicia salvó el acuerdo y hoy permite que los salvadores continúen consumiendo productos taiwaneses más baratos y los exportadores sigan vendiendo en la isla a precios competitivos.

En Nicaragua, el 13 de diciembre, Ortega envió con carácter de urgencia una iniciativa de decreto legislativo de derogación de acuerdos instrumentos suscritos entre la República de Nicaragua y Taiwán, en el que incorporó revocar el decreto 4971, que contemplaba la aprobación del Tratado de Libre Comercio entre la República de Nicaragua y la República de China (Taiwán), avalado el 13 de diciembre de 2006 y publicado en enero del 2007.

También derogó el decreto 5678, que contenía la aprobación del protocolo de enmienda al capítulo 10 (inversiones) del tratado de libre comercio entre ambas naciones, aprobado el 24 de febrero de 2009 y publicado en La Gaceta el 17 de marzo del 2009.

Lea además: Ortega ordena derogar el Tratado de Libre Comercio con Taiwán y todos los acuerdos suscritos con la isla

En la exposición de motivo, el dictador dice que la medida se derivó a raíz de la ruptura de las relaciones diplomáticas con la isla para adherirse al principio de una sola China. “Es necesario cesar y dejar sin efecto jurídico los acuerdos e instrumentos suscritos entre el Estado de Nicaragua y Taiwán antes del 9 de diciembre del 2021”.

La derogación del Tratado de Libre Comercio con Taiwán, que beneficiaba más a Nicaragua que a la propia isla, tomó por sorpresa al sector privado local y a analistas que señalan que a la luz de lo ocurrido con El Salvador, cuyo país también estableció relaciones diplomáticas con China en el 2018, este mantuvo el acuerdo comercial donde también participa Honduras.

“Debo confesarte que me sorprendió esa decisión pues la cancelación del acuerdo de libre comercio no era una consecuencia necesaria de la ruptura de relaciones diplomáticas. Además de El Salvador, también existen otros países que mantienen acuerdos de libre comercio con Taiwán, a pesar de haber establecido relaciones con China. Más bien pareciera un interés de Ortega de congraciarse con los chinos en su pretensión de aparecer como aliado estratégico de China”, explica el economista Enrique Sáenz.

Ortega no siguió los procedimientos

De hecho, Ortega parece no haber seguido los procedimientos internacionales para poner fin al TLC, porque la derogación del acuerdo sorprendió en las mismas autoridades taiwanesas, que ya habían dicho el 10 de diciembre, un día después de la ruptura diplomática de 31 años consecutivos, que el acuerdo se iba a mantener intacto siguiendo la experiencia de El Salvador.

El Ministerio de Asuntos Económicos de Taiwán (MOEA, por sus siglas en inglés) dijo ayer que Nicaragua no había notificado a Taiwán de una derogación del acuerdo, una acción que se puede hacer siempre y cuando se notificara dicha acción con seis meses de antelación, según publicó el diario Focus Taiwan, que es la Agencia Central de Noticias de la República de China y la organización de noticias más influyente de la isla.

El 10 de diciembre las autoridades del MOEA habían señalado que dicha ruptura diplomática no iba a afectar ni al TLC ni a los inversionistas de origen taiwanés en Nicaragua. Pero aclararon que en caso de que Nicaragua tomara la decisión de irse del acuerdo, debía notificarlo y la medida entraría en vigencia 180 días después de que se haya producido el reporte a la parte correspondiente, un procedimiento que no siguió Ortega.

El pacto de libre comercio entre Taiwán y Nicaragua se firmó el 16 de junio de 2006 y entró en vigor el 1 de enero de 2008. Desde entonces, los exportadores, especialmente los de café, azúcar y mariscos, se habían beneficiado con el acceso preferencial a un mercado de casi 24 millones de consumidores de alto poder de compra.

Durante los primeros años de vigencia del tratado, la chatarra metálica y los desechos plásticos eran dos de los productos que más se enviaban a Taiwán. Sin embargo, en la medida en que estos desechos se agotaron en Nicaragua, otros se fueron abriendo espacio a ese mercado, entre ellos el azúcar, los mariscos y la carne de res y sus despojos.

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Taiwán era un mercado importante para Nicaragua en Asia. LAPRENSA/ARCHIVO

Nicaragua es el mayor perdedor

De hecho el MOEA dijo la semana pasada que en caso que se produjera la ruptura del TLC, eso no iba a tener un fuerte impacto en las estadísticas comerciales del país, puesto que la facturación nicaragüense en el 2020, por ejemplo, apenas fue de 22.94 millones de dólares, lo que representa el 0.01 por ciento de los ingresos totales de la isla.

En contraposición, los ingresos por exportación de Nicaragua a Taiwán ese año ascendieron a 143.56 millones de dólares, lo que refleja un crecimiento significativo respecto a 2007, antes del acuerdo comercial, cuando los envíos a la isla apenas sumaban 10.1 millones de dólares.

En el 2020 las exportaciones de mercancías de Taiwán al mundo sumaron 347,192.8 millones de dólares, mientras que las de Nicaragua 5,191 millones de dólares, lo que refleja que el mayor golpe lo sentirán los exportadores nicaragüenses, especialmente los azucareros y cafetaleros.

Las autoridades de Taiwán también habían informado que las empresas taiwanesas que han invertido en Nicaragua a lo largo de estos años no debían verse afectadas por los cambios en el estatus diplomático, debido a que estas estaban registradas como empresas locales.

Pero el régimen de Ortega, durante la derogación de todos los acuerdos e instrumentos suscritos por Nicaragua, ordenó que se revocara el decreto 5678, que contenía el protocolo de enmienda al capítulo 10 (inversiones) del tratado de libre comercio entre ambas naciones, aprobado el 24 de febrero de 2009 y publicado en La Gaceta el 17 de marzo del 2009. Este decreto elimina un convenio sobre garantías de inversión que contenía el acuerdo comercial y que regula la inversión extranjera en cada uno de los países firmantes del TLC.

No está claro qué impacto puede tener esto en las maquilas de origen taiwanés que operan en Nicaragua y que emplean a un poco más de 3,800 trabajadores. Antes de la derogación del TLC, el sector sindical había expresado su tranquilidad de que la ruptura diplomática con Taipéi no iba a afectar a las maquilas de ese país, luego que estas les informara que continuarían operando sin ningún problema y que las gestiones legales las iban a hacer en Guatemala, que mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán.

La mayoría de las empresas taiwanesas en Nicaragua se encuentran en los sectores textil y turístico, según el Ministerio de Asuntos Económicos de Taiwán.

Medida fue más política

Un economista, que prefirió no ser citado, señaló que la decisión de Ortega de poner fin al TLC no tiene lógica, porque recordó que Nicaragua, aún sin tener relaciones diplomáticas con China, los exportadores locales tenían relaciones comerciales con Pekín e incluso ese país es un importante proveedor de productos y materias primas para los nicaragüenses.

“Es decir la relación diplomática no está vinculada a la relación comercial, son dos cosas muy distintas que el Gobierno no separó y de un tajo quitó a los exportadores nicaragüenses la oportunidad de continuar vendiendo productos en la isla con preferencias arancelarias, algo que no sabemos si podrán conseguir a corto plazo con China a través de un acuerdo comercial. Fue una decisión precipitada y no muy bien pensada”, califica.

Entre el 2018 y 2019 las exportaciones de Nicaragua hacia China Popular registraron un significativo crecimiento. Pekín le compró al país productos minerales, madera aserrada, azúcar, café, desperdicio de papel, chatarra, productos de origen vegetal, aceites y grasas, cueros y pieles de bovino. Es decir, que aunque no se tenían relaciones diplomáticas, había intercambio comercial fluido.

En el 2020, según cifras del Banco Central de Nicaragua, desde China Popular se importaron bienes de consumo no duradero por 109.96 millones de dólares; otros 128.77 millones por bienes de consumo duraderos; otros 37.34 millones de dólares por materias primas e insumos para el sector agropecuario; más 96.56 millones de dólares por bienes para la industria.

También desde China se trajeron bienes para la construcción por 39.89 millones de dólares; 168.69 millones de dólares por bienes de capital para la industria; unos 50.57 millones de dólares por bienes de capital para el sector transporte. Todo esto demuestra que se puede tener relaciones comerciales con ambas chinas, aunque en su momento Nicaragua solo reconociera a Taipéi como un país soberano e independiente de Pekín.

El asunto es ¿por qué perjudicar a los exportadores?

Taipei, la capital de Taiwán, con el edificio Taipei 101 destacando en la imagen. LA PRENSA/ CORTESÍA
Taipei, la capital de Taiwán, con el edificio Taipei 101 destacando en la imagen. LA PRENSA/ CORTESÍA

La gran interrogante que surge entre los analistas es si Pekín compensará la pérdida de ingreso preferencial que los exportadores nicaragüenses tenían en el mercado asiático a través de Taiwán, es decir si Ortega será capaz de conseguir que los productos nicaragüenses lleguen a ese mercado con más de 1,200 millones de consumidores en condiciones competitivas.

Sáenz cree el problemas es que la economía de Nicaragua “es muy pequeña como para motivar un interés” por parte de China para negociar un tratado de libre comercio, pero eso no significa que no existe la posibilidad de que en los próximos meses se anuncien acuerdos comerciales.

“Sin relaciones diplomáticas y sin TLC, ya China es el origen de buena parte de las importaciones de Nicaragua. Por otra parte, si revisamos la evolución de las relaciones económicas de países vecinos con China, ha sido frecuente que se suscriban distintos tipos de acuerdos. Con Costa Rica, por ejemplo, se firmó un acuerdo de libre comercio. Con Panamá se han suscrito acuerdos en diversas áreas, igual con República Dominicana. Así que no sería extraño ver un conjunto de acuerdos en los próximos meses, incluyendo un acuerdo comercial. Tal como está el interés de Ortega está dispuesto a firmar lo que le pongan con tal de aparecer como aliado de los chinos”, explica Sáenz.

El otro economista señala, no obstante, que el asunto no es que se compense la desaparición del TLC de Taiwán con otro acuerdo con China, sino el cuestionamiento que cabe en este contexto, es por qué derogar un acuerdo comercial que podía sobrevivir y que beneficiaba a los exportadores nicaragüenses, que ya tenían contactos comerciales, que tenían compradores establecidos, donde vendían libre de arancel y ahora deberán pagar impuestos si quieren mantener relaciones comerciales con sus clientes.

“El mercado chino es enorme y es difícil posicionarse en un mercado de la noche a la mañana. El asunto acá es ¿por qué tomar acciones que van en contra del mismo país, sin que esto sea necesario? Los acuerdos comerciales tienen cláusulas que deben ser respetadas y cumplidas. No es que hoy lo firmo y mañana lo elimino porque me da la gana,¿qué mensaje se le envía a los otros socios con quienes Nicaragua tiene acuerdos comerciales? No somos un socio confiable para ningún otro país que se interese en firmar acuerdo comercial”, afirma el economista.

China y El Salvador firmaron en 2019 acuerdos de cooperación no reembolsable que permitirá la realización de obras de infraestructura en el país centroamericano a cambio del apoyo de este a China acerca de su soberanía sobre Taiwán. [Archivo]

¿Aún es posible salvar el acuerdo?

A la luz de la experiencia de El Salvador, los exportadores nicaragüenses podrían tener la oportunidad de rescatar el acuerdo comercial con Taiwán, si en Nicaragua funcionara la institucionalidad y el poder judicial fuera independiente, y estos pudieran recurrir a la Corte Suprema de Justicia, tal como ocurrió en El Salvador en el 2018.

Resulta, que agosto del 2018, el presidente de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, que es de la misma tendencia ideológica de Ortega y que se encuentra refugiado y nacionalizado en Nicaragua, anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Taiwán.

En paralelo la Asamblea Nacional, a petición de Sánchez Cerén y que hoy es buscado por la justicia salvadoreña por actos de corrupción, derogó el Tratado de Libre Comercio con Taiwán, lo que levantó un debate en ese país, siendo el sector azucarero el más golpeado, porque la isla representa el 66 por ciento de destino de la producción exportable del endulzante de ese país.

Esto ocasionó que los azucareros salvadoreños recurrieran al tribunal supremo para reclamar por la suspensión del TLC con Taiwán. En el recurso judicial, según reseña el diario El Mundo de ese país, estos planteaban que dicha medida perjudicaba los intereses comerciales de la industria.

Las gremiales azucareras también argumentaron que la decisión de retirar a El Salvador del TLC ponía en peligro los derechos de propiedad y la seguridad jurídica de la industria.

En marzo del 2019, la justicia salvadoreña suspendió la decisión de retirarse del TLC adoptada por el poder legislativo a petición de Sánchez Cerén, por lo que hasta hoy 5,600 productos salvadoreños ingresan a la isla libre de impuestos y además 3,500 productos taiwaneses son importados sin pagar aranceles, lo que beneficia a los consumidores salvadoreños que pagan precios más bajos.

Pero al igual que Ortega, Sánchez Cerén había adoptado la derogación del TLC sin seguir los procedimientos establecidos. En marzo del 2019, el Ministerio de Asuntos Económicos de Taiwan informó que El Salvador nunca había pedido cancelar el acuerdo comercial, por lo que el mismo seguía vigente.

Además también la Organización Mundial de Comercio (OMC) tampoco había sido notificada de que El Salvador deseaba retirarse del TLC, explicaron en ese momento las autoridades taiwanesas, un procedimiento que también tendría que seguir Ortega.

En Nicaragua, al igual que el sector cafetalero, Taiwán se había convertido en uno de sus principales mercados del azúcar. En 2020 el primer comprador de azúcar nicaragüense fue Corea del Sur; en segundo lugar Taipéi; y en tercer lugar, Estados Unidos. La meta de ellos era seguir consolidando esos tres mercados, ahora les tocaría recolocar esa producción donde tengan preferencias arancelarias o pagar arancel en Taipéi.

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