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¿Qué fue lo que sucedió con el Tren del Norte en esta temporada de beisbol?

La tropa esteliana pasó de dominar en la etapa regular de la campaña pasada, a ser un completo desastre ahora con marca de 7-20 en la Liga Profesional

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Desde hace un buen tiempo hemos reconocido que en Nicaragua, el Real Estelí es lo más próximo a una institución deportiva profesional. El respaldo gubernamental es clave, por supuesto, pero además, han demostrado que saben manejar los recursos con inteligencia. Sus equipos son de los mejores en futbol y baloncesto.

Incluso, en su primera incursión en el beisbol profesional a partir de la edición pasada, lo hicieron muy bien. El Tren del Norte fue la sensación en la temporada regular, antes de descarrilarse en los playoffs, hasta quedar eliminado. Sin embargo, dejó muy buenas sensaciones. Se logró ensamblar muy bien un equipo competitivo.

Eso pareciera fácil, pero no lo es. Los Yanquis y Dodgers disponen del dinero y agrupan buena cantidad de las mejores estrellas de la industria, pero eso no necesariamente significa el campeonato. La tropa de Nueva York no gana un cetro desde 2009 y los Dodgers llevan uno en 33 años. No solo es dinero. Hay que usarlo con inteligencia.

Por eso uno no se explica qué sucedió en el Tren del Norte de este 2021 en la Liga Profesional. De un año a otro, ha pasado de dominar la temporada en la etapa regular, a hundirse en el sótano con un penoso récord de 7-20. Y con solo 13 juegos en el calendario, solo un milagro lo salva de una inminente eliminación en este torneo.

Claro, no hay que escudriñar mucho para llegar a la conclusión de que se trata de un equipo de mucho bateo (.307) pero sin pitcheo (7.96) y con una defensa discreta (52 errores). Eso es evidente. Hablo de la manera cómo se armó el equipo. De su filosofía. A pesar de que suelen ser muy organizados, se falló en la etapa previa al juego.

Los hechos indican que contratar a Ender Chávez como mentor fue un desacierto. Incluso, ellos mismos lo despidieron temprano en el torneo. Chávez, tras su retiro como jugador, fue scout, coach de bateo y de banco, mientras llegaba a las Mayores como lanzador de práctica para los Mets, pero su debut como mánager en el Tren no resultó.

También hay un poco de mala fortuna para el Tren. Apostaron a jugadores extranjeros conocidos que les habían dado resultado el año pasado, pero al menos los lanzadores fueron un desastre. Yohan Flande pasó de ser un “as” en la liga pasada, a registrar 0-2 y 10.80 ahora. Wander Beras, 0-4 y 17.28 y Cesilio Pimentel, 1-2 y 10.13.

Y lo peor, es que los tiradores nacionales, algunos de ellos de buen nivel, también se contagiaron con la fragilidad y se han vuelto una moneda al aire: Esteban Pérez lanza para 8.56, Julio Raudez, 7.88; Jesús Garrido, 7.56 y Bryan Herrera, 6.62. Todos sabemos que estos muchachos no son astros, pero tampoco son malos como esas cifras.

El Tren es lo peor en pitcheo en la liga. Lanza para 7.96 (último), los 351 hits permitidos en 230.2 innings, son la mayor cantidad admitida por un staff, lo mismo que las 244 carreras, las 125 bases que conceden y el average de .347 de los contrarios ante ellos. Y para remate son el equipo más errático del campeonato con 52 fallas cometidas.

Eso hace que el magnífico esfuerzo de los bateadores sea insuficiente para ganar. La artillería norteña tiene .307 de bateo colectivo. Solo los Tigres, con .319, tienen mejor average que los estelianos, quienes además disparan 25 jonrones, cifra solo superada por los 29 de los chinandeganos. Incluso, son terceros en carreras anotadas (169).

El Tren tiene al actual líder de los bateadores, el cubano Alay Lago con .414 (111-46) más 27 anotadas y 21 empujadas, con cuatro jonrones. El dominicano Willy García sigue respondiendo con .354 (96-34), siete jonrones y 24 remolques, lo mismo que su connacional Gustavo Pierre con .352 (108-38), cinco jonrones, 22 anotadas y 21 impulsadas.

Y se les agrega el también quisqueyano Raúl Navarro, quien recién llegó, pero ha tronado para .385 (39-15) con dos cuadrangulares y 11 remolcadas. Más Renato Morales (.327), Rodolfo Bone (.320) e Iván Hernández (.316), mientras Moisés Flores salía de acción con .344 y Darwin Sevilla, siempre muy útil, batea .299. Así que pólvora hay.

El problema han sido los lanzadores y con tan poco tiempo por delante, quizá lo mejor sea prepararse para la otra temporada, a menos que el tercer timonel del equipo, Aníbal Vega, se convierta en una suerte de Mandrake o Houdini y pueda sacar al Tren del atolladero en el que se ha mantenido sumergido la mayor parte del trayecto.

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