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Tony Oliva, el extraordinario bateador que salió de Pinar del Río y va hacia Cooperstown

Tres títulos de bateo, un promedio de por vida de .304, 220 jonrones y ocho Juegos de Estrellas, avalan el salto de Tony Oliva a la inmortalidad

La extraordinaria carrera de Tony Oliva por poco termina antes de comenzar. Nacido en Pinar del Río, Cuba, Oliva era en realidad un joven de 21 años y no de 18 cuando fue firmado en 1961 por el legendario scout Joe Cambria, quien logró contratar a la mayoría de los mejores jóvenes talentos latinos, pero especialmente cubanos, de aquella época.

Oliva llegó a Estados Unidos en la primavera de aquel 1961 y participó en los tres últimos partidos de los Mellizos en el entrenamiento de las Ligas Menores y bateó .700 (10-7), pero el problema de alteración de sus documentos (viajó con la partida de nacimiento de su hermano Pedro) y su mala defensiva, hicieron que Minnesota lo dejara en libertad.

El cubano no sabía a dónde ir, pero se decidió a viajar en tren hacia Charlotte, Carolina del Norte, a encontrarse con un amigo que jugaba para los Mellizos en Clase D. Y tras tener la oportunidad de batear en las prácticas, impresionó tanto al mánager del Charlotte, Phil Howser, quien llamó a los Mellizos y los convenció de volver a firmar al antillano.

Oliva actuó en 64 juegos y fue líder de bateo con .410 (249-102), mientras ligaba 15 dobles, seis triples, diez jonrones y 81 empujadas. En 1962 fue ascendido a Clase A y terminó con .350 (469-164) con 17 cuadrangulares y 93 remolques. Y fue llamado a las Grandes Ligas en septiembre. Bateó .444 (12-4) pero igual comenzó 1963 en las Menores.

Se asegura que Oliva estaba decepcionado y consideró no continuar en el beisbol. Durante los primeros dos meses su promedio de bateo fue .235, sin embargo, se recuperó y concluyó con .304, 23 jonrones y 74 impulsadas, logrando una nueva invitación para el cierre de temporada en las Mayores y volvió a tronar. Se fue de 7-3 para .429.

No hubo forma de opacar su brillo y en 1964 arrancó como el jardinero derecho titular de los Mellizos en un line up que ya tenía a Harmon Killebrew, Bob Allison, Jimmie Hall y el también cubano Zoilo Versalles. Oliva terminó como líder de bateo con .323, lideró la liga en hits con 217, en carreras anotadas con 109 y en dobletes con 43.

Entre esos 217 hits, además de 43 dobles, disparó nueve triples y 32 jonrones, mientras remolcaba 94 carreras. Fue el Novato del Año. Y para demostrar que no era una casualidad y desechando aquella teoría que los novatos se aflojan en su segundo año, en 1965 volvió a ser líder bateo con .321 y terminó segundo para el Más Valioso.

Ese año (1965) volvió a ser líder en hits conectados (185), disparó 40 dobles y 16 jonrones, con 98 empujadas. Para situar en perspectiva la clase de bateador que era Oliva, hay que señalar que ese año solo tres artilleros terminaron sobre .300 en la Liga Americana: él, Carl Yastrzemski (.312) y Vic Davalillo (.302). La llamaron la “era de la bola muerta”.

En 1966 parecía en ruta hacia un tercer título de bateo de forma consecutiva al resumir .328 a mediados de agosto, pero de pronto se trabó y entre el 21 de agosto y el 21 de septiembre, se fue de 63-7 y terminó con .307, mientras el cetro de los bateadores se lo llevaba Frank Robinson con .317 en su año de la triple corona con los Orioles.

Una lesión en la rodilla afectó severamente su juego y después de dos temporadas con promedio exacto de .289, el cubano regresó con cuatro campañas seguidas con averages sobre los 300 puntos, incluyendo .337 en 1971, bueno para su tercer título de bateo con 22 jonrones y 81 remolques, mientras iba a su octavo Juego de Estrellas consecutivo.

En 1972 la lesión se agudizó y se vio limitado a diez partidos, mientras actuaba en las últimas cuatro temporadas como bateador designado hasta su retiro en 1976 con un promedio de por vida de .304 en 6,301 turnos con 1,917 hits, 329 dobles, 48 triples y 220 jonrones. Remolcó 947 carreras y anotó 870 con 448 bases y 645 ponches.

Su apogeo lo vivió entre 1964 y 1971. En esos ocho años, ganó sus tres títulos de bateo, fue a ocho Juegos de Estrellas y ganó un Guante de Oro (1966) a pesar que se cuestionaba su defensa. En ese período, acumuló 1445 hits, un total solo superado por Pete Rose (1,554), Lou Brock (1,552), Billy Williams (1,516) y Roberto Clemente (1,460).

Se asegura que tuvo siempre una influencia positiva en los Mellizos fuera y dentro del campo y se trata de uno de los jugadores más apreciados por sus fanáticos. Tras su retiro trabajó como coach de bateo. Era el entrenador de bateo en 1987 cuando Minnesota se coronó ante San Luis en la Serie Mundial de 1987 y coach de banco en el título de 1991 ante Atlanta.

Minnesota retiró su número seis el 14 de julio de 1991 y siempre que se habla de la historia de los Mellizos, Oliva está en la conversación. Desde este domingo, se ha unido a Killebrew, Rod Carew, Kirby Puckett y Bert Blyleven como miembros del Salón de la Fama. Su estatua luce imponente en las afueras del Target Field en Minneapolis.

A Oliva lo conocí en 1996 por medio de su amigo Pedro Ramos. Asistí a un juego de veteranos big leaguers invitado por Ramos y pese a mi credencial, había una actividad solo para familiares de los jugadores. Pedro iba a decir que yo era su hijo. “Espérate Pedro, deja que el chico entre conmigo. Es más creíble que diga que es hijo mío”.

Oliva hablaba del color de la piel. Y gracias a su gentileza, pude conocer a Ernie Banks, Dave Kingman, Juan Marichal, Tany Pérez, Orlando Cepeda, Luis Tiant, Earl Weaver, Orestes Miñoso, Bucky Dent y Stan Bahnsen, entre otros exastros del beisbol. Nunca olvidé su amabilidad, su conversación amena, su fácil sonrisa y el gesto que tuvo conmigo.

Quizá la clave de Oliva fue no rendirse después de ser dejado libre por los Mellizos. En lugar de regresar a Cuba, se fue al campamento de los Mellizos en las Menores por su cuenta y logró enrolarse de nuevo en el sistema para demostrar la clase de batear que era, uno que salió de Pinar del Río y que ahora va hacia Cooperstown, Nueva York.

Edgard Rodríguez está en Twitter: @EdgardR

Deportes Medias Blancas de Chicago Mellizos de Minnesota archivo

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