Un matagalpino que nació el 7 de octubre de 1983 y que desde los 16 años de edad decidió poner su vida al servicio de Dios, así se describe el sacerdote Vicente Martínez Bermúdez, de 38 años, quien es párroco de la iglesia católica Santa Lucía, en Ciudad Darío, Matagalpa y que por sus comentarios electorales fue visitado recientemente por oficiales de la Policía de esa localidad e inclusive ha recibido amenazas de muerte, desde el estallido de la crisis sociopolítica de abril 2018.
El religioso en esta entrevista con LA PRENSA comparte cómo se describe, su trabajo pastoral y el motivo de sus homilías críticas hacia el gobierno del mandatario Daniel Ortega, el caudillo sandinista que apareció nuevamente en la boleta electoral tras un cuarto mandato consecutivo de cinco años, este domingo 7 de noviembre.
¿Quién es el padre Martínez?
El sacerdote Martínez se describe en breves palabras como una persona “alegre” que le gusta compartir con su pueblo. “Ha sido vivir una experiencia muy bonita con este pueblo de Darío. Soy una persona alegre, entusiasta, cercana y que estoy enamorado de mi vocación como sacerdote”, subraya.
El padre Martínez es de estatura mediana, delgado y con el pelo chirizo. Entró al Seminario Menor en Matagalpa en 2003, y fue ordenado sacerdote, tras finalizar su formación, en noviembre de 2012, por monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa.
Entre sus primeras misiones pastorales fue enviado como vicario general a la parroquia Nuestro Señor de Esquipulas, estuvo en La Dalia y desde hace ocho años administra y guía la parroquia Santa Lucía. El religioso dice que su familia es muy humilde.
Amenazado de muerte y hostigado
El religioso reconoce que la mayorías de las experiencias que durante su labor pastoral le han marcado su vida se dieron a raíz de la crisis sociopolítica en el país. “Lo que más marca mi vida es después del 2018, es ver cómo murieron tantos jóvenes, es ver cómo migraron tantas familias, y lo que más me duele todo lo que pasó es que no se ha hecho justicia”, apuntó.
El padre Martínez al conversar con este Diario no duda en compartir que desde 2018 ha sido víctima de amenazas de muerte por parte de parapoliciales afines al partido gobernante del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Exactamente en junio de ese año paramilitares lo apuntaron con un AK, pero él no se acobardó y les respondió.
“En junio 2018, yo venía de una comunidad de celebrar un bautismo, ahí en el kilómetro 90 de aquí Ciudad Darío me pararon los paramilitares, me dijeron ‘vos sos enemigo del Gobierno, tus homilías tiran veneno contra el Gobierno y por lo tanto a todos los sacerdotes, a los obispos los vamos a matar’. ‘Mátame pues’, le dije. ‘Vos andás arma en la camioneta’, me dicen y me apuntaron con el AK y le dije ‘matame pues'”, recordó.
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A lectura del religioso, a los simpatizantes del gobierno de Ortega lo que les gusta es “intimidar, esa experiencia marcó mi vida, van a tratar de callarme, de decir que no diga nada, entonces desde el 2018 hasta la actualidad voy a seguir hablando contra la injusticia, contra el mal”.
Martínez dice que a pesar del contexto represivo que se vive en Nicaragua prefiere “ser piedra en el zapato de esa gente” y “no almohada para que duerman en su maldad sus pecados”. “Recordemos que la gente mala acostada medita el crimen, esta gente no duerme de día ni de noche para meditar el mal, qué vamos a hacer contra tal persona, tal opositor, periodista, uno al ver todas esas injusticias es lo que lo hace a uno hablar sin miedo, uno sabe cuáles son las consecuencias de decir la verdad”, indicó.
Al ser consultado si teme por su integridad física, el sacerdote manifestó que “no”.
“Miedo no, porque uno sabe cuáles son las consecuencias de lo que habla. Yo como sacerdote estoy consciente de las consecuencias de decir la verdad, dice Jesús que ‘la verdad os hará libres’. Yo a esta gente no le debo nada, el problema es cuando te dan prebendas. No tengo miedo, porque el ser humano tiene dos etapas una para nacer y morir, y lo más triste es vivir y morir en la mentira y falsedad; miedo al ciento por ciento no, pero tampoco me confío (…) porque yo sé que son capaces de cualquier cosa, porque ellos son fanáticos, el fanático no piensa, no tiene uso de razón”, manifestó el sacerdote.
Sobre la crisis de Nicaragua
En cuanto a las acusaciones que ha vertido el mandatario Ortega en contra de los obispos de la Iglesia católica del país a quienes acusó de “terroristas”, el padre Martínez responde que “la Iglesia no es enemiga de ningún gobierno jamás, no pelea poder, no quiere gobernar, no quiere subirse en una silla para gobernar un país; la Iglesia solo mira la injusticia”.
Comparte que para él es “muy doloroso” escuchar cuando la gente de la ciudad y del campo dice que “ya no se puede vivir en Nicaragua”. Sobre la situación de Nicaragua, el religioso insiste en que los actuales gobernantes Ortega-Murillo “quieren aparentar un país que no existe, quieren presentar ante las instituciones internacionales un país que no existe, quieren presentar un país maniquí, mientras el verdadero país que existe es el que sufre, el país que migra, el país donde se violan los derechos humanos”.
A lectura del padre Martínez el problema de raíz de la crisis sociopolítica es “institucional (…) el problema del país es que no se respeta la Constitución Política, porque legalmente esta gente —Ortega y Murillo— es ilegítima aunque estén en el poder”.
Por tal razón, el religioso envía un mensaje a la pareja presidencial a quienes les expresa: “Ya tienen mucho dinero dejen el poder, no son pobres ,son millonarios, descansen en sus últimos años de vida, vayan a dormir, porque no tienen necesidad de desvelarse. A ellos los vemos demacrados porque no comen bien, están desesperados, son viejos, que le den oportunidad a los jóvenes”, refirió.
Su relación con el obispo Álvarez
Sobre su relación con el obispo de su Diócesis, el religioso Martínez describió que es de “padre a hijo” debido a que “hay una confianza incomparable”.
“Él después que yo dije el comunicado el domingo, y el martes vinieron los comisionados de la Policía de Darío y Matagalpa a visitarme, el siguiente domingo pasó visitándome, dándome ánimo y me dijo ‘me siento acuerpado no estoy hablando solo, muchos sacerdotes me están dando la mano y eso me alegra a mí'”, compartió el sacerdote.
Añadió que por tal razón, “yo no me siento solo, y por lo tanto Dios, mi obispo y el pueblo están conmigo”.
Al referirse a monseñor Álvarez y su labor como obispo, señala que “el papel que ha jugado el obispo es fuerte, ha recibido amenazas, incluso lo han perseguido (…) allá por el año 2018 tuvo un accidente, le dañaron los frenos del vehículo, era para matarlo. Así que yo digo que el papel del obispo ha sido del Buen Pastor, dar la vida por sus ovejas (…) él visita todas las comunidades de nuestra Diócesis, el obispo está con el pueblo, él ha hecho un papel muy importante en esta Diócesis. El obispo no es indiferente ante el sufrimiento humano”.