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Doctor Henry Zelaya medico y comandante de la Resistencia Nicaragüense. Oscar Navarrete/ LA PRENSA.

Doctor Henry, ex jefe contra: “El que vaya al diálogo con Daniel Ortega después de las elecciones es que ya lo domaron”

Para el ex jefe de médicos de la contra, el error de la oposición es haber creído que se podía dialogar con Daniel Ortega y de que él es capaz de brindar elecciones. Asegura que no se debe de ir a un diálogo después del 7 de noviembre y que se debe buscar cambiar la correlación de fuerzas en Nicaragua

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Enrique Zelaya Cruz, mejor conocido como el doctor Henry, fue jefe de médicos de la contra en los años ochenta y siempre ha sido un férreo opositor a Daniel Ortega. Su hermano, Marlon Zelaya, fue guerrillero sandinista y tras el triunfo murió en un combate en Río San Juan. El doctor Henry cree que los sandinistas lo mataron porque empezó a ser crítico.

A sus 63 años de edad, el doctor Henry tuvo que salir al exilio huyendo de la represión orteguista, ya que siempre se mantiene crítico con la actual dictadura.

En esta entrevista, el doctor Henry analiza lo que ha fallado en la oposición nicaragüense. Especialmente critica que se sigue creyendo que Daniel Ortega pueda tener en algún momento posiciones democráticas, cuando ha demostrado que es todo lo contrario. “No es un gatito, es un oso grizzly”, resume el ex jefe contra.

¿Qué le pareció la resolución de la OEA?

Eso es esperanzador. Hay que estar claros que el Consejo Permanente no puede tomar ninguna resolución. La que tiene que tomar la resolución es la Asamblea General. Pero este Consejo Permanente sirve como para hacer la cama, para que ya el 10 de noviembre, y va a ser tres días después del circo electoral, ya los ministros de Relaciones Exteriores puedan tomar unas decisiones más fuertes.

¿Cómo ve a Daniel Ortega en este momento?

Aquí tenemos que estar claros que el régimen está decidido a cubanizar Nicaragua. Hay gente que estuvo con Daniel Ortega y lo miraban como un gatito. Los que anduvimos en la guerra, en los años ochenta, lo vimos como un oso grizzli (oso gris), en posición de combate, con las garras afuera y todavía con rabia. Después del 90 lo vieron como un perro que podía morder, pero un perro manso. Otros lo vieron como un coyote amansado. No. Lo primero que tenemos que pensar los de la oposición es que es una dictadura, es un dictador, es criminal, mata, asesina. Y la filosofía con que él se mueve es el poder o la muerte. Cuando tengamos definido eso, ahí sí podemos elaborar una estrategia. Así como estamos no. Por eso hemos patinado, por eso mucha gente creyó en las elecciones. Somoza era persona comparado con Ortega. Por eso es capaz de matar hasta a su más allegados: Carlos Guadamuz, ya no digamos a 3-80, a cualquier opositor, a los 300 muchachos que se levantaron. Eso documentó la CIDH, pero se supone que hay más de 700 muertos.

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Algunos creen que Ortega no es el único responsable…

En Nicaragua le echan la culpa… Ah no es que el comandante no es, es la Chayo. No. Todo para pensar que el comandante no es un dictador, no es un oso grizzly. Tenemos que estar claros, estamos en medio de una dictadura pura, dura y criminal. Eso es lo que tenemos que tener claros. Todos los sectores tienen que estar en su trinchera haciendo lo que les toca hacer. Esa es la verdad. No que se metieron a hacer candidaturas, que yo no voy de segundo, yo voy de primero, que yo tengo la gente. Ese ha sido uno de los errores. Todavía hay sectores en Nicaragua que creen que con el diálogo después de las elecciones la situación va a mejorar. Ese oso grizzly con uñas y con rabia va a mejorar. ¡No va a mejorar absolutamente nada!

¿La legitimidad le preocupa a Ortega?

Se vislumbra que la comunidad internacional no va a reconocer las elecciones, a pesar de que insisten en las elecciones. Pero él va a buscar legitimidad, y la va a buscar tanto interna como externamente. Internamente él va a agarrar retazos de todo, retazos de la empresa privada, retazos de la contra, retazos de los militares en retiro, retazos de los partidos social cristiano y va a meterlos en un diálogo y les va a decir a la OEA y al mundo, ustedes me van a desconocer y miren aquí, aquí está la verdadera oposición. Pero, como requisito, si te sentás con él, ya vas a tener que haber aceptado que él ganó las elecciones. Y como el pueblo de Nicaragua está tan desesperado, tan sin esperanza, que padece el síndrome de Estocolmo, comenzás a pensar como el dictador y decís si el dictador es bueno, nosotros somos los malos porque le estamos reclamando justicia, libertad. Lo malo fueron los tranques, lo malo fueron todos los que hablan afuera y piden sanciones. Esos son los malos. El dictador no es malo, es un gatito. De nuevo caemos. Es un gatito, te araña pero si lo pellizcas. Eso es locura. Ese oso grizzly le hagás o no le hagas nada.

¿Qué soluciones encuentra para salir de Ortega?

La solución es no agacharle la cabeza. Hay que buscar cómo le tenemos que ir quitando los poderes fácticos que lo mantienen. Si no lo hacemos él va a estar ahí todo el tiempo. Y los poderes fácticos sí se pueden quitar y los debemos de quitar y establecer lo que quiere el pueblo: elecciones periódicas, libres y transparentes. Que gane el que gane los votos. Quiere libertad. Que la justicia sea lo más parejo posible. Quiere que la ayuda sea distribuida bien. Es lo mismo que pedía la contra y murieron. Y es lo mismo que estaban pidiendo los muchachos y murieron ahora. ¿Eso es malo pedir? Los malos no somos nosotros, los malos son ellos que no han querido darnos eso.

¿Cómo mira ahora lo de abril de 2018?

Se cometieron errores. Los tranques desembocan en que los representantes del pueblo en el diálogo habían sido en parte los causantes de la dictadura. La empresa privada había estado ligada a él. Muchos de los grupos que Daniel Ortega acepta en el diálogo son gente que había estado con él. Y, por último, no sabemos quién fue el de la idea de las elecciones adelantadas. Ese es un secreto que lo tenemos que descubrir. De nuevo pensando que Daniel Ortega es un gatito que va a dar elecciones, cuando lo que quería era ganar tiempo. Lo único que se logró fue la mortandad, que él tuvo tiempo. Inmediatamente él comienza a reforzar su aparato represivo. Nunca dijo que iba a dar elecciones adelantadas. Se cometieron errores garrafales. En el diálogo no estaban los verdaderos representantes del movimiento. Fue como en la contra. Quienes arreglaron el problema de la contra fueron los políticos que ni sabían lo que había sido la contra. Los combatientes nunca estuvieron metidos en las negociaciones. Pasó igual.

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Se esperaba una unidad de la oposición. ¿Era obligatorio moralmente que se unieran después de lo de abril de 2018?

Moralmente tenía que haberse dado una unidad. Como cambiaron el esquema a organizaciones políticas y a candidatos, ya cuando te metés a eso es lógico que en ninguna sociedad vos vas a tener unidad. En todo el mundo, cuando hablas de elecciones, partidos políticos, dentro de los mismos partidos políticos sufren fracturas que después las tienen que solventar durante la campaña. Hubo personajes que se ofrecían como que eran los mejores, yo soy el mejor, yo soy el más bonito, yo soy el que me ponen los gringos. Eso pasa en toditas las democracias de todo el mundo. Pero, no era el momento precisamente, eso es donde hay democracia, no donde hay dictadura. No donde está un oso grizzly que te va a matar.

¿Qué era lo correcto?

Primero, no creer que era así que tenían ganadas las elecciones. Eso fue una falsa ilusión que se la vendieron al pueblo, de las elecciones adelantadas, porque Daniel Ortega jamás ha sido partícipe de dar elecciones. Siempre dijo él que a él le gustaba el sistema de Cuba, que no había elecciones o que había partido único. De repente creímos que él se había despertado y que creía en el sistema democrático. Nunca debimos haber creído que las elecciones se iban a dar. Ni haber engañado al pueblo que eso iba. Segundo, en cuatro elecciones nos había demostrado lo que él era capaz para robarse las alcaldías, las diputaciones de la Costa Atlántica y las presidenciales. Creyeron que iba a dar unas elecciones y todavía creyeron en una competencia democrática entre ellos mismos, entonces se vendían como los mejores. El campesino creía que iba a ser el mejor presidente y que tenía chance. Arturo Cruz pensó que, porque era graduado en Harvard y tenía el visto bueno de los gringos, también tenía la mejor posibilidad. Doña Cristiana pensaba que por ser familia Chamorro y familiar de Violeta Barrios, entonces ya tenía la mejor oportunidad. Nos dedicamos a formar grupos opositores entre nosotros mismos y nos olvidamos que el enemigo era el dictador. Mientras tanto, él ganaba el tiempo para crecer en soldados que nos reprimían, ganó el tiempo en dominarnos, ganó el tiempo en sacar a la oposición de Nicaragua. Él ganó porque él ya tenía establecido el sistema, el poder o la muerte. O la cubanización de Nicaragua.

¿Cree que los opositores identificaron ese pensamiento de Ortega, de que era el poder o la muerte?

Si se hubieran dado cuenta que eso era lo que pensaba Daniel Ortega, todos lo hubieran hecho diferente. Nos hubiéramos juntado, y si acaso eran las elecciones, hubiéramos pedido las condiciones de la OEA, bien reglamentadas, como nosotros lo dijimos en Iniciativa por el Cambio, tras que salió la resolución. A pesar que no nos gustaba, dijimos calendaricemoslas, pongamos fechas, límites, que vengan los derechos humanos, que saquen los presos, que permitan las marchas, que permita partidos nuevos. Eso les valió un comino porque yo voy a ser del PLC, yo voy a ser de Ciudadanos por la Libertad. Que la gente de la UNAB tenía que tener dominio, que la Alianza, los empresarios, los otros iban a ser peores que el sandinismo, o sea, esos son los errores que tenemos que aprender. Y se olvidaron que la lucha se armó en los territorios. La lucha la armaron las mujeres, no fueron las feministas. La lucha la armaron los estudiantes, los campesinos, no fueron los políticos. Hoy tenemos que regresar de nuevo a nuestra estrategia. Lo admirable de todo esto es que, a pesar de la represión, a pesar del dolor que ha tenido toda Nicaragua, todavía la misma gente que ocasionó el levantamiento e ir en contra de la dictadura, se mantiene en pie y dice no, te tenés que ir Daniel Ortega, tiene que haber justicia, tiene que haber democracia.

¿Cómo deben de ver a estas elecciones los nicaragüenses?

El régimen, buscando la legalidad, así como piensa hacer el diálogo, también el 7 de noviembre quiere aprovechar de que existan colas. Por eso quitó a mil centros de votación, para que existan colas, porque quiere filmar y decir miren una votación masiva y el comandante ganó con el 70 por ciento. Quiere seguir en la farsa. No hay que ir ni siquiera a manchar nulo. Hay que encerrarse en su casa, para que así la poca información que salga es que el pueblo rechazó totalmente el circo electoral. Todo el mundo sabe que estas elecciones no cumplen con los estándares internacionales de cualquier elección y es el colmo que nosotros, sufriendo la dictadura, vayamos creyendo de que si vamos a votar nulo eso va a contar, eso ni siquiera va a aparecer, porque quienes cuentan los votos están totalmente ligados al régimen. Y si vos tenés un fiscal no va a poder decir nada porque si dice algo y no firma el acta comete un delito electoral y va a la cárcel. Definitivamente es un pueblo que está secuestrado.

¿Cómo puede hacer el pueblo para salir de la dictadura?

Primero resistir. No ir al diálogo después del 7 de noviembre. Que se olviden de ese diálogo. El que vaya al diálogo con Daniel Ortega después de las elecciones es que ya lo domaron. Besó las cadenas que lo van a esclavizar. Segundo, pegarse a la comunidad internacional para que definitivamente cumplan con los acuerdos que Nicaragua es partícipe y firmante, como el respeto a los derechos humanos, a las elecciones libres, justas y transparentes. Tenemos que obligar a la comunidad internacional, que ha ayudado, pero no como debe.

¿Cuál sería la clave contra Orterga?

Debemos de presionar al régimen que nos dé lo que los otros países tienen. Si no le estamos pidiendo nada más. La palabra clave es: tenemos que cambiar la correlación de fuerza. Él se siente fuerte porque algunos empresarios están con él. Él se siente fuerte porque el Ejército está coludido con él. Y él se siente fuerte porque la Policía está coludida con él. Y si acaso alguien va al diálogo, teniendo esos poderes fácticos, no va a hacer absolutamente nada, más que aceptar que él ganó las elecciones.

Enrique Zelaya, conocido en las filas de la resistencia como el Doctor Henry, fue uno de los comandantes de la contra que participo en la Operación Olivero en diciembre de 1987 en Las Minas. Oscar Navarrete/ LA PRENSA.

Plano personal del doctor Henry

Su nombre completo es Enrique José Zelaya Cruz y nació el primero de marzo de 1958, en Jinotega, producto del matrimonio entre Enrique Zelaya Úbeda y Lilly Cruz Meza.

Se casó con una prima, Yunieth Úbeda y tienen cuatro hijos.

Estudió Medicina Interna en la universidad de San Carlos, en Guatemala y fue médico de la Contra. Ahora, como ganadero, ha tenido que convertirse en “veterinario”, confiesa entre risas.

Es un aficionado de la historia y le gusta mucho ver televisión y leer.

Le gusta comer bastante y de todo. “Hasta piedras”, bromea.

En la Contra tuvo dos momentos duros y no fue en la Operación Danto 88, de la cual se jactan los sandinistas, sino en una invasión a una base de la Contra y cuando la Contra se tomó Siuna.

A los 11 años de edad se tuvo que ir a vivir a los Estados Unidos porque accidentalmente se le disparó un arma y mató a un joven de apellido Morales, el mejor amigo de su hermano Marlon Zelaya. Estuvo preso por ese caso.

Marlon Zelaya fue un guerrillero sandinista que peleó en Jinotega y en el Frente Sur contra Somoza. Después fue líder estudiantil en la UNAN-Managua y murió en un combate contra las tropas antisandinistas de Edén Pastora en Río San Juan. El doctor Henry cree que a su hermano lo mataron los mismos sandinistas que andaban con él.

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COMENTARIOS

  1. Hace 2 años

    Prueba

  2. Hace 2 años

    Francamente que no creo que los contras tengan autoridad moral para reclamar respeto a los derechos humanos. La masacre de San Jose de las Mulas y el terrorismo de la voladura de los tanques de combustible en Corinto son inolvidables. En ningun otro Pais del Mundo, los dirigentes Contras andarian tranquilamente por las calles.

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