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Pedro Vásquez Cortedano, conductor de Cristiana Chamorro y preso político de Daniel Ortega

De escolta de Tomás Borge a preso político de Daniel Ortega. La historia de Pedro Vásquez

Responsable, disciplinado, humilde. Así es como describen sus conocidos y familiares a Pedro Vásquez, el conductor de Cristiana Chamorro que es acusado de lavado de dinero por el régimen de Daniel Ortega.

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“Yo no he matado, yo no he robado. Yo soy un hombre inocente. Aquí me tienen solo por ser el conductor de doña Cristiana”, le dijo don Pedro Vásquez a su esposa Norma Vega, el pasado 13 de octubre cuando lo vio por última vez.

Lo encontró delgado y pálido. Ha perdido más de 35 libras y solo le permiten salir a tomar sol una vez a la semana. Su esposa llega tres veces todos los días a Auxilio Judicial para dejarle desayuno, almuerzo y cena, pero solo le dejan pasar agua y de vez en cuando un yogurt.

Don Pedro, como lo conocen en su trabajo, es una persona tranquila y sencilla. Callado, suele ser reservado y poco confiado, pero siempre con disposición de ayudar a quien lo necesita. Por eso es que a un amigo de su infancia le parece increíble que hoy esté acusado de lavado de dinero, bienes y activos.

“Él no es alguien que va a robar. Es bien humilde y respetuoso”, lo describe su amigo quien prefiere no ser citado “para no meter la pata”, y de paso para que no lo llegue a buscar la Policía a su casa, dice.

Con este amigo, don Pedro mantuvo poca comunicación en los últimos años porque ambos trabajan y están dedicados a sus familias, pero aún recuerda cuando el hoy preso político de Daniel Ortega lo atendía en la panadería de su familia en León.

Escolta y conductor

Pedro Salvador Vásquez Cortedano es el mayor de ocho hermanos nacidos en León, en el barrio indígena de Sutiaba. Nació el 19 de mayo de 1962 y desde muy pequeño decía que le gustaba el campo. “Siempre ha soñado con tener siembros”, dice su amigo.

Para aquellos días, el joven Pedro estudiaba y ayudaba a su madre en la panadería familiar junto a sus hermanos. También salía a vender el pan y para la década de los ochenta, con la guerra civil, el negocio familiar vio su época más difícil.

Como tenían pocos ingresos, la familia tuvo que ingeniárselas y a Pedro, como era el mayor de los hermanos y ante la ausencia de su padre, le tocaba ir por las calles vendiendo pan y huevos para poder sostener el hogar.

Llegó a estudiar hasta segundo año de Agronomía, ya que tuvo que cumplir con su Servicio Militar obligatorio. De vez en cuando le contaba a su esposa sus relatos de guerra.

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Decía que le tocó ir a combatir a la contrarrevolución cerca de Wiwilí y en las montañas del norte de Nicaragua, hasta la frontera con Honduras. Estuvo cuatro años enmontañado, hasta que un charnel de una bomba se le incrustó en la espalda.

Fue enviado a Managua para recuperarse y por recomendación de un amigo consiguió un nuevo empleo. De ahí en adelante iba a trabajar en la oficina de seguridad personal del gobierno sandinista de la época.

Al poco tiempo pasó a ser escolta y chofer de Tomás Borge, uno de los nueve altos comandantes del Frente Sandinista, contaba a su esposa el mismo don Pedro.

“Casi no habla de eso sí”, dice doña Norma Vega, pero sí cuenta que para esa etapa de su vida él solía tomar mucho alcohol y fumaba. Ella asume que eso lo hacía por influencia de las personas con las que se juntaba.

En 1988, don Pedro dejó de ser escolta y conductor de Tomás Borge y empezó a buscar trabajo en Managua. “Él no se quedó con nada”, dice su esposa.

Irónicamente, encontró empleo en la otra acera política, como chofer de Antonio Lacayo, quien años más tarde sería el ministro de la Presidencia de doña Violeta Barrios de Chamorro, la que derrotó al Frente Sandinista en las elecciones de 1990.

Para aquellos años, Antonio Lacayo ya estaba casado con Cristiana Chamorro (hija de doña Violeta Barrios de Chamorro) y don Pedro fue el conductor de la familia Lacayo-Chamorro hasta el 15 de junio de 2021 cuando fue detenido.

“Pícaro”

Una mañana de 1993, don Pedro llegó a desayunar a un comedor cerca de Plaza Inter, en Tiscapa. Llegó en la camioneta de sus patrones y pidió algo ligero para empezar el día.

Ahí trabajaba doña Norma Vega, a sus 32 años, y era la primera vez que miraba a don Pedro. Él es once años mayor que ella. Le tocó atenderlo y desde que llegó a su mesa él empezó a cortejarla. “Es que él era bien pícaro”, comenta doña Norma entre risas.

“Era un hombre hermoso. Guapo. No es porque sea mi esposo, pero es la verdad”, lo recuerda doña Norma. El hombre empezó a llegar diario a desayunar o almorzar, pero ella no le hacía caso.

—Hola preciosa dama, ¿cómo está? —preguntaba don Pedro

—Bien. ¿Qué va a querer? —le respondía doña Norma

Un 2 de marzo de 1993, cuando doña Norma viajaba a su natal Telica, se encontró a don Pedro en la parada de buses de León. “Ahí me saludó, me abrazó y todo”, y después de platicar durante el viaje, ella lo aceptó y empezaron su relación.

Como a don Pedro siempre le gustó el campo, doña Norma se lo llevó a Telica para que la ayudara a trabajar en la finca que le heredaron sus padres. Empezaron teniendo una granja de pollos con 25 aves y después criaron cerdos por un tiempo.

Don Pedro también se ponía a sembrar maíz, tomate, chiltoma, yuca o papaya que después vendían en el mercado de Telica.

A pesar de su vida en la finca, don Pedro nunca dejó de ser conductor de la familia Lacayo Chamorro. De lunes a viernes, de 6:00 de la mañana a 6:00 de la tarde, a veces hasta las 7:00 de la noche, don Pedro trabajaba como conductor, y los fines de semana se iba a la finca en Telica.

En Managua, la familia Lacayo Chamorro le habilitó un cuarto dentro de su residencia para que se quedara ahí los días de semana. Es muy disciplinado y le gusta vestir presentable en su trabajo, comenta su esposa.

Hace nueve años se casó con doña Norma, pero viven juntos desde hace 28. Tienen un hijo de 15 años. Su esposa dice que es un hombre responsable y cariñoso, “pero cuando tiene que corregir, corrige también”.

Don Pedro tiene otros cuatro hijos mayores fuera de su matrimonio. Las que viven más pendiente de él son sus hijas Scarleth y Mabel, a las que siempre llamaba y las apoyaba con lo que necesitaran.

Cada fin de semana que llegaba a la finca, don Pedro se bebía al menos un galón de leche. Disfrutaba de ir a cazar garrobos, conejos y cusucos. A veces se iba más al norte en busca de venados.

También se encargaba de fumigar el maíz de la finca para que no se lo comieran las plagas y por las tardes se iba con doña Norma en bicicleta a la zona urbana de Telica. Se comían un helado y de vez en cuando tenían sus citas románticas.

Don Pedro Vásquez en su finca en Telica. CORTESÍA

“Estás elegante amor, estás más rico que un bombón”, le decía doña Norma, quien se declara profundamente enamorada de su esposo.

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En la finca no tiene caballos. Nunca quiso comprar uno porque son muy caros. “Todo eso que vamos a gastar en un caballo, mejor nos lo comemos”, le decía a su esposa.

Hace cinco años, don Pedro tuvo un accidente en motocicleta y tuvo que ser operado de uno de sus tobillos. Hasta la fecha se encuentra recuperado de ese incidente.

Le encanta beber sopa, sobre todo de pollo o menudencias. Y a doña Norma le encanta preparárselas. También le gusta la sopa de garrobo, pero no soporta la sopa de res.

Según doña Norma, su esposo ya no bebe y tampoco fuma. Eso es algo que quedó en su pasado, en sus días como escolta de Tomás Borge.  “Yo me pregunto, si él anduvo en todo eso, ¿por qué ahora me lo tienen detenido ahí?”, cuestiona su esposa.

Acusación “absurda”

El día que doña Norma lo visitó por primera vez en el Chipote, el 1 de septiembre, se dio cuenta que su esposo no podía escuchar con el odio izquierdo. Además, notó que sus anteojos estaban quebrados y que los tuvo que amarrar con un hule.

—¿Qué te pasó con los lentes? –le preguntó doña Norma.

—Nada amor, se me cayeron.

—A mí no me mintás, que yo sé que no te pasó eso –le insistió su esposa, pero el hombre no le respondió más.

“Él dice que no le pasó nada, pero yo digo que sí”, sugiere doña Norma.

La segunda vez que lo vio fue hace dos semanas. Además de pálido y delgado, se dio cuenta de que ha estado teniendo problemas de la presión y no lo ha visto un médico.

Para doña Norma, quien ha convivido con don Pedro por casi 30 años, la acusación por lavado de dinero que le hace el régimen de Daniel Ortega es “absurda”.

En septiembre, el subsecretario de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado de Estados Unidos, Brian A. Nichols, se refirió al caso de don Pedro con el mensaje: “Servir como chofer personal de la aspirante presidencial (Cristiana Chamorro), parece ser la ofensa de Pedro Vásquez contra el régimen Ortega Murillo”.

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