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Daniel Ortega y Rosario Murillo. Foto tomada de El 19 Digital

Por qué Ortega se apuró a emitir deuda costosa para comprar vacunas si tiene fondos baratos de los organismos financieros

El millonario fondo se creó un día después que Daniel Ortega apareció quejándose por los obstáculos que está atravesando Cuba para obtener el reconocimiento de sus vacunas. Economistas explican posibles razones de la movida del régimen

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El régimen de Daniel Ortega ordenó ayer crear de urgencia dentro del Presupuesto General de la República 2021 un millonario fondo de 700 millones de córdobas que se usarán para comprar vacunas e insumos para atender la pandemia, una movida financiera que genera dudas entre los economistas que no están claros por qué el Ejecutivo va a financiar este programa a través de la emisión de deuda interna si tiene recursos que han venido del exterior para ese fin y que son más baratos respecto al endeudamiento interno, que suele ser más oneroso.

El millonario fondo se creó un día después que Daniel Ortega apareció quejándose por los obstáculos que está atravesando Cuba para obtener el reconocimiento de sus vacunas, por lo que acusó a los países desarrollados de querer acaparar el mercado sin dar margen a que países del bloque socialista puedan entrar al negocio.

Según Ortega, Cuba logró “de forma milagrosa” producir una vacuna contra la covid-19 y se puso al mismo nivel de los países desarrollados, que “la sancionan, que la bloquean, que la agreden”, y acusó a esos países de tener una guerra contra el antídoto de la isla y que por eso lo descalifican y “mientras tanto ellos buscan cómo colocar en el mercado sus vacunas, exclusivamente”.

“Pero nosotros esperamos que, más pronto que tarde, se reconozca la efectividad, la validez de todas las vacunas que se están fabricando en el mundo, y que están siendo perseguidas”, dijo Ortega, luego de la lluvia de quejas que han caído sobre su decisión de inmunizar a más de dos millones de niños y adolescentes nicaragüenses con suero cubano, que no ha logrado ser avalada por ninguna agencia médica internacional ni la Organización Mundial de la Salud.

Luego, al día siguiente, en la Asamblea Nacional apareció una reforma al Presupuesto General 2021 con trámite de urgencia, donde ordena crear dicho fondo para comprar vacunas, cuya potestad de hacer los pagos y contrataciones correspondiente se la dio al Ministerio de Hacienda y Crédito Público en coordinación con el Ministerio de Salud.

Según la ordenanza, que ya fue aprobada por los diputados controlados por la dictadura, el fondo se financiará con fuentes de Rentas del Tesoro, pero más abajo indica que los 700 millones de córdobas se obtendrán de una emisión de bonos de la República y que por tanto el déficit global del gasto público se elevará en igual monto.

De ahí es que dos economistas consultados por LA PRENSA no están claros por qué el régimen Ortega recurrió a un endeudamiento público interno cuando tiene a su disposición los recursos que le dio el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y el Fondo Monetario Internacional, de cuya partida se puede destinar una parte para la adquisición de antídotos.

“Sí, en efecto la deuda interna es más costosa que la externa. Por lo demás, las vacunas se compran en moneda extranjera, por lo que esta deuda debería ser emitida en dólares, o comprar dólares, aprovechando la amplia disponibilidad de reservas”, dice uno de los economistas, quien pide no ser citado por temor a represalias.

“Es muy difícil conocer las razones de esta decisión. Podría especular que es para comprar vacunas cubanas, pero solo sería especulación”, agregó.

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¿Y los fondos del BCIE?

El 2 de junio de este año el BCIE formalizó con Hacienda de Nicaragua un préstamo por 100 millones de dólares para comprar vacunas, un monto que está por encima de los 20 millones de dólares que conforman el nuevo fondo creado dentro del Presupuesto General de la República. Es decir que holgadamente el Ejecutivo pudo comprar vacunas sin necesidad de endeudar más a los nicaragüenses.

“En el caso del crédito para la adquisición de las vacunas contra la covid-19, 3.27 millones de nicaragüenses podrán beneficiarse de la inmunización; mientras que en el caso del proyecto de hospitales modulares se estima que tres millones de habitantes serán beneficiados”, dijo durante el anuncio el presidente del BCIE, Dante Mossi.

La deuda pública interna del Gobierno central al primer trimestre de este año ascendió a 789.4 millones de dólares. Y tal es lo costoso de este tipo de deuda, que solo las colocaciones que hizo del Ministerio de Hacienda en este primer trimestre debió pagar en interés tasas de 10.756 por ciento en plazos de vencimiento de entre 860 y 2,016 días.

Luego de registrar reducciones, desde el 2019 y hasta la fecha la deuda interna ha venido en ascenso junto con la deuda externa, que en su conjunto ya suman 8,479.5 millones de dólares.

Y muestra de que la deuda externa es más barata, es que por ejemplo, el préstamo del BCIE para vacunas contempla un plazo de 20 años, incluido hasta cinco años de gracia, una tasa de interés de 1.96 por ciento y “con condiciones financieras favorables gracias a la emisión del bono temático realizada por el BCIE para la compra de vacunas y a su alta calificación crediticia, la mejor de Latinoamérica”. Los préstamos de organismos como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo suelen ser más baratos, inclusive, que el BCIE.

Ejecutivo en negociaciones con el FMI

Pero además, en agosto el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció, luego de la visita de una misión técnica —de la cual nunca se supo cuáles fueron las recomendaciones que dejaron a las autoridades, según conoció extraoficialmente LA PRENSA—, que le había desembolsado al Banco Central de Nicaragua un equivalente en Derechos Especiales de Giro (DGE) de 353.5 millones de dólares para atender la emergencia de la covid-19 y fortalecer las reservas monetarias del país, en el marco de un programa mundial que estaba impulsando con los países miembros para afrontar la pandemia.

En concreto, dichos flujos del FMI forman parte del programa de asignación de Derechos Especiales de Giro (DEG), que el año pasado lanzó el organismo para ayudar a los países socios a afrontar el impacto de la pandemia, por un monto equivalente a 650,000 millones de dólares. La idea del programa y del cual se benefició Nicaragua es que cada país reciba un monto proporcional de su cuota DEG, el cual puede ser cambiado en divisas con otros países.

En una gráfica explicativa, el Fondo señala que los gobiernos al cambiar sus DGE —que es el instrumento financiero de reserva del organismo—por divisas, pueden por ejemplo utilizar esos flujos para comprar vacunas.

En la exposición de motivo de la reforma al Presupuesto General de la República 2021, aprobada ayer, el régimen dice que está en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para utilizar parte de los DGE para el programa de combate del covid y admite que ha recibido recursos del BCIE, pero no explica por qué no usa esos fondos, que son más baratos que la deuda interna, para comprar vacunas.

Los economistas consultados por LA PRENSA señalan que todos los movimientos observados desde el discurso de Ortega esta semana hasta la reforma al Presupuesto, apuntarían a que el objetivo de emitir deuda para comprar vacunas es adquirir los antídotos a Cuba, que no ha conseguido el aval de la OMS.

“Con frecuencia los préstamos multilaterales traen incorporadas cláusulas de transparencia, que pueden ser difíciles de cumplir para el Gobierno. Recuerde el préstamo del BID (por ejemplo) se requería información muy detallada. Pero en realidad no sé. En todo caso, las vacunas cubanas no han sido aprobadas por la OMS y quizá por eso no pueden ser adquiridas mediante préstamos externos”, dijo.

En el caso de la rusa, explica uno de los economistas: “Está aprobada, solo hubo un problema con la inspección en una de las plantas, que al parecer ya se resolvió”.

“Creo que los préstamos no lo pueden usar para comprar la vacuna cubana, los préstamos tienen condiciones y las condicionantes no deben permitir comprar vacunas que no están autorizadas por la OPS (Organización Panamericana de la Salud) o la OMS, entonces no pueden usar préstamos para eso”, explicó el otro economista y también analista político.

De hecho, el mismo día que la Asamblea Nacional aprobó la reforma presupuestaria el régimen de Ortega anunció que se traerían siete millones de vacunas entre octubre y diciembre procedentes de Cuba. En ese contexto, Rosario Murillo, la vocera de la dictadura—, destacó la creación del fondo en el gasto público.

El analista político duda que incluso la compra de las vacunas rusas se haga con fondos de préstamos externos, porque generalmente los organismos financieros multilaterales suelen establecer condiciones en los contratos de préstamos. Pero señala que un elemento que le llama la atención es por qué la dictadura se inclinó a emitir deuda para comprar vacunas cubanas en lugar de reorientar fondos provenientes de la sobrerrecaudación.

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¿Y la sobrerrecaudación?

“El tema de fondo es ¿por qué no usan la sobrerrecaudación?”, dice.

El informe de ejecución presupuestaria a junio de este año arrojó que al segundo trimestre la recaudación de impuesto había crecido 28.3 por ciento, al totalizar 48,261.3 millones de córdobas, superior a los 37,610 millones de córdobas en igual periodo del año pasado. Es decir que la dictadura ordena aumentar la deuda pública interna, pese a que en sobrerrecaudación obtuvo 10,651 millones de córdobas.

El economista y sociólogo Óscar René Vargas se vuelve a inclinar en que la estrategia de la dictadura al no tocar los otros ingresos es para mantener intactos sus colchones financieros de cara al 2021, aunque una parte de estos fondos que componen ese soporte realmente fueron dados por los organismos financieros internacionales para atender la emergencia de la pandemia.

“La estrategia de Ortega es prepararse para la eventualidad que los organismos financieros internacionales le suspendan nuevos préstamos, en el caso de aprobarse la Ley Renacer. Por lo tanto, está incrementando las reservas, subiendo la deuda interna y externa. La sobrerrecaudación es otro colchón”, aclara.

“Es decir, Ortega se prepara a la eventualidad que el 2022 no tenga apoyo internacional. Mientras tanto, él crea colchones para superar el tiempo necesario mientras negocia con la oposición formal y con los EE. UU.”, afirma Vargas.

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