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Buscaba alguna señal para saber si entre esos cuerpos se encontraba algún nicaragüense. Alguna pista como una cédula, un córdoba, una bandera, una pulsera o lo que fuera. Pero no encontró nada. Fotografía/AFP

Buscaba alguna señal para saber si entre esos cuerpos se encontraba algún nicaragüense. Alguna pista como una cédula, un córdoba, una bandera, una pulsera o lo que fuera. Pero no encontró nada. Fotografía/AFP

Los nicas que se van “mojados” hacia Estados Unidos y los peligros que pueden encontrar

Cada vez más nicaragüenses deciden lanzarse al peligro de migrar ilegalmente hacia Estados Unidos. Los que pueden venden todo y pagan grandes sumas de dinero, mientras que los más pobres se van caminando. Cualquiera puede encontrar la muerte en el camino

El coyote aceptó hablar bajo total anonimato. Es un señor de unos 50 años, usa gafas de sol y es del centro del país. Dice que lleva varios años dedicándose a cruzar a nicaragüenses y hondureños a Estados Unidos. Aunque ahora él solo se dedica a ser “el enlace”.

—¿Cuál es el viaje más barato?
—El de entrega es el más barato. Es caminando. Ese te sale entre dos mil y cuatro mil dólares.
—¿Por qué se llama de entrega?
—Es simple, te llevamos hasta la frontera con Estados Unidos y ahí te entregamos a las autoridades migratorias.
—¿Pero es seguro llegar?
—Eso solo Dios lo sabe.

Según este coyote, en los últimos cinco meses las personas que se atreven a realizar el peligroso viaje desde Nicaragua hasta Estados Unidos se han multiplicado por tres.

Si el viaje de “entrega” es el más barato, el llamado “crucero” es el más caro. Suele costar 12 mil dólares o más.
Otro de estos viajes es el de “destino”, que consiste en llevar al migrante hasta otro estado dentro de EE. UU., y el último de los tipos de viajes y el más precario es irse por su cuenta o en una caravana de migrantes.

Infografía: Luis Gozalez/LA PRENSA

La salida es de noche o de madrugada en algún punto de Managua o de Estelí. Cuando el coyote reúne a cierta cantidad de personas es que ya se puede salir rumbo a Estados Unidos.

Dependiendo del tipo de “tarifa” al salir se le tiene que pagar al coyote una suma. Por ejemplo, si el migrante quiere el viaje “crucero”, al salir debe pagar unos dos mil dólares. Al entrar a México en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, de nuevo se deben pagar otros dos mil dólares, al llegar a Monterrey de nuevo otros dos mil y los últimos seis mil dólares se cancelan cuando la persona ya está en Houston, Texas.

El coyote acepta que operan en un “equipo de trabajo” de al menos cinco contactos en cada país. Expertos en migración aseguran que la mayoría trabaja con carteles de la droga y que gran parte del pago de los migrantes es para estos grupos criminales que les permiten cruzar por sus territorios.

Infografía: Luis González/LA PRENSA

Nada garantiza que estos mismos coyotes no asalten a los migrantes que llevan y los dejen en medio de la nada. O los entreguen a estos grupos criminales para luego extorsionar a las familias. Esto pasa a menudo.

El espejo de Honduras

Fotografía: AFP

El ejemplo del vecino país que lleva años con grandes flujos de migrantes ilegales hacia Estados Unidos, toca de cerca a Nicaragua, porque según organizaciones como Nicas en el Mundo, la gran mayoría de nicaragüenses que están caminando hacia EE. UU. proceden de los departamentos del norte del país.

El fenómeno de las caravanas desde Honduras comenzó hace dos años más o menos, según cuenta el periodista hondureño Ariel Torres. “Se habló de que había partidos políticos contra el gobierno que las financiaban, pero en realidad surgieron de manera espontánea”.

Las caravanas se armaron por redes sociales y por WhatsApp. La idea era que si viajaban cientos de personas juntas podrían evitar los secuestros y el crimen organizado.

Fotografía de AFP

Algo a resaltar, según Torres, es que estas caravanas estaban formadas por casi el 50 por ciento de mujeres y niños. Pero lo malo de este método es que se convierte en un problema geopolítico y los gobiernos de Guatemala y México envían a la Policía y al Ejército a desarticularlas y esto reduce mucho la posibilidad de llegar hasta Estados Unidos.

“Por eso las caravanas no han seguido como antes. La gente prefiere viajar de manera individual. Algunos pueden conseguir un coyote, que en México les dicen polleros”, comenta el periodista hondureño que colabora con el medio Expediente Público.

Estos migrantes, entre los que cada vez van más nicaragüenses, son los más pobres. Se recorren cientos de kilómetros a pie hasta llegar a la Bestia, que es una serie de trenes que cruzan México en dirección a Estados Unidos. Es la forma más dura y difícil de hacer esta travesía que finaliza en Reynosa en la frontera entre Tamaulipas y Texas.

Los desaparecidos

Haydée Castillo un día fue a reconocer cuerpos en descomposición en una zona al sur de Texas. Ahí miró varios cadáveres casi en huesos, con sus ropitas raídas, sus botellitas de agua vacías, billeteras con fotografías de una hija, una esposa o una madre.

Buscaba alguna señal para saber si entre esos cuerpos se encontraba algún nicaragüense. Alguna pista como una cédula, un córdoba, una bandera, una pulsera o lo que fuera. Pero no encontró nada.

Infografía: Luis Gozalez/LA PRENSA

La acompañaron varios miembros de organizaciones que trabajan con migrantes y un equipo de la Universidad de Texas que recopiló el ADN de los cuerpos para luego compararlo con las bases de datos de desaparecidos.

Según la activista y defensora de derechos humanos en el exilio, desde inicios de 2021 se ha visto un alto repunte de migrantes nicaragüenses que intentan cruzar hasta Estados Unidos.

“Se observa una nueva etapa parecida a lo que ocurrió en 2018 y sigue en aumento desde diciembre de 2020”, cuenta Castillo.

De acuerdo con sus datos, el Gobierno de Estados Unidos en 2018 deportó a un total de 879 nicaragüenses. El pico más alto de los últimos tres años fue en 2019 con cerca de 2,240 deportados hacia Nicaragua y en 2020 la cifra descendió hasta 1,416 deportados.

Castillo es tajante respecto a los peligros que se puede encontrar una persona que va sola o acompañada por un traficante de personas hacia Estados Unidos.

“Es triste, la gente se va por veredas. Vende la casa y todo lo que tiene y se encuentran robo de niños, abusos sexuales, trata de personas, explotación sexual, esclavitud y secuestros para venta de órganos. Hay historias horribles de buses completos que desaparecieron”.

Infografía: Luis Gozalez/LA PRENSA

Aunque ella entiende de cierto modo que cuando el hambre toca la puerta, las deudas se acumulan y se suman las amenazas y la persecución de la dictadura de Daniel Ortega. “La gente no escatima en proteger su vida y la de sus familias”.

Acnur, la agencia de la Naciones Unidas para los refugiados, ha expresado que los nicaragüenses necesitan protección internacional de las graves violaciones a los derechos humanos de las que son víctimas y no sean devueltos al Nicaragua.

“Estamos pidiendo un tratado de protección especial para Nicaragua. Nos hemos reunido con la vicepresidenta de Costa Rica, y se le han enviado cartas al presidente Biden”, confiesa Castillo.

Veintidós días o más

Veintidós días —dice el coyote entrevistado— puede llegar a durar el trayecto desde Nicaragua hasta Estados Unidos.
—Entonces, ¿de dónde sale el microbús? —le pregunto.
—Yo voy a andar por Managua haciéndome la prueba del covid y poniéndome la vacuna. Pero eso es en Estelí.

El trayecto más cómodo incluye comidas, bebidas, se viaja en vehículo desde Nicaragua, pasando por Honduras, Guatemala, luego por Miguel Alemán, municipio de Tamaulipas, luego se cruza el río Bravo y se llega a la zona de McAllen. Todo esto según la palabra del coyote. Sin nada que lo confirme o respalde y sin ningún detalle. Incluso habla de que se duerme en hoteles durante el trayecto. Nada de esto está confirmado.

Infografía: Luis Gozalez/LA PRENSA

Una vez cruzado el río se va en camioneta hasta un lugar que no quiso precisar, para finalmente caminar dos noches seguidas durante ocho horas. “En el día se descansa y ya estás en una zona segura”.

—¿Y qué necesito para el viaje? —le consulto.
—Tu cédula o pasaporte. Unas tres mudadas con la que llevas puesta, tus cositas personales, unos buenos zapatos, tu teléfono, el dinero y nos vamos.
—¿Qué tan peligroso es el viaje?
—Fíjese que lo peligroso siempre se da en la frontera y todo el recorrido. Eso pasa con la gente que anda “chapulineando” (brincando) y no se pegan al cartel y los mismos Zetas les ponen duro el castigo. Como le digo, si usted va a llegar hasta el sueño americano, eso ya solo Dios lo sabe.

Cárceles

Cuando los migrantes son entregados a las autoridades, son encerrados en unos “centros de detención” que prácticamente son cárceles. La mayoría están en Texas y Arizona. No hay un número exacto de nicaragüenses que ingresaron en los últimos meses a Estados Unidos, pero según Castillo son más de cuatro mil. Se desconoce su situación actual y qué cantidad está en esos centros. Lo que se sabe es que hay muchos estudiantes, antiguos funcionarios del Estado, líderes opositores, médicos y campesinos.

Aumento brutal

Números oficiales del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos reportan que de enero a mayo de 2021 la cantidad de nicas capturados mientras cruzaban ilegalmente la frontera de ese país aumentó en 669.9 por ciento.

Solo en enero fueron detenidos 575 nicaragüenses que cruzaban de forma irregular, mientras que en mayo la cifra fue de 4,427.

La Prensa Domingo frontera migrantes Nicaragua Premiun archivo

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