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Si hay voluntad, hay esperanza

Hay un conocido proverbio español que dice: “El amor y el interés fueron al campo un día, pero pudo más el interés, que el amor que le tenía”. Eso que sucedió en la imaginación de algún poeta, es lo que acaba de ocurrir en Nicaragua con el comportamiento de los dos bloques principales de oposición, en lo relacionado a la unidad de las fuerzas democráticas, para enfrentar con la seguridad del triunfo el próximo 7 de noviembre al binomio dictatorial de los Ortega-Murillo.

Como en el drama shakesperiano se pasaron meses y meses anunciando la ansiada unidad por su amor a Nicaragua, mediante un torrente de “palabras, palabras, palabras” que resultaron huecas y sin sentido, para culminar el 12 de abril pasado con el anuncio —que si no fuera tan trágico movería a risa— de que la tal unidad no se pudo realizar aduciendo fútiles pretextos que reflejan la amarga realidad de los intereses creados.

Es obvio que al asumir esa desacertada posición, prevaleció el interés de los grupúsculos, más interesados en medrar y ver qué agarran, antes que los supremos intereses nacionales. Pero como decían nuestros abuelos: “Mal paga el diablo a quien bien le sirve” pues no tardó el binomio dictatorial en demostrar, una vez más, sus pretensiones totalitarias cancelándoles la personería jurídica al PRD, que tan bien les había servido. Ojalá que esta arbitrariedad del régimen contra el PRD les sirva de lección para acciones futuras.

En consecuencia, la pregunta es: ¿Qué vamos a hacer ese 70 % de nuestra población que no tenemos partido y que llenos de fe y esperanza depositamos nuestra confianza en una dirigencia opositora unida y que por razones inconfesables nos han defraudado? Recordemos que en el fondo de la Caja de Pandora, después que salieron todos los males, quedó siempre viva la esperanza. Estamos a cinco meses del día “D” en que quiera o no la dictadura tendrá que permitir elecciones libres y transparentes. Tiempo suficiente para salir del atascadero, si hay voluntad de hacer las cosas como se debe. hay un clamor profundo que cada día se extiende más por el mundo: ¡Elecciones libres en Nicaragua! Las organizaciones de mayor pujanza mundial (ONU, OEA, UE) así lo demandan y el pueblo de Nicaragua así lo quiere.

Es en esta coyuntura histórica en la que la Comisión de Buena Voluntad (CBV) ampliada (en Managua y en los departamentos hay muchas personas honorables que estarían dispuestas a prestar su concurso con este propósito) podría jugar un papel de primer orden. Esta comisión de acuerdo con los 11 o 12 precandidatos presidenciales, incluyendo a Cristiana Chamorro que no pertenece a ningún bloque, deberá convocar a una elección primaria para presidente y vicepresidente y el que resulte ganador en el cargo respectivo deberá ser apoyado por todos. Tengo entendido que esto ya está contemplado en el documento Nicaragua Primero ya firmado por los precandidatos. Sobre la personería jurídica, para su inscripción en el Consejo Supremo Electoral se debe seguir presionando sobre las reformas electorales o llegar a algún acuerdo con uno de los micropartidos que ya la tienen.

Es muy difícil pedirnos a los nicaragüenses, bajo las actuales circunstancias, que seamos optimistas frente al porvenir. Navegamos en un mar de dificultades y los escollos parecen infranqueables. Definitivamente, nunca está más oscuro que cuando va a amanecer. Me comunican, por ejemplo, la amenaza que pende sobre las cabezas de tres miembros de la familia Chamorro: Cristiana, Juan Sebastián y Carlos Fernando. Mi solidaridad para con ellos y para con sus familias. Eso refleja el miedo que tiene el binomio dictatorial a estos nuevos valores de nuestra política nacional que, fieles a sus inmediatos antepasados, no claudican en la lucha por la democratización de Nicaragua. Es oportuno recalcar, también, que no estamos solos. En los próximos meses tendremos mas presión internacional (Ley Renacer, revisión del Acuerdo con la UE y varias cosas más) además que conforme se vaya acercando el 7 de noviembre la presión interna se acrecentará.

¡Así es que ánimo, compatriotas! Las tiranías, en los anales de nuestra historia, nunca han prevalecido y la que aún nos oprime, también inexorablemente tendrá que desaparecer.

El autor es periodista y secretario general de la Asociación de Nicaragüenses en el Extranjero (ANE).

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