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¡Vamos con todo!

No todo está dicho en el tema de las candidaturas y las inscripciones en las elecciones de noviembre en Nicaragua.

En el pasado, la Oficina de Extranjería, “Commonwealth” y Desarrollo del Ministerio del Exterior británico ha sacado notas de prensa sobre Nicaragua, entre otras cosas, lamentando las violaciones de los derechos humanos de los miskitos y otras etnias del Caribe nicaragüense, particularmente en manos de colonos del lado del Pacífico.

El 7 de los corrientes, la misma oficina sacó un Comunicado de Prensa sin precedentes, expresando la preocupación del Reino Unido sobre “la aprobación el 4 de mayo pasado, de una reforma legislativa que negará a los nicaragüenses la posibilidad de tener elecciones competitivas y libres”.

“La reforma posibilita la inhibición de candidatos, asigna a la Policía poderes inapropiados y coarta la celebración de reuniones y eventos de campaña de la oposición; no establece procedimientos claros para la información de los resultados y no permite la observación nacional e internacional de las elecciones”.

El comunicado continúa diciendo que la reforma se hace con la deliberada intención de negar el voto a los nicaragüenses y no contribuye al clima necesario para tener elecciones libres.

A primera vista parece ser uno más de los muchos comunicados lamentando la situación de Nicaragua, que acumulados, se pueden convertir en una pared de los lamentos.

Una Segunda Mirada™, sin embargo, nos permite recordar que el Commonwealth se compone de 54 países, ex Colonias Británicas, cuya mayoría tiene a la Reina Isabel de Inglaterra como jefe de Estado. Las declaraciones de la Oficina de la Commonwealth, aunque no tan directamente como las de la Secretaría del Commonwealth, tienen un enorme peso moral y político para los jefes de gobierno de los países miembros, entre los que se incluye que en el hemisferio occidental incluyen a Canadá, Belice, Antigua y Barbuda, Las Bahamas, Barbados, Dominica, Grenada, Guyana, Jamaica, Saint Kitts-Nevis-Anguila, St. Lucia, St. Vincent and the Grenadines, y Trinidad y Tobago, o sea trece países miembros de la OEA.

La intervención de Sir Ronald Sanders, embajador de Antigua y Barbuda durante la reunión del Consejo Permanente del 12 de los corrientes, hablando en nombre del Caricom y en total acuerdo con la intervención del embajador de St. Lucia, condenando ambos la contrarreforma electoral en Nicaragua, es un parteaguas que representa por primera vez a uno de los miembros del Caricom, que normalmente se abstienen, pronunciándose con tanta vehemencia en contra del régimen nicaragüense.

Durante las sesiones en las que no hay votación, y a falta de instrucciones al contrario, muchos embajadores, diplomáticos de carrera de cancillerías prestigiosas como la “Casa Amarilla”, Itamaratí o Torre Taglia se limitan leer discursos preparados de antemano que tocan los puntos de agenda, pero sin la vehemencia acostumbrada cuando hablan los cancilleres o los embajadores políticos que improvisan antes de una votación importante.

Un buen ejemplo fue el “discurso con análisis” del embajador de la República Oriental del Uruguay, que, sintiendo el cambio de rumbo en el Caribe y en la correlación de fuerzas, trata de advertir al régimen que llegó la hora de negociar, porque continuar la negativa a permitir elecciones libres le puede costar sanciones en las siguientes reuniones sobre el caso de Nicaragua, que él considera vendrán con fuerza cada vez mayor.

Finalmente, el secretario general Almagro que dispone de un gran olfato político, también arrió velas para aprovechar los nuevos vientos, e intervino con un discurso lapidario, condenando al régimen con más fuerza aún que la que ha usado para referirse a la dictadura de Maduro, citando partes de la Carta Democrática, correspondientes unas al artículo veinte y otras al artículo veintiuno. Poniendo palabras en su boca, Almagro dijo: ¡Vamos con todo!

La refriega preelectoral en Nicaragua no ha terminado con el fracaso de la unificación, de hecho, se traslada a otro teatro, y si por la víspera se saca el día, apenas empieza.

El autor fue canciller de Nicaragua 2002-2007

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