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Santos Jarquín y su habilidad para alterar el ritmo con sus disparos

Santos Jarquín tiene múltiples recursos en su repertorio, pero echa mano de su fortaleza, solo si se ve amenazado en un partido

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A inicios del año 2002, los Yanquis deseaban firmar a Franklin Sánchez, en aquel instante un flaco y espigado lanzador derecho del San Fernando, con una curva de arco grande, velocidad aceptable y un cambio fenomenal.

Cuando el supervisor de los Yanquis, Ricardo Heron, observó a Sánchez no pareció muy impresionado. Su recta se mantenía en 82-83 millas, aunque dominaba con sus mezclas. Sin embargo, el juego se le complicó en el sexto.

Fue entonces cuando lo anticipado sobre Franklin pudo verse en el terreno. La recta pasó de 83 a 87 millas, la curva parecía descender con más brusquedad y el cambio, dio la impresión de detenerse a medio camino.

El derecho de Las Flores resolvió la amenaza y se dirigió hacia un triunfo contra el Bóer. Una semana después, a sus 18 años, estaba firmado y aunque tuvo cifras llamativas en Dominicana, su velocidad no creció más.

Eso que sucedía con Sánchez, también ocurre con el joven Santos Jarquín, el lanzador sensación de los Indios del Bóer. Dosifica sus recursos. Y solo se emplea al máximo cuando ve amenazas a su alrededor.

“Si usted se fija, la mayoría de sus ponches son con sus rectas. Es que cuando ve que hay peligro, le pone más. Si no, se las arregla con lo que tiene y sale adelante”, señala Domingo Moreno, coach de pitcheo de los Indios del Bóer.

Jarquín ha logrado agregar su nombre junto a leyendas como Antonio Chévez y lanzadores respetables como el chontaleño José David Rugama y Róger Marín, quienes también forjaron tres no hitters en sus carreras.

La diferencia es que Santos solo tiene 21 años y todo un mundo por delante. Este sábado enmudeció al ataque de Carazo, en ruta a un triunfo 3-0, con 12 ponches, aunque con seis bases por bolas en siete innings de labor.

Antes, el 17 de mayo de 2020, Jarquín le lanzó sin hit ni carreras al San Fernando. El partido quedó 1-0, en medio de cuestionamientos por la presencia de algunos lanzadores en el campo, porque Masaya estaba incompleto.

No obstante, el pasado 8 de marzo, Jarquín anuló al explosivo line up de la Costa Caribe, completo, con todos sus artilleros y les ganó 2-0, con otros 12 ponches y cinco bases por bolas, para sumar tres faenas de oreja y rabo.

No hay manera de restarle méritos al trabajo de Santos. Si fuera tan fácil hacerlo en siete innings, pues debería haber no hitters más seguidos. Y sus rivales (Costa, San Fernando y Carazo) no son fáciles. Hay que trabajar duro.

Jarquín tiene marca de 3-2 y 1.35 en este Pomares, con 56 ponches en 41.1 innings. En su carrera, iniciada en el 2017, siempre con los Indios, acumula 7-3, con 138 ponches en 119.1 entradas.

No sabemos hasta dónde va a llegar Jarquín, pero está haciendo cosas dignas de ser admiradas y valoradas. Cada vez luce mejor, sobre todo en su habilidad para alterar el ritmo y anticipar el peligro.

Al igual que Sánchez, Jarquín se dosifica muy bien y echa mano de todo lo que tiene, solo si se ve amenazado. Se ha vuelto un experto sacar de balance a sus rivales con una habilidad llamativa.

Además de su recta respetable, Jarquín trabaja con su sinker, que todavía no es un disparo confiable, a diferencia de su curva y cambio, que los maneja con mayor precisión hasta el momento.

Edgard Rodríguez está en Twitter: @EdgardR 

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